Germán Salto ha conseguido con su tercer disco una unanimidad crítica muy meritoria. Ha aparecido prácticamente en todas las listas de mejores discos nacionales. Desgraciadamente el gran público todavía no se ha enterado, y apenas 80 o cien personas se acercaron a La Textil para degustar su mágica propuesta.
En 2015 debutó con un precioso y misterioso disco, el del gallo en la portada, sin más créditos. Un disco repleto de melodías, mucho Folk, algo de Rock, y sobre todo grandes canciones. Dos años después nos sorprendió con su segundo disco, Far from the echoes, al que además de las mimbres del primero le endosó una carga de Rock progresivo tan fresca como inesperada. Con su tercer disco ha subido la apuesta progresiva, rockera y Pop. Además con una producción preciosista y barroca a cargo de Íñigo Bregel que ha sido todo un acierto. Ha cambiado el inglés de sus dos primeros discos por el castellano, y lo ha hecho con naturalidad y sin estridencias. De hecho, y aunque sus actuales directos se basen en su disco en castellano, se intercalan algunos de sus temas en inglés y fluyen con total naturalidad.
Pude disfrutar de su directo el pasado mes de Septiembre en el festival Altaveu de Sant Boi. Ofreció un buen concierto, pero se notaba que faltaba un poco de rodaje. Apenas cuatro meses después, la banda sonó como un cañón, perfectamente engrasada. Y eso hizo que a Germán se le viera un poco más relajado.
Alberto Anaut y Manu Garaizabal estuvieron brillantes a las guitarras y a los coros, Pablo Solo e Íñigo Pilatti formaron una sección rítmica de primera y Mamen Martínez mostró solvencia y tablas a pesar de llevar poco tiempo en la banda. Germán utilizó principalmente la acústica, pero se adornó también con la eléctrica y la de doce cuerdas.
Comenzaron con el Vals, seguido de Nada que hacer, Fija en la pared, Between the lines, Arder, humo y desaparecer, Cuando no tenías sed. Un punto de nostalgia con temas como Till the morning, Everything, Home again o una versión de Girl entre su irresistible melodía Pop y desarrollos guitarreros dignos del mejor Rock sureño. Temazos del nuevo disco como No y una coreada Solo el tiempo, guiños al No matter what de Badfinger, y una gran versión del I want you bad de NRBQ. Eclecticismo, preciosismo y emoción.
Conozco gente que sólo disfruta de alguna de las facetas musicales de Germán , pero a la que les cuesta aceptar al resto de sus influencias. Yo no tengo ese problema, y me encanta esa mezcla tan personal de melodías Power Pop, ensoñaciones Country Rock, Rock progresivo y armonías vocales y orquestales dignas de los Beach Boys o Burt Bacharach.
Ojalá Germán siga tan valiente y mucho más público descubra su música, merece mucho más reconocimiento del que tiene en la actualidad.
La sala sonó muy bien, como siempre, y nos sentimos cómodos y entre amigos. Habrá que volver pronto.
Mr. Sheep
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