Una vez más, esa leyenda llamada Glenn Hughes venía para triunfar en Barcelona. En esta ocasión, en un concierto muy parecido (casi, casi idéntico) al que ofreció en su anterior visita de cuatro años atrás. Como ocurrió en ese 2019, para revisitar el repertorio de su estancia en Deep Purple, ahora con la excusa del cincuenta aniversario de esa maravilla de disco que lleva por nombre Burn. Poco importa que esos cincuenta años se cumplan el próximo 2024, ya que como el mismo bajista anuncia seguirá girando durante bastante tiempo y asegura que volverá a pasar por nuestra ciudad.
En esta gira Glenn Hughes no se dedica a tocar de principio a fin ese mágico Burn que inauguró la formación Purple en la que debutaban él mismo y David Coverdale, y deja espacio también para los otros discos que grabó en aquellos años con la banda. Stormbringer y el muchas veces infravalorado Come taste the band también existen.
A la hora anunciada en punto, aparecía en escena Glenn Hughes con una pinta increíble para sus 71 años acompañado de su grupo actual: el guitarrista Soren Andersen, el teclista Bob Fridzena y el batería Ash Sheehan. Stormbringer era el tema que abría la hora y tres cuartos de concierto en una sala Razzmatazz casi llena de un público entregado. ¡Qué lejos queda aquella primera vez que lo vi en directo en un lugar de dimensiones bastante más reducidas como Mephisto! Might just take your life y Sail away fueron los encargados de continuar con el festejo de Burn, seguidos de un You fool no one que a mí personalmente se me hizo demasiado largo, sobre todo por el inacabable solo de batería. Le siguió ese siempre estremecedor Mistreated en el que Glenn volvió a maravillarnos una vez más con el estado de su voz, para acto seguido iniciar el recuerdo a la etapa Purple del llorado, reivindicable y a menudo olvidado Tommy Bolin, con Gettin' tighter y un tema que a mí me fascina, como es You keep on moving. Ya en el bis, hubo sorpresa con la aparición del bajista Marco Mendoza, de los Dead Daisies (entre muchos otros grupos), con Glenn encargándose únicamente de la voz para atacar Highway star, curiosamente un tema de la formación anterior a su llegada, la de Ian Gillan y Roger Glover. Y como gran final, lo que todos sabíamos, ese Burn que tantos años después sigue siendo un tema descomunal como lo era el primer día.
La banda abandonaba después el escenario con la promesa de volver y múltiples proclamas de amor hacia nosotros por parte de Glenn.
Este hombre se mantiene en una forma envidiable y es sin duda quien mejor se encuentra de toda la saga Purple (hablamos tan solo de las formaciones clásicas de los 70). Lo único que se le podría achacar es que el concierto sea casi idéntico al de 2019, porque creo que la única variación de entonces a ahora es el cambio de Smoke on the water por Highway star. Pero tampoco nos vamos a quejar, ¿no? Al fin y al cabo, él nos dijo varias veces que nos quiere... Y nosotros le queremos a él.
Mr. Wolf
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