Noche de rock low cost en Barcelona. 3 bandas poco conocidas con el patrón en común de tener influencias rockanrolleras fácilmente reconocibles en los 3 casos. También el tener que tocar todas ante el escaso público concentrado en la sala Bóveda en lo que puede considerarse un pinchazo en toda regla. ¿Falta de promoción? No lo sabemos, pero un minifestival en sábado por 16€ no se ve todos los días. Al final, una lástima tratándose de lo que a priori parecía una buena oportunidad de pasar un buen rato por poco dinero.
En el caso de los primeros en tocar, los barceloneses Cachemira, todo el repertorio giró, incluso en la estética, en torno a la psicodelia setentera, toques Hendrix y largos desarrollos guitarreros. Virtuosos con sus intrumentos -no tanto en lo vocal- ofrecieron un concierto denso, demasiado para mi gusto, sin grandes estribillos a los que agarrarse y con la guitarra omnipresente. Esperemos que consigan su público, aunque me temo que les va a costar más allá de sus colegas presentes en la sala.
Los segundos en aparecer fueron los alemanes Wedge, con el curioso y voluntarioso Kiryk a la cabeza, desplegando su rock acelerado mezcla de guitarrazos potentes y teclados y, esta vez sí, coreables estribillos. Presentaron el disco homónimo y, al menos a mí, me pareció la banda más original de las tres, la menos predecible, incluso en estética. '61 SG, Push Air o el resto del set me parecieron buenas canciones, bien defendidas por su correoso cantante. Con ganas de verlos si vuelven.
Y por último, los que se suponen eran los cabezas de cartel, o por lo menos los que tenían más kilómetros a cuestas. Unos Mos Generator con más de media docena de discos en su haber desde el año 2000, y presentando también nuevo material (Abyssinia, 2016). Hardrock, lindando con el heavy, más oscuros que los anteriores, y basándolo todo en el poderío de su intimidante frontman Tony Reed. Vozarrón y contundencia, pero, sinceramente, ninguna canción a recordar especialmente. Y pose y riffs más que vistos. Al final, las melodías son lo que importa. Sorprendente que hicieran...¡2 bises! a petición de algunos de los que allí estábamos.
Posiblemente la más coreable del repertorio
Y bien, esto también es rockandroll: tocar ante 4 gatos y hacerlo con dignidad. Por amor a la música incluso cuando el público, o su ausencia, no ayuda. Las tres bandas así lo hicieron. Posiblemente ninguna alcance el mainstream pero...¿y lo bien que parecieron pasárselo ellos en el escenario? Un buen ejemplo el sábado pasado en Bóveda.
Mr.Bull
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