Little Steven and the
Disciples of Soul tocando en una sala como Razzmatazz. 15 músicos en escena y
dos horas y tres cuartos de concierto convertido en Tour de force y clase magistral sobre la historia del Rock,
y más concretamente sobre la historia del sonido de Nueva Jersey, ese Jersey
shore tan particular que tiene en Bruce Springsteen a su tótem más visible, a
Brian Fallon como discípulo más aventajado, y a Southside Johnny y Gary US Bonds, junto al propio Little Steven como padrinos.
Hace unos años un amigo
me decía que no soportaba el sonido de Springsteen con la E Street Band, porque
era como una maraña sonora en la que todos los instrumentos tocaban a la vez
todo el rato, y le cargaban al no poder centrarse específicamente en ningún
instrumento en particular. Para mí esa es la clave de su sonido, todos los
instrumentos al servicio de una canción y formando parte de un todo
indivisible. El concierto de Little Steven and the Disciples of Soul fue una
clase magistral de ese tipo de sonido. Marc Ribler a la guitarra, Jackie
Perkins, Sara Devine y Tania Jones a los coros y bailes exóticos, Andy Burton al órgano, Lowell “Banana”
Levinger al piano, Jack Daley al bajo, Rich Mercurio a la batería, Eddie Manion
como saxo barítono, Stan Harrison como saxo tenor y flauta, Clark Gayton al
trombón, Ravi Best y Ron Tooley a las trompetas y Anthony Almonte a la
percusión. Una superbanda que sonó compacta y arropó perfectamente a un Steve
Van Zandt al que se le vio feliz y disfrutando del show casi tanto como al
público.
El concierto comenzó con
un bonito homenaje a Tom Petty, Even the losers rompió el fuego en un concierto
basado en el Soul con temazos como Soulfire, pasando por el Blues con el Blues
is mybusiness de Etta James, el Reggae
con I am a patriot, el Blaxploitation Soul con el tema principal de El padrino
de Harlem de James Brown, el Doo wop con The city weeps tonight y el Rock más
enérgico con temas como Salvation o Forever. Hasta hubo tiempo para acordarse
de los Ramones y de que estamos cerca de la Navidad con un bonito Merry
Christmas ( I don’t want to fight tonight). Southside Johnny en el recuerdo y
largos y didácticos parlamentos en los que nos explicaba lecciones de historia
del Rock. Nos habló del DJ Alan Freed y su labor de divulgación de la Black
music para el público blanco; también de Marvin Gaye, The Miracles o de David
Ruffin y los Temptations. Estuvo ingenioso, divertido y acabó cansado pero visiblemente
satisfecho. Especialmente brillante en la versión de Ride the night away de
Jimmy Barnes, Bitter fruit y el I don’t want to go home de Southside Johnny.
Excelente concierto, por
momentos era como asistir a las clases de la “Escuela emocional del Rock”, que
imparte en Bilbao el gran Joserra Rodrigo, pero con la música de una banda de
15 miembros tocando en vivo la lección. Quizás la parte reggae se me hizo un
pelín larga y me hubiera gustado algún ramalazo más Punk, que se hubiera
acordado de algún tema del disco de Demolition 23 o algo así. Pero no me puedo
quejar porque me lo pasé en grande. Little Steven me ofreció mucho más de lo
que esperaba, y eso que el disco Soulfire me había gustado mucho.
Por cierto, ya que me he acordado de Joserra Rodrigo en esta crónica, todos los amantes del Rock y de la literatura sobre el Rock tienen una cita el próximo 4 de Enero en la tienda de discos Revolver de Barcelona, donde se presentará el libro Pasión no es palabra cualquiera. Un libro sobre música auténtica y real que en realidad habla sobre la vida misma. Cita ineludible.
Nueva visita a Barcelona de Morgan cerrando la gira de presentación de North, único y espléndido disco hasta la fecha de la banda madrileña. Tras su paso por el teatre Grec este mismo verano, no esperábamos volver a verlos tan pronto. ¿Agradecimiento, tal como no se cansó de repetir la cantante Nina?¿O tal vez estirar la gira aprovechando que el boca a boca de su enorme calidad ha corrido como la pólvora? En cualquier caso, estamos encantados con la visita.
Para no repetir nuestra anterior crónica, deciros que casi calcaron el repertorio: no olvidemos que sólo tienen un largo en el mercado, que amplían en el escenario con algun tema desechado, algún solo del excelente guitarrista Paco López (¿una variación del de November Rain de Guns'n'Roses?) y muchos simpáticos comentarios de Nina entre canción y canción.
Esta vez no vinieron acompañados de sección de viento, pero la mezcla de rock, soul e incluso funk sonó igualmente bien en el repleto (sold out) Centre Artesà Tradicionàrius. Excelente acústica, por cierto. Y público entregado de antemano y con las canciones bien aprendidas, especialmente las cantadas en castellano.
Puestos a mejorar, quizás la disposición que tienen en el escenario, con todos en semicírculo y muy estáticos no parece la más adecuada. Cierto que transmite eso de que cualquier-miembro-de-la-banda-es-importante. Pero...no nos engañemos: aunque todos lo hacen verdaderamente bien, es Nina la que hipnotiza con su voz. A la que coja el centro y ejerza de front-woman hará lo que quiera con el público. Algo así como una Imelda May nacional en potencia.
Da gusto pensar que algo se mueve en el envejecido mundillo del rock en nuestro país y que jóvenes como Morgan o Joana Serrat parecen asegurarnos buenos momentos futuros al respecto.
Por último destacar a los teloneros Chivo Chivato, quien con solo guitarra y contrabajo, una voz parecida a la de Rosendo y unas letras punzantes, derrocharon buen hacer. Desplegaron actitud, buen humor y un puñado de agradables canciones que nos hicieron disfrutar como antesala al excelente concierto de Morgan.
Y ahora, a esperar el segundo disco de la banda y que se confirmen las altas expectativas.
El concierto de Salto en
la sala Sidecar llevaba marcado en rojo en mi calendario musical desde que lo
vi anunciado. Le tenía muchas ganas después de no haber podido verle el año
pasado, ya que desde que escuché su primer disco me tiene encandilado.
Su soberbio
disco de debut ha estado presente en mi menú musical desde que cayó en mis
manos, y su sorprendente segundo disco sigue el mismo camino. En Far from the
echoes continua con esa querencia por las melodías y las harmonías vocales que
tan bien exploró en su disco del gallo, pero aquí va un paso más allá y se mete
en terrenos psicodélicos para juguetear con lo progresivo y llevar las
guitarras a echar fuego. Es un disco que necesita que le prestes atención y que
gana mucho con cada nueva escucha. Todo un acierto.
La pobre entrada a la
hora del concierto me hizo temer por su celebración, pero la verdad es que para
cuando salieron a escena la sala presentaba una media entrada repleta de
fanáticos de su música. Por supuesto merece mucho más, pero esperemos que poco
a poco el boca a oreja y una mayor presencia en medios especializados le haga
ampliar su base de seguidores.
6 músicos en el minúsculo
escenario del Sidecar tienen que hacer verdaderos esfuerzos para no estorbarse,
y eso hizo que al principio a Germán se le viera un poco tenso, pero poco a
poco y con ayuda de algún que otro Johnny Walker se fue soltando para acabar
visiblemente satisfecho.
Le acompañaban
Juan Utah al bajo, Gaby Planas a la batería, Willy Planas al teclado y Pere
Mallén y Manu a las guitarras. Germán sólo soltó la acústica ocasionalmente,
como en la incendiaria versión del Down by the river de Neil Young.
El repertorio repasó los
temas de sus dos discos con maravillas
como Girl, Til’ the morning, Ernie the falconer, Everything, Home again, Her
man, Moving, It’s all about you, Haters, con momentos más calmados como Mary o
la preciosa Hopefully e incluso cayó algún chiste, aunque en esa faceta hay que
mejorar un poco.
Conseguir un sonido
propio a partir de mimbres tan dispares como The Jayhawks, Neil Young, BigStar, Brian Wilson, The Doors, la psicodelia californiana y esas maravillosas
guitarras dobladas a lo Allman brothers no es sencillo, Germán Salto lo
consigue con una naturalidad sorprendente. Ya estamos deseando verle de nuevo.
Sólo un “pero”, verle con
Nina de Juan, de los Morgan. Aunque mañana podremos verla a ella junto a su
banda en el Centre artesà Tradicionàrius.
Mr. Sheep
Me he tomado la libertad de tomar prestado este video de los geniales TwoBaskos, y así les apremio para que se den prisa en acabar la película sobre El último vals de Frías.
Sábado 18. Un triste día en el que nos tocaba despedir a otro de nuestros héroes, en este caso Malcolm Young. Ya sabemos que es algo inevitable, pero la sangría resulta dolorosa. Y lo que queda por venir en los próximos años da miedo. En fin, hasta siempre y muchas, muchas gracias por todo, Malcolm.
La vida sigue, y horas más tarde nos plantábamos en la sala grande de Razzmatazz para ver a alguien radicalmente distinto a AC/DC. Father John Misty, o lo que es lo mismo, Joshua Tillman, ex batería de Fleet Foxes con una interesante carrera, musicalmente bastante inclasificable, en mi opinión.
Para abrir la noche, la joven Natalie Mering, conocida como Weyes Blood, que preparó el ambiente con su Pop etéreo y envolvente, y que creo recordar que este año formó parte del cartel del PrimaveraSound. No suena mal, tiene buenas canciones, como Seven words o Generation why, pero a mí personalmente me deja un poco frío. No acaba de ser lo mío.
Con la bella Pure comedy dio inicio al concierto Josh Tillman, rodeado de una numerosa y solvente banda. Sonido nítido y bonita puesta en escena, con proyecciones y un juego de luces espectacular, además de un Tillman teatral, de gran voz y casi siempre con la guitarra acústica en sus manos. Debo decir que en ocasiones me recuerda a Rufus Wainwright, aunque no sé si es únicamente una percepción mía. Más temas: Ballad of the dying man, el coreado When you're smiling and astride me, The night JoshTillman came to our apt., en el que vimos el divertido vídeo en el que él liga...¡con él mismo! Ya en la recta final, Bored in the USA, el rockero I'm writing a novel o el mesiánico I love you, honeybear, con el que llevó al éxtasis a una entregada audiencia para que reclamara el bis con pasión. Bis formado por Real lovebaby, Holy shit y The ideal husband, tras el que se marchó llevando consigo un muñeco de Father John Misty que le entrregaron desde las primeras filas (???) Y sí, también sonó True affection, tema Dance que no soporto y que considero que sobra totalmente, tanto en disco como en directo.
Aproximadamente hora y media notable con un músico que parece que cada vez se está haciendo más grande. Veremos a ver hasta donde llega.
Minifestival en la noche barcelonesa a cargo de 4 bandas de unidas por lo que se ha dado en llamar New Prog o Prog Rock. Para los que no os suene, decir que bajo esta denominación podemos encontrar sonidos del Rock Progresivo tradicional (Yes, Rush, Marillion...) , mezclados con cosas tan diversas como el Free Jazz, la música experimental o incluso el Hardcore. Un batiburillo a veces indigesto, pero que me resulta estimulante por la intención de explorar nuevas propuestas no trilladas. Y ya os avanzo que algo de todo esto encontramos en las bandas que un Bikini lleno ofreció este viernes.
Abrieron los noruegos Astrosaur presentando su debut Fade in //Space out, un àlbum de corte instrumental con largos desarrollos con la guitarra en el centro. Posiblemente el grupo que más se acerca al Rock Progresivo tradicional que aquí cultivan grupos como Toundra. A pesar de algunos tramos agradables, personalmente este tipo de propuestas me cansan y, en todo caso, me parecen más disfrutables tumbado con los ojos cerrados que en un escenario. La ausencia de voces y sobretodo de estribillos claros hacen que me resulte difícil seguirlos. Aún así, mis respetos.
Para continuar los australianos Alithia defendieron su música "astral space rock" y su último largo llamado To The Edge of Time que anuncian con un pomposo "Prepare for a journey into the exploration of the unlimited possibilities of the mind..." Como podeis suponer aquí entramos en la variante más indigesta y extraña de la noche. También como los anteriores canciones de más de 8 minutos, pero con melodías complicadas y picos emotivos demasiado alargados. A mi me sonaron a invocaciones sacadas de un éxtasis religioso alrededor de un fuego sagrado. O algo así. A pesar de su encomiable desempeño, siento decir que no entendí nada.
Es de agradecer que las esperas entre grupos no se hicieron muy pesadas gracias a la diligencia de los roadies, rápidos en los cambios de escenarios. Hay que tener en cuenta que un viernes laboral las fuerzas andan justas y después de las 2 "difíciles"bandas vistas, el desánimo estaba cundiendo en mi. Por suerte la siguiente banda, Agent Fresco, subió notablemente el listón. Con 3 discos a cuestas y ya un cierto nombre en el panorama del Math Rock (otra variante del Rock Progresivo cuya característica principal es la distorsión de ritmos y estructuras), los islandeses demostraron tablas y buen hacer con los instrumentos. Parte del muy numeroso público ya conocía su repertorio así que desde el principio hubo bastante comunión con el respetable. Apoyados en el virtuoso cantante Arnór Dan Arnarson, capaz de llegar a unos agudos impensables, sonaron fenomenal, especialmente sus singles "Eyes of Cloud Catcher", "Howls" y la grandísima"See Hell". En el debe, contabilizar una iluminación poco acertada, siempre trasera y demasiado oscura que no permitía observar adecuadamente las evoluciones de los integrantes del grupo excepto las del batería de impronunciable nombre Hrafnkell Örn Guðjónsson con sus melenazas al viento. Y bueno...un buen frontman siempre se las apaña para superar estos inconvenientes: había que ver al cantante cuando abordó The Autum Red, con la que cierran los conciertos, cruzando la platea hasta encaramarse a la mesa de sonido mientras sus compañeros atacaban sin piedad el enorme final de la canción. Grandes y a la espera de más material suyo.
Y por fin llegamos a los cabezas de cartel de la noche, precedidos por una larga e interesante introducción a cargo del violonchelista Raphael Weinroth-Browne que más tarde intervendría en algunas canciones. Unos Leprous ya consolidados tras sus 4 primeros álbumes, muy bien recibidos por la crítica especializada. En su ¡cuarta visita! a la ciudad este año, vienen a presentar no obstante el novisimo Malina. He de confesar que me presento al concierto sin los deberes hechos, habiendo escuchado únicamente sus singles From the Flame y Illuninate. Parece ser que en la concentradísima gira que estan realizando (mes y medio a concierto por día, por toda Europa, sin descanso) no repiten repertorio, lo cual por una parte es de agradecer pero por otra me asegura que se dejaran canciones de mis preferidas. Y efectivamente se confirma cuando no tocan mis queridas Red, Moon, Rewind, Forced Entry, Restless, Billateral, Foe, Contaminate me... Una pena. Y reconozco el gancho de los 2 singles antes comentados pero el resto de nuevo material no me acaba de convencer. Por suerte suenan The Flood o Third Law, algo es algo, en un decepcionante concierto en líneas generales. Como digo principalmente por el repertorio escogido, pero hay más: el tema de la iluminación se repite y agrava con Leprous. El sonido no es demasiado espectacular comparado con el de sus discos, siendo especialmente poco definido el bajo. No hay bises (aunque tampoco el público se lo gana). La actitud...sin ser mala, no los veo salir a matar, algo normal si se atiende a su calendario o a las veces que han venido este año por aquí. Y por último, pero no menos importante, ¿qué pasa con el batería Baard Kolstad? He de decir que uno de los principales reclamos para mi era ver en directo a este "pulpo humano" y que hay composiciones que parecen diseñadas para su lucimiento. Pues bien: apartado a una esquina del escenario, casi tapado por las pantallas y especialmente mal iluminado...¿se ha peleado con el resto de la banda?
No quiero sonar exagerado, el concierto fué correcto pero yo tenía unas expectativas ciertamente altas por lo oído en estudio. Esperemos que en futuras ocasiones las sensaciones sean otras.
En resumen una noche dispar, donde me quedo con Agent Fresco deseando poder verlos solos algún día.
Una vez más nos dirigimos a la sala con la mejor programación de Barcelona, en esta ocasión para ver a The Piggyback Riders, un combo de Country Rock sueco-inglés, en palabras de Sulo Karlsson, su cantante. A Sulo ya le hemos visto unas cuantas veces por aquí, cuando formaba parte de DiamondDogs o, un par de años atrás, al frente de The Crunch, otra de sus múltiples aventuras. Esa última vez también vimos acompañándole a la cantante Iddle Schultz, que forma parte de los Riders junto al bajista Stefan Bellnäs, el batería Johan Hakansson y, atención, el mítico guitarrista británico ChrisSpedding, cuyo instrumento ha acompañado a decenas de músicos reconocidos, como Tom Waits, Willy DeVille, Paul McCartney, Bryan Ferry y un largo etcétera. Sin olvidar su longeva carrera en solitario o en bandas como Sharks, por ejemplo. Todo un lujo tener a una leyenda así tocando a escasos centímetros de nosotros.
Podemos decir que el concierto estuvo dividido en varias partes diferenciadas. La primera se sustentó en el reciente álbum editado por la banda, el adictivo Midnight at the tenth of always, con temas como Cuts both ways, el delicioso Brighter light, Hardly satisfied o Rock upon the waves. Con Sulo bromeando sobre la actual situación política que estamos viviendo por aquí, combinándose a las voces con Iddle, y con Spedding leyendo la música en un atril (curiosa imagen). La segunda parte fue el momento del veterano guitarrista, con tres temas seguidos de su carrera en solitario, concretamente Silver bullet, el tremendoWild in the street y Motor bikin', que nos encandilaron a todos (y aquí no fue necesario el atril, después de cuarenta años tocándolos se los sabía de memoria). Y la parte final fue la parte en la que hubo un poco de todo. Más canciones del disco, como Whispering shadows o Keep your heart alive; más canciones de Chris Spedding, como ese Guitar jamboree en el que homenajea a unos cuantos héroes de la guitarra (Hendrix, Townshend, Clapton, Page...); canciones de la carrera de Sulo, como esa Every little crack, de Diamond Dogs, y alguna versión, como esa maravilla de Kris Kristofferson llamada Help me make it through the night, que significó un bellísimo colofón a la noche. Rock'n'Roll con mayúsculas a cargo de grandes músicos. Una velada especial, sin duda.
Si un músico debuta discográficamente de la mano de un primera espada como Ry Cooder significa que la cosa pinta bien. Eso es lo que ocurrió con Sam Outlaw y su primer trabajo, Angeleno, una delicia de disco publicada dos años atrás y que contaba con el mítico guitarrista californiano como productor, además de participar también como músico tocando varios instrumentos. Ahora ya con un segundo trabajo, Tenderheart, de este mismo año, Sam Outlaw es toda una realidad del Country (Country moderno o californiano lo llaman, por mi parte ni idea de cómo hay que llamarlo), pero que no se limita únicamente a ello, y en su música encontramos también Folk, Rock de raíces o incluso aires mexicanos en algún tema.
Como telonera ejerció Michaela Anne, de la propia banda de Sam pero también con carrera discográfica propia. Bonitas canciones y una voz prodigiosa se bastaron para ganarnos a todos y hacer que nos interesemos por su música. Tocó ella sola y en algunos momentos se acompañó de algunos miembros del grupo dejando un muy buen sabor de boca entre el público.
Más tarde, y ya todos sobre el escenario (¡siete personas!), la noche salió redonda, bordando Sam y los suyos un concierto espléndido. Grandes temas sonaron en Rocksound, como Who do you thinkyou are? (¿hablábamos de México?), Diamond ring, Ghost town, All my life o Trouble, destilando entre todos clase y también buen rollo en escena, destacando la voz y la simpatía del señor Outlaw. Y el final, para el recuerdo, con Sam y la guitarrista y corista Molly Jenson metidos entre el público, sin micros y con las guitarras desenchufadas cantando varios temas entre el delirio general.
Lo llamarán Country moderno o lo que quieran. Para mí es música con mayúsculas y un verdadero placer para los sentidos.
Mr. Wolf
Más info en la web de Michaela Anne
Más info en la web y el Facebook de Sam Outlaw
Siempre es un placer ver a esta banda en concierto. Era mi segunda vez con ellos, y como no podía ser de otra manera, acabé la noche igual de satisfecho que la primera. Tres personas que saben ofrecer buena música en un directo divertido, y que cuando se bajan del escenario se muestran de lo más amables y simpáticos, firmando discos, entradas y haciéndose fotos con todo aquel que se lo pida. Bien por ellos.
Ocho largos años después de su anterior visita, Rick Miller, Mary Huff y Dave Hartman volvían por estas tierras. A diferencia de aquel concierto en Apolo 2, esta vez venían ellos tres solos, sin un segundo guitarrista apoyándoles. Y la excusa, la presentación de su último trabajo, The electricpinecones, publicado el pasado año. ¿Recomendable? Por supuesto, toda su discografía lo es.
Curiosa puesta en escena, con los tres en fila al frente del escenario (aunque nunca he entendido por qué en Razzmatazz 3 no se aprovecha más y dejan tanto espacio libre entre banda y público) soltándonos noventa minutos de su particular batidora musical, en la que caben sonidos Surf, Rockabilly, Country y lo que se les ponga por delante. Así fueron cayendo uno a uno clásicos de toda su carrera, como Liquored up and lacquered down, 69 El camino, House of bamboo, Bananapuddin', Dirt track date o Cheap motels. También temas nuevos, como ese fascinante Grey skies, que sonó de manera fantástica. Gran trabajo de Rick a la guitarra, maravillosa la voz de Mary en las canciones que cantaba y perfecto Dave, de pie tras su kit de batería. Esta vez no hubo reparto de pollo frito desde el escenario, pero sí llamaron a que la gente subiera a bailar, algo que hicieron dos valientes en el momento más divertido de la noche.
Un seguro como grupo de directo. Ahora sólo falta esperar que no tarden tantos años en volver. ¡Los necesitamos más a menudo!
Son días difíciles. A la convulsa situación política que estamos viviendo últimamente en este país, con las terribles imágenes que todos hemos presenciado, ahora se une la pérdida de otro de nuestros ídolos. Para la gente que hacemos este blog, uno de nuestros más importantes ídolos. Tom Petty se ha ido, y encima a una edad demasiado temprana para hacerlo, cuando aún estaba de gira celebrando sus cuarenta años en el mundo de la música. Cuatro décadas en las que ha grabado un buen puñado de obras majestuosas, en solitario, con Traveling Wilburys, con Mudcrutch y, sobre todo, acompañado por sus Heartbreakers.
Con Mr. Sheep hablamos muchas veces sobre la fortuna que hemos tenido al poder ver en directo a muchos de nuestros héroes: Springsteen, Young, Waits, Bowie, Stones o AC/DC, entre muchos otros. Pero siempre acabamos diciendo "nos falta Tom Petty". Ya nunca podremos verlo sobre un escenario, pero eso sí, su música la seguiremos haciendo sonar en cualquier momento.
Gracias por haber pasado por nuestras vidas, Tom. Tendrás nuestro agradecimiento eterno.
¡Qué alegría volver a saber de este trío australiano! Conocí a The Casanovas alrededor de 2006 o 2007, tras la publicación de aquel tremendo All night long, disco potentísimo que me impactó enormemente y me dejó con muchísimas ganas de verlos en directo. Pero tras muchos años sin tener noticias de ellos y pensar que ya se habrían separado, reaparecieron en 2015 con Terra Casanova, su tercer trabajo, un buen disco aunque no tan espectacular como su anterior obra, claro. Y cuando supe que estaban de gira y pasaban por Rocksound, la alegría fue enorme. A por ellos. High energy Rock'n'Roll o Hard Rock son algunas de las etiquetas que recibe su música. A mí a veces me pueden recordar un poco a Hellacopters en un cruce con AC/DC. Sea lo que sea, son Rock'n'Roll de principio a fin, y eso es lo que nos ofrecen con su directo, iniciándolo a toda mecha con Nasty, Born to run, I thank you y Shake it. Les siguió Cold metal, primera referencia a su último trabajo, y otras joyas, como Heartbreaker (puro Hellacopters), He's alive o la primeriza 10 outta 10, que sirvió para que todos la coreásemos. En los bises, un inesperado Down payment Blues, de los AC/DC de Powerage (buena elección, un tema de los que no suenan siempre) o un extraordinarioJust what the doctor ordered, uno de los trallazos con los que Ted Nugent se ganó en su día el cielo.
Destacar al alma de la banda, Tommy Boyce, luciéndose con su guitarra y protagonizando posturas mil veces vistas pero que nos encantan, y cantando algunas de las canciones, aunque el bajista DamoCampbell sea quien toma el micrófono más a menudo. Les acompaña perfectamente a la batería JawsStanley, en un discreto pero efectivo segundo plano.
Hasta aquí todo fantástico, una gran noche de Rock'n'Roll, pero ahora viene algo de lo que no me gusta tener que hablar. ¿Una hora de concierto? ¿En serio? ¿No tenéis más canciones, chicos? La gente se hartó de pedir California sin ningún éxito. Yo personalmente también eché de menos Shameon you o Doghouse Blues, aunque del repertorio no me quejaré, es su elección. Pero una simple hora me parece ridículo, y no digo que no lo pusieran todo en escena, pero... ¡una simple hora!
Estamos de enhorabuena en lo que a libros de Rock se refiere. La editorial Sílex vuelve a darnos una alegría. Si hace unos meses disfrutamos con Imposible vivir así, el magnífico libro de Miguel López sobre The last waltz de The Band, ahora nos ofrecen un soberbio libro sobre The Kinks.
Atardecer en Waterloo es todo un prodigio. Iñaki García y Manuel Recio nos presentan la historia definitiva de la banda. Con un gran trabajo de documentación y con jugosas entrevistas con alguno de los principales actores de esta historia. Además, por si fuera poco, ahondan en la relación de la banda con España, y explican con todo lujo de detalles y con testimonios de primera mano, todas y cada una de las visitas de los Kinks a nuestro país.
En los bises del libro tenemos además una detallada explicación sobre su discografía a cargo de Luis Lapuente, que además de reseñar sus discos como banda nos ofrece una visión muy personal de los trabajos en solitario de los hermanos Davies.
En sus más de setecientas páginas asistimos al nacimiento de la banda, a su tortuosa relación con el éxito, a sus problemas internos, al progresivo y creciente control de Ray sobre su hermano y el resto del grupo; a su afán por reflejar un modo de vida tradicional en una cada vez más industrializada e impersonal sociedad británica, a su complicada relación con el mercado estadounidense y sobre todo a su terca y obstinada manera de construir una música que partiendo de estilos populares y tradicionales ingleses y mezclándolos con el Rock que venía de Estados Unidos, dio lugar a una de las más personales maneras de entender la música británica.
Para cualquier aficionado al Rock en general es una manera precisa y pasional de acercarse a un grupo capital en la historia de la música, y para los fanáticos de los Kinks es un libro imprescindible para conocer mucho mejor a sus ídolos. Haceos un favor y no dejéis escapar una joya como ésta.
Tarde noche amenazante de lluvia que, afortunadamente, no se llegó a producir. Un escenario bellísimo como es el del Teatre Grec. Una de las últimas revelaciones aparecidas en este país nuestro en el que la música de calidad forma parte de un reducto minoritario. Un concierto espléndido.
Los madrileños Morgan se están dando a conocer con su disco de debut, North, aparecido el año pasado. Un disco precioso en el que todas las composiciones van firmadas por Carolina De Juan, "Nina", cantante y pianista. Trece temas, doce de ellos en inglés, en el que podemos encontrar Pop, Rock, aires Soul o ritmos Funk. Muy, muy recomendable.
Como decíamos antes, el Teatre Grec es un lugar muy bonito, pero me resulta chocante que en ese escenario tan grande los músicos toquen tan al fondo, demasiado alejados del público. Un público que, si bien no llegaba a llenar la mitad del aforo, sí se mostró entusiasta y respetuoso con el grupo, algo que se agradece en estos tiempos de tertulias sin fin en los conciertos. Por cierto, también estaba prohibido hacer fotos o filmar, algo bastante inusual actualmente.
Apenas unos minutos después de la hora anunciada aparecían sobre el escenario Nina, el guitarrista Paco López, el teclista David Schulthess, el bajista Alejandro Ovejero y el batería Ekain Elorza, apoyados casi todo el concierto por Alejandro Serrano, Iván Del Castillo y Marcos Crespo como sección de vientos, lo que hizo ganar enteros al sonido del grupo. Inicio con Cold y repaso a casi todo el disco: Attempting, Goodbye, Sometimes, Praying... Tocaron seguidos el hermoso Volver y un tema nuevo también en castellano, El sargento de hierro. Nina simpatiquísima, con su perenne sonrisa y el grupo funcionando como un reloj. Para la recta final, el imprescindible Home, probablemente su mejor tema y con el que se ganaron una larga, larguísima ovación con la gente puesta en pie, al que le siguó el ritmo negroide de Thank you. En el bis, la piel de gallina con su versión del clásico de TheBandThe night they drove old dixie down, momento que también me resultó un poco triste al tener la sensación de que pocos de los que estábamos allí conocíamos esa maravillosa canción. Ya para finalizar, más belleza con Marry you, y cuando nos marchábamos, Nina y Paco salieron solos con la guitarra y sin micrófonos para cantar un bonito tema de despedida.
Fin de fiesta para una muy buena banda, que dispone del indiscutible talento de Nina al frente, con lo que esperamos grandes cosas en el futuro. Les deseamos mucha suerte.
Para una calurosa noche de julio, me parece un planazo poder ver en directo a Beth Hart, una cantante con una carrera considerable ya y a la que tenía muchas ganas de ver. Es una mujer que toca todos los palos: Rock, Soul, Rhythm & Blues (del de verdad, no del que nos venden actualmente) o Jazz. Una mujer que ha colaborado con auténticos números uno como Jeff Beck. También ha colaborado con Joe Bonamassa, aunque eso no tiene mérito, teniendo en cuenta que este tío ha tocado con todo el mundo. En Barts, dentro del marco del festival Grec, teníamos la oportunidad de presenciar su directo, creo que por primera vez por estos lares.
En un precioso escenario, y con tres músicos cubriéndole las espaldas, todo discreción ya que era evidente que casi la totalidad de las miradas se las llevaba la diva, Beth nos sedujo con su extraordinaria voz. Probablemente sea una de las cantantes blancas más claramente bendecidas con voz de negra. En estos momentos, sólo se me ocurre la gran Ann Wilson, de Heart, como posible comparación. También tocó el piano y la guitarra acústica, y todo ello con una sonrisa de oreja a oreja, pareciendo realmente muy, muy feliz esa noche. Con canciones como Coca cola y su curiosa historia nos hizo reír. Nos emocionó con la bellísima St. Teresa, en la que acabó con los ojos humedecidos. Y nos entusiasmó con otras piezas de categoría como Lay your hands on me. La prueba fue el final, en el que un público lanzado acabó reclamando insistentemente un segundo bis que no llegó.
Gran noche de verano, con un único pero. Y es que en otro local de la ciudad, y a la misma hora, la divina Dayna Kurtz ofrecía su concierto...que me perdí, claro. De momento aún no se puede estar en dos sitios a la vez. Qué pena.
El tiempo pasa muy deprisa, y cuatro son los años transcurridos desde la última visita que nos hiciera esta banda de Alabama. Cuatro años en los que han grabado únicamente un disco, What we're madeof (2016), y en los que ha habido cambios en su formación. El teclista Jamie Hallen y el guitarrista Alex Cannon se han quedado por el camino, y en su lugar Beau Cooper se encarga de los teclados y el cantante Daniel Allen ahora toca también la guitarra acústica. Por lo demás todo igual: Bryan Harris sigue a la batería, PaulBruens al bajo y Richard Forehand a la guitarra. Por cierto, creo que Alex Cannon se dedica a otras cosas. Lástima, me parecía un músico muy interesante.
La noche no empezó muy bien, con un Rocksound casi vacío. Supongo que el concierto de Red Fang en Razzmatazz 2 y el festival Cruïlla tuvieron bastante que ver con ello. Pero si la cosa no pintaba bien, pronto nos dimos cuenta de que los pocos que estábamos en la sala viviríamos un espléndido concierto de Rock americano. De hecho, la muestra fue el bis final, pedido por la gente ya con las luces encendidas y el grupo abandonando el escenario. Sonaron muchos temas de su último trabajo, como Best of me, Hope she's still mine o The hammer. También temas nuevos que probablemente aparecerán en su próximo disco, como Partying with strangers o Everything I need. ¿Y de sus anteriores grabaciones? Por supuesto, ahí quedaron The wanderer, el imprescindible Georgia fire o Shaky hands. Y qué decir de las versiones: Long haired country boy, de Charlie Daniels Band; introducción de Jessica para Midnight rider de Allman Brothers Band (emocionante); una furiosa parte de Whole lotta love de Zeppelin, y quizá lo más coreado de la noche, You wreck me, de Tom Petty. Toda la banda rayó a gran nivel, pero hay que destacar a un Daniel Allen que no parece el mismo de su primera visita, en 2012, en la que se mantuvo en todo momento escondido detrás de sus gafas de sol. Ha ganado en directo y se le ve mucho más suelto. Y como acertadamente dijo en la recta final del concierto...un gran sábado noche.
Un año más, y ya van 13
de las 16 ediciones del festival, el equipo de bcnenconcierto se presentó en
Vitoria con la impresión de que el Azkena poco a poco vuelve a consolidarse después de
pasar por un peligroso periodo de incertidumbre. Es cierto que en ésta edición
repetían muchos nombres de ediciones pasadas, pero la impresión general es la
de que nuestro festival favorito vuelve por sus fueros.
La jornada del Viernes
comenzó, como no podía ser de otro modo, en la plaza de la Virgen Blanca. Los
croatas de Billie and The Kids ofrecieron buen Rock n’ Roll con aires retro y
una buena excusa para tomar las primeras cervezas y hacer las colas necesarias
para canjear la entrada, colocar las pulseras, cargarlas con dinero, comprar el
abono para el año que viene y adquirir el disco en directo de los Beasts of
Bourbon y el precioso libro y dvd sobre la historia del festival.
Una vez dentro del
recinto de Mendizabala nos dirigimos al escenario principal para disfrutar del
concierto de los Godfathers. Los de Peter Coyne sonaron rabiosos y con mala
leche, como debe ser. Todo actitud en el escenario, miradas desafiantes y una
forma de agarrar el micro que refleja las tablas del señor Coyne; su voz rota
envuelta en papel de lija se basta para defender el repertorio de los ingleses.
Los temas nuevos no desmerecen a los clásicos de su repertorio, así temazos
como Cause I said so, She gives me love, Walking talking Johnny Cash blues y
ese himno llamado Birth,School, Work, Death convivieron con los temas de su
último disco A big bad beautiful noise. Gran concierto para empezar una larga
jornada que continuó con la lisérgica actuación de los vascos The Soulbreaker Company.
Rock progresivo bañado en unos teclados setenteros que hicieron las delicias de
sus incondicionales, pero que a mí me resultaron un tanto dispersos.
Volvimos al escenario
principal para ver la actuación de un grupo joven que viene apadrinado por el
señor Tom Petty, y aunque sólo fuera por eso había que prestarles atención. Y
la verdad es que TheShelters nos ganaron a base de melodías Power Pop y
guitarrazos en la mejor tradición del Rock americano, habrá que seguirles la
pista, ya que los temas de su disco de debut están francamente bien, y
canciones como Rebel heart suenan a
gloria.
El concierto de King´s X
era uno de los más esperados por parte de los que escribimos en este blog.
Tienen una discografía sólida, con esa personal mezcla de Hard Rock y Rock
progresivo. Mantienen la formación original con Doug Pinnick al bajo, Ty Tabor
a la guitarra y Jerry Gaskill a la batería. Han crecido y sabido dejar atrás estigmas
y etiquetas marcadas por la homosexualidad de Pinnick y su supuesta pertenencia
al denominado Rock cristiano. Pero en Vitoria su concierto nos dejó fríos, algo
no acabó de funcionar, el sonido no fue muy bueno y a Doug Pinnick se le veía
cansado; muy sonriente y esforzándose en agradar, pero estuvo falto de chispa,
su bajo casi no se escuchaba, y esas preciosas armonías vocales que llenan sus
discos se echaron de menos. Aun así el concierto fue de menos a más y fue
emocionante disfrutar de temas clásicos como Over my head o Goldilox.
Cheap Trick repetían en
el festival, pero eso no es algo que hiciera menos atractiva su propuesta.
Tienen un repertorio extenso, cargado de himnos para una party all night long.
Además sus últimos discos están bastante bien y Tom Petersson, Rick Nielsen y
Robin Zander se mantienen en muy buena forma. Hello there, Lookout, On top of the world, la
versión de California man de The Move, She´stight, If you want my love, Ain´t
that a shame de Fats Domino, Long time coming, Baby loves toRock, el tema de
Dobie Gray The ‘in’ crowd, Stop this game, una gran version del I’m waiting for
the man de la Velvet Underground cantada por Tom Petersson, The flame, su inmotal
I want you to want me, Dream police, Surrender y Goodnight para despedirse. Una delicia de concierto que estuvo como siempre
lleno de bromas con el público y que nos dejó cansados pero contentos.
El buen rollo continuó
con el concierto de Hellsingland Underground. Rock n’ Roll festivo y contagioso
con éstos suecos que tienen cada día más público. Fue una putada que
coincidieran con Graveyard, así que hubo que desdoblarse entre los dos
escenarios. Graveyard sonaron muy bien, conjuntados y muy seguros defendiendo
esas canciones oscuras que beben del Blues, de Sabbath y del mejor Stoner. Muy
bien.
Habíamos visto a John
Fogerty en 2009 en Barcelona. En aquella ocasión el concierto estuvo muy bien,
repleto de sus clásicos con la Creedence Clearwater Revival, pero creo
sinceramente que en el Azkena estuvo mejor. La banda sonó muy compacta
comandada por el gran Kenny Aronoff a la batería y con un gran James Lomenzo al
bajo y a los coros. También se lució el hijo de John , ShaneFogerty estuvo muy
bien dándole las réplicas a su padre con la guitarra. Tocó buena parte de sus
himnos inmortales de su época con la Creedence y algún tema de sus años en
solitario. Born on theBayou, Travelin’ band, Green river, en Who’ll stop the rain hasta el tiempo se
puso de su parte con unas finas gotas de lluvia, Lookin’ out my back door,
Midnight special, Keep on Chooglin’, Heytonight, el tema de Gary U.S. BondsNew Orleans, Lodi, Hot rod heart, Ramble
Tamble, I heard it through the grapevine, Have you ever seen the rain?, Down on
the corner, The old man down the road, Fortunate son, y el rush final con
Rockin’ all over the world, Bad Moon rising y Proud Mary. Casi nada. Me gustó mucho que cambiara los
arreglos en muchos de los temas, así canciones como Lodi o The old man down the
road cobraron nueva vida. Es cierto que no tiene la voz como antes, pero le
basta y le sobra para defender sus canciones. A sus 72 años está en muy buena
forma física y no paró de moverse y de corretear por el escenario. John sabía
que era el gran nombre de la primera jornada del festival y la verdad es que
supo estar a la altura. Poder disfrutar de una leyenda defendiendo un repertorio
tan inmenso en pleno 2017 es un lujo.
The Hellacopters repetían
un año después, y la verdad es que con un repertorio más extenso y con mucho
mejor sonido que el año pasado volvieron a triunfar por todo lo alto y a
deleitarnos con temas como Toys and flavors, By the grace of God o You are
nothin’. Buen colofón para el primer día.
Con el buen sabor de boca
que nos dejó la primera jornada del festival iniciamos el Sábado en la plaza de
la Virgen Blanca con el australiano Pat Capocci. Buen Rock n’ Roll y Rockabilly
que nos gustó mucho y nos preparó para una buena mano de de Pintxos y de
cerveza. Adoro Vitoria.
Buck & Evans son un
grupo de Gales liderado por el joven guitarrista Chris Buck y la vocalista y
teclista Sally Ann Evans. Su Rock con aires souleros nos conquistó y fueron sin
duda una de las grandes revelaciones del festival. Se ganaron al público con temas
como Slow train, Run cold o Impossible. Habrá que seguirles la pista. De
Bloodlights poco que decir, no están mal, pero les faltan buenos temas para
competir con la primera división de grupos rockeros suecos, lo mejor su versión
del New rose de los Damned.
La presencia de Loquillo
en el festival había levantado un cierto recelo, pero siendo honestos
ofrecieron un gran concierto de Rock n’ Roll. La banda suena compacta y Mario
Cobo e IgorPaskual son dos de los mejores guitarristas del país. Un repertorio
lleno de himnos rockeros sin espacio para los temas más poéticos de Loquillo.
El rompeolas, Carne para Linda, La mataré, El ritmo del garaje, Quiero un
camión, Esto no es Hawaii, Rock n’ Roll actitud, Feo, fuerte y formal, Rock n’
Roll star o Cadillac solitario convencieron al personal que disfrutó de lo
lindo. La actitud macarra y chulesca de Loquillo fue perfecta para su
repertorio y para el festival.
Puede que que el horario
y los numerosos ruidos que había en el festival con las distintas carpas y el
escenario aledaño en el que descargaban Thunder, no presagiaran nada bueno para
el concierto de Michael Kiwanuka. Da igual, cuando la etérea propuesta del británico comenzó a teñir de sonoridades a lo
Pink Floyd el cielo vitoriano, todo nos dio igual. Estuvo simplemente colosal,
su timidez y su concentración para interpretar sus canciones nos contagiaron un
estado que por momentos se acercó al éxtasis. Cold Little heart abrió el
concierto con un sonido espectacular, siguieron gemas de sus dos discos como
One more night, Black man in a White world, The finalframe, Home again, Love
& hate o una preciosa versión del Waterfall de Jimmy Hendrix. La propuesta
minimalista de Kiwanuka triunfó en un evento donde los decibelios los pusieron
los demás.
No conocí en su época a
Union Carbide productions, por lo que su reencarnación para el festival me dejó
frío. Los temas sonaron muy bien con esa suciedad en las guitarras que
recordaba a los Stooges. La extraña y por momentos psicótica presencia del
cantante de The Soundtrack of our lives, EbbotLundberg, conquistó a un buen
número de incondicionales que poguearon en las primeras filas y disfrutaron de
un concierto en el que yo estaba un poco ausente después del recital de
Kiwanuka y esperando al gran Chris Isaak.
Los que acudimos a la
histórica edición de 2010 del Azkena recordamos el concierto que ofreció Chris
Isaak como uno de los mejores de la historia del festival. Aquella actuación
bajo la lluvia, la simpatía de Chris y la solvencia de una banda mayúscula nos
conquistaron para siempre. Chris Isaak volvió a Vitoria con la misma banda,
cambió bastante el set list de aquella mítica actuación, y aunque repitió algún
chascarrillo el resultado volvió a ser el mismo. Concierto mayúsculo de un
artista que a sus 61 años se mantiene eternamente joven. Comenzó con Beautiful homes, I
believe, la preciosa Twohearts, Live it up, su gran version del Ring of fire
de Cash, One day, Summer holiday, Somebody’scrying, Blue hotel, San Francisco
days, la tórrida Wicked game, Go walking down there, la version del Pretty
woman de Orbison, Western stars, Blue Spanish sky, tiempo para una ranchera
como Latumba será el final, Worked it out wrong, You owe me some kind of love,
I’ll go crazy de JamesBrown, Keep hanging on, Speak of the devil, Baby did a
bad bad thing mezclada con Bye bye baby y para el final Big wide wonderful
world, Graduation day y The way things really are. Vuelve cuando quieras Chris.
El punto final al
festival lo ponían los siempre imprevisibles The Cult, el triste recuerdo de su
anterior concierto en Mendizabala aún pesaba en el recuerdo, pero en esta
ocasión Astbury y Duffy salieron a matar desde el principio y acompañados de un
buen sonido y de un público rendido solventaron aquella deuda con un muy buen
concierto. Arrancaron
con Wild flower, Rain y Peacedog, siguieron con Honey from a knife, Sweet soul
sister, She sells sanctuary y Deeply ordered chaos de su último disco, para el
final Lil’ devil, Fire woman y Love removal machine. Muy buen concierto que
hubiera merecido más tiempo.
Gran edición del Azkena,
con notables mejoras en equipamientos, lavabos y limpieza. Un gran acierto el
escenario Trashville donde la gente se volvía literalmente loca con los
conciertos de Punk y Psychobilly. Aluciné con la actuación de The Devils. La
carpa de los motoristas locos de Wall ofdeath aportó color y diversión, e
incluso algunos disfrutaron con lo de los luchadores mexicanos. La única pega
seria que pondría sería en lo concerniente a que el sonido del escenario Greg
Lake/JaviEzquerro se colaba en el escenario principal y mezclado con el ruido
de las motos y las carpas molestaban en conciertos de carácter más intimista
como el de Kiwanuka.
Nos lo hemos pasado genial.
El año que viene volvemos.
Pues sí, el próximo fin de semana volvemos a tener nuestro Azkena Rock Festival. Este año con nombres más que atractivos, entre los que se cuentan John Fogerty, Chris Isaak, CheapTrick o Michael Kiwanuka. Bcnenconcierto al completo tomará una vez más la capital alavesa y cubrirá tan magno evento, por supuesto.
Calentando ya motores.
¡Gora Gasteiz!
Siendo apenas un adolescente, Eric Gales empezó a hacerse un nombre en el mundo del Blues Rock con sus discos y sus directos. Guitarrista incendiario, negro y zurdo (mmmm, esto me recuerda a algún nombre mítico, ¿no?), hoy en día cuenta ya con una discografía numerosa, con una muesca reciente que es su último trabajo, Middle of the road.
Esta era su primera vez en Barcelona, y se presentaba al frente de su banda, formada por un bajista, un batería, y su propia esposa a las voces, percusión y sonidos varios (pregrabados). A la voz y guitarra, por supuesto, Eric.
Y bien, no puedo decir que el concierto me entusiasmara. Buenas canciones, poderosa voz y una fantástica pericia con la guitarra. ¿Qué falló entonces? En mi opinión, demasiadas parrafadas entre temas fue uno de los errores de Eric. Está bien dirigirte a tu público y explicar alguna historia, pero lo más importante es la música, y si enlazas un par de balazos sin dar respiro el concierto gana enteros. No fue así, y pienso que se excedió hablando. Y sí, me alegro mucho de que lleve un tiempo limpio y sobrio, de que sea un hombre muy emocional o de que quiera poner orden para los que se dirijan a él al final de su actuación, pero creo que fue excesiva tanta palabrería. El solo de bajo y batería tampoco ayudó al buen desarrollo de la noche. Un auténtico peñazo de más de diez minutos que cortó el rollo nuevamente, y la prueba fue que en ese momento había que hacer cola para ir al baño. ¿Alargar los temas hasta el infinito? Tampoco me parece que sea necesario, la verdad. En fin, quizá estos puntos negativos fueran únicamente percepción mía, porque la gente parecía de lo más feliz al acabar la noche. Ok, puede que sea yo el que falle.
También hubo momentos disfrutables, obviamente. La versión del Baby please don´t leave me de Buddy Guy me pareció muy buena. Y el Voodoo child final, con partes de Kashmir y de Back inblack fue realmente de categoría. Además, Eric tiene pinta de ser un buen tipo, todo hay que decirlo.
Así pues, sentimiento agridulce para una noche que esperaba con altas expectativas pero que no supuso lo que yo creía que iba a ser. Quizá la próxima vez.
Menudo fin de semana
pasado, después de que Bantastic Fand triunfaran por todo lo alto en la noche
del Sábado, Rocksound se preparaba el Domingo para un bonito cartel doble donde
primero tocarían los Riders of the canyon y después The Band of Heathens. Yo creo que ni el
más optimista de los asistentes se esperaba el conciertazo de los tejanos. A
ver, no me entendáis mal, tienen buenos
discos y grandes canciones, pero su abrasadora actuación nos dejó a todos con
la boca abierta.
La noche empezó muy bien
con el supergrupo formado por los artistas de la factoría Great Canyon, Joana Serrat, Roger Usart, Victor Partido y
Marta Delmont. Interpretaron temas de cada uno además de alguna versión. Era la
primera vez que actuaban juntos y a pesar de algún pequeño desajuste, sus voces
y guitarras combinaron perfectamente y nos dejaron con ganas de más. Siento
especial debilidad por los temas del último disco de Joana Serrat, Cross the
verge y me encantó escuchar alguno de ellos en vivo.
He de decir que tan sólo
conocía canciones sueltas de The Band of Heathens, especialmente de su penúltimo
disco, Sunday morning record, que contiene buenas canciones, pero no acaba de
enganchar, quizás por su dispersión. Así que yo esperaba un buen concierto,
pero nada más. Lo que ocurrió fue un derroche de entrega, calidad, simpatía,
duración y canciones, que superaron la mejor de mis previsiones.
La sala Rocksound casi
llenó su aforo y volvió a sonar de maravilla, así que después de la actuación
de Riders of the canyon, unos
visiblemente contentos The Band of Heathens tomaron el pequeño escenario,
liderados por Ed Jurdi y Gordy Quist a las guitarras y voces, con Trevor Nealon
a los teclados, Richard Millsap a la batería y Scott Davis al bajo. Aunque el concierto fue de menos a más, la
verdad es que comenzaron muy bien con Sugar queen, el trallazo de Don’t call on
me y la luminosidad de All i’m asking, siguieron con Carry your love, la
celebrada Shotgun y Jackson station. Después en una de las muchas veces en las
que Gordy Quist se dirigió al público nos explicó lo mucho que admiran a los
Jayhawks y nos ofrecieron una versión escalofriante de Blue, seguida del
homenaje a Gregg Allmann interpretando una gran versión de Midnight rider.
Calmaron un poco los
ánimos con Texas, siguieron con el tema de Gillian WelchLook at miss Ohio.
Después se pusieron romanticones con la comercial Deep is love, LA county
blues, la soberbia Greengrass of California y una parte final de escándalo con
Last minute man, Hurricane y Trouble cameearly.
Cuando se retiraron al
camerino sudorosos y satisfechos, estaba
claro que habían vencido y convencido, así que su vuelta a los acordes del tema
de la Creedence Clearwater revival Wrote
asong for everyone fue una auténtica fiesta.
No sé si fue porque era
el último concierto de su gira europea, porque habían venido sus familias a
descansar unos días a Barcelona, según nos contaron, o simplemente porque los
astros se alinearon esa noche. Lo cierto es que ofrecieron un show espectacular que desde ya es firme candidato a mejor
concierto del año.
Si todavía no tenéis su
último disco, Duende, haceos con él, no se me ocurre mejor disco para escuchar
en veranito con las ventanillas del coche bajadas.