Siempre he sido bastante crítico con el Festival Jardins de Pedralbes. En su primera edición me indignó el famoso árbol que tapaba gran parte del escenario para algunas localidades (tema que fue comentado en este blog), y los precios de las entradas siempre me han parecido excesivos. Eso sí, dicho esto, también es justo reconocer que cada año ha programado conciertos interesantes y además revitalizó un enclave de la ciudad que estaba absolutamente muerto. Ahora las autoridades competentes les han dado la patada a los organizadores para poner a otros, por un tema económico o de amiguismo, si no por ambas cosas, con lo que a toda prisa han debido trasladar su festival al Poble Espanyol y lo han rebautizado como Alma. Y su primer gran nombre el que hoy nos ocupa, Chris Isaak.
El elegante californiano ha seguido una carrera modélica, con una discografía impecable y unos directos en los que sabe meterse al público en el bolsillo. Y sí, antes de empezar el concierto ya sabemos que se paseará entre medio de la gente, que hará divertidos comentarios, que se pondrá su traje de espejos y que nos deleitará con los bailes de su banda y de él mismo. Ya lo sabemos, pero lo disfrutamos igual, y es que estamos hablando de un grande de los últimos cuarenta años, con talento y carisma de sobras.
Repertorio brillante desde luego no le falta: Somebody's crying, I want your love, el celebérrimo Wicked game, Speak of the Devil, Two hearts, Dancin', Blue hotel o San Francisco days sonaron en la calurosa noche barcelonesa. El bajista Rowland Salley tuvo su momento de gloria cantando su tema Killing the Blues, aunque su voz no esté para muchas fiestas, la verdad. Hubo homenaje a Roy Orbison con Oh, pretty woman y Only the lonely, y ciertamente no se me ocurre a nadie mejor que Chris Isaak para calzarse los zapatos de aquel maestro. Como tampoco se me ocurre a nadie mejor para recordar al Rey con el mágico Can't help falling in love, desde luego. Y qué bien está Chris de voz, pese a acercarse ya a los setenta años. Y qué potente es su banda, destacando el gran Hershel Yatovitz a la guitarra. Y qué gran final, ya en el segundo bis, recordando a otro grande como James Brown (al que también pudimos ver en este mismo Poble Espanyol en su día) con I'll go crazy. Cierre soulero para una gran noche.
Casi una hora cuarenta de Rock'n'Roll, espectáculo y anécdotas. Este Alma empieza con mejor pie que su hermano mayor diez años atrás.
Mr. Wolf
Más info en la web del músico
Escucha aquí el setlist