John Hiatt es uno de los mejores compositores actuales de música de raíces americana que, a raíz de la edición de su imprescindible Bring the family (1987) ha ido forjando una discografía realmente impecable, en la que no ha flojeado ni uno solo de sus trabajos, incluyendo su reciente The open road. Pero si con su música nos ha hecho felices todos estos años, no podemos decir lo mismo de sus giras, teniendo en cuenta que su anterior concierto en esta ciudad data de veintitrés años atrás. Tiempo en el que sólo nos ha visitado una vez, como miembro de aquel supergrupo de vida efímera llamado Little Village, junto a sus viejos compinches Ry Cooder, Nick Lowe y Jim Keltner (menuda banda). Pero eso fue en el verano olímpico, así que ya nos tocaba una alegría como la que ha significado esta visita, después de tan larga espera.
viernes, 29 de octubre de 2010
JOHN HIATT AND THE COMBO. BIKINI. 28/10/10
John Hiatt es uno de los mejores compositores actuales de música de raíces americana que, a raíz de la edición de su imprescindible Bring the family (1987) ha ido forjando una discografía realmente impecable, en la que no ha flojeado ni uno solo de sus trabajos, incluyendo su reciente The open road. Pero si con su música nos ha hecho felices todos estos años, no podemos decir lo mismo de sus giras, teniendo en cuenta que su anterior concierto en esta ciudad data de veintitrés años atrás. Tiempo en el que sólo nos ha visitado una vez, como miembro de aquel supergrupo de vida efímera llamado Little Village, junto a sus viejos compinches Ry Cooder, Nick Lowe y Jim Keltner (menuda banda). Pero eso fue en el verano olímpico, así que ya nos tocaba una alegría como la que ha significado esta visita, después de tan larga espera.
domingo, 24 de octubre de 2010
GUNS N' ROSES.PAVELLÓ OLÍMPIC DE BADALONA.23/10/10
Esta es una crónica dura de escribir, ya que la música de Guns n’ roses lleva acompañándome media vida y durante unos pocos años fueron la banda número uno del mundo. En la actualidad la situación es muy diferente y Axl Rose se acompaña de unos solventes mercenarios para sacar adelante más mal que bien unos aburridos, pretenciosos e incomprensibles shows en los que hemos de aguantar el extraño comportamiento de un Axl cada vez más cercano a las folclóricas patrias, abandonando el escenario continuamente para cambiarse de ropa y de sombreritos e interrumpiendo el concierto con continuos solos instrumentales que no consiguen convencer a nadie y que rompen el ritmo de un espectáculo que cae en el peor de los pecados en los que puede incurrir un concierto de Rock, el aburrimiento. Pero vayamos por partes, en primer lugar hay que felicitar a un Sebastian Bach que cumplió sobradamente en su papel de telonero con una enérgica actuación en la que presentaba su excelente disco Angel down, un tipo fiel a sí mismo y a sus fans a los que no decepciona y regala en cada actuación un auténtico derroche de electricidad y compromiso.
Sobre las diez y cuarto de la noche y afortunadamente sin hacernos sufrir demasiado con sus habituales y largos retrasos aparece un Axl Rose en un muy buen estado de forma con una americana plateada y un gran sombrero negro atacando el tema que da título al incomprensible último disco de Guns n’ roses, Chinese democracy; la banda aparece sólida y muy enérgica y la base rítmica formada por Frank Ferrer a la batería y el gran Tommy Stinson al bajo atrona y lleva en volandas a los tres guitarristas, DJ Ashba, Richard Fortus y Ron Thal, más conocido como Bumblefoot; a los teclados y coros Chris Pitman y el viejo amigo de Axl, Dizzy Reed. El público deseaba disfrutar de la música de Guns n’ roses y en el inicio del concierto todo el mundo fue feliz cuando enlazaron tres de los trallazos de su disco de debut, Welcome to the jungle,It´s so easy y Mr. Brownstone; pero hay algo raro en el ambiente y no es normal el ver abandonar el escenario continuamente al señor Rose y verle cambiar de ropa y sombreros tan a menudo, ya que más que un concierto parece una pasarela de moda porque alguno de los músicos también se cambiaron de ropa varias veces, como DJ Ashba. En este momento el concierto se vino abajo y ya sólo remontaría el vuelo ocasionalmente; Sorry y Shackler’s revenge dejaron helado al personal porque la primera es simplemente una canción vulgar y aburrida, pero es que la segunda es posiblemente la PEOR canción que ha grabado Axl Rose en su vida; después comenzaron los lamentables tics que conllevan a veces los shows de grandes estadios, grandes y aburridos solos instrumentales que no hacen sino que nos fijemos en que los solventes músicos que acompañan a Axl Rose son aunque voluntariosos, muy malos actores, es imposible que se retuerzan de placer de una forma tan exagerada interpretando lo que interpretan; Richard Fortus realizó un larguísimo solo con la melodía principal de las películas de James Bond que sirvió como introducción para la versión del Live and let die de Paul Maccartney, después más temas mediocres de Chinese democracy, This I love y Better; con Rocket queen volvió el Rock de verdad y los espectadores se despertaron un poco, pero volvieron a adormilarse con el pesado solo de piano de Dizzy Reed; Street of dreams nos demostró que también hay algunos buenos momentos en el último disco y que Axl Rose es capaz de cantar muy bien si se lo propone, You could be mine sonó a gloria y después del solo de rigor de DJ Ashba Sweet child o’ mine sonó un tanto rutinaria, sin chispa. La banda acometió una curiosa versión del tema de Pink Floyd Another brick in the wall part 2 y entonces el concierto se hundió ya sin remisión con un solo de piano de Axl en el que tocó parte del Goodbye yellow brick road de Elton John y lo enlazó con la baladita November rain en una interpretación larga y pesada; faltaba el solo de Bumblefoot y se empeñó en demostrarnos que no siempre es divertido escuchar la música de la Pantera rosa; I.R.S. es otro vulgar tema de relleno que sirve para hacer tiempo hasta llegar a la versión del tema de Dylan Knockin’ on heaven’s door, que sonó también demasiado larga y aburrida; Nightrain nos recordó brevemente que estábamos presenciando supuestamente un concierto de Rock; pero ya en los bises nos volvimos a quedar helados ante la vulgaridad de Don’t cry y de Madagascar; la enérgica versión del Whole lotta Rosie de AC/DC volvió a demostrar que los temas de los australianos son capaces de resucitar al más muerto de los conciertos y a la postre se convirtió en el tema más coreado por el público, el concierto acabó con todo un himno de los Guns, un Paradise city que tristemente me hizo pensar en que el tiempo de los verdes pastos y las chicas guapas posiblemente nunca volverá para Axl.
Es muy triste ver que lo que antes era Rock sucio, urgente, rabioso y auténtico se ha convertido en algo previsible y aburrido; aún así espero de todo corazón que algún día Axl recapacite y recuerde los viejos tiempos en que sólo necesitaba una camiseta rota de Thin Lizzy, su potente garganta y su actitud desafiante para ganarse al personal; y sobre todo que recupere a los Guns n’ roses de verdad, porque Slash por ejemplo sigue conservando su clase y hace pocos meses nos ofreció en el Azkena de Vitoria un concierto mucho más rockero y auténtico que el de los actuales Guns n’ roses.
Más info en la web del grupo
Mr. Sheep and Mr. Wolf