Una verdadera apisonadora. Eso podríamos decir que fue el paso
de Little Caesar por un Razzmatazz 3 que, desafortunadamente, no se
acabó de llenar para ver a esta banda de culto. Aparecidos a finales
de los 80 en Los Angeles, grabaron un primer álbum homónimo que es
una auténtica joya de Hard Rock, con un buen puñado de canciones
irresisitibles. Después vendrían cambios de formación, nuevos
discos y la inevitable disolución. Ahora, los tenemos de nuevo
grabando, girando y en muy buena forma, visto lo visto.
Sí es cierto que viendo imágenes de
veinticinco años atrás, su cantante Ron Young parece haber
envejecido muchos más. Pero pese a ello, mantiene intactos el
carisma y la fuerza escénica. Y es que con temas como Rock'n'Roll
state of mind, Hard Rock hell, Down and dirty, Rum and coke o su
clásica versión del Chain of fools de Aretha Franklin resulta
difícil fallar. Son un tema adictivo detrás de otro. Además
interpretados todos ellos con pasión, entrega y energía. Eso por no
hablar de los diversos duelos de guitarras, que resultaron
espectaculares en algunos casos. Y todo ello con un Ron Young que,
aunque se le vea mayor, supo meterse al público (ya de por sí
bastante fiel) en el bolsillo de manera evidente. La única pega fue
verle en la recta final de la noche mirando continuamente el reloj,
se supone que para cumplir con el horario de la sala. Quizá de no
ser por ese impedimento habrían hecho un set más allá de la hora y
media que duró.
Gran noche de Rock'n'Roll con una banda
verdaderamente genuina. Un secreto muy bien guardado.
Mr. Wolf
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