miércoles, 12 de octubre de 2016

CALELLA ROCKFEST 2016. FÀBRICA LLOBET (CALELLA). 07,08/10/16

Y llegamos ya a la cuarta edición del Calella Rockfest. Como en las anteriores, bandas nacionales, extranjeras poco conocidas y figuras de prestigio. Un 10 para los responsables del festival.

Viernes 7. Este año empezó con The Electric Alley, un grupo de gaditanos que después de darse la paliza de 1200 Kms., nos ganaron a todos con su Hard Rock setentero de potentes guitarras. Grupo a seguir, sin ninguna duda.
Los siguientes en aparecer sobre las tablas fueron los norteamericanos Stonerider. Se hablan maravillas de su último trabajo, Hologram, pero a mí personalmente me aburrieron un poco con sus largas canciones, claramente deudoras de nombres como Pink Floyd o Genesis (de la época anterior a que Phil Collins los convirtiera en una mediocridad comercial, claro). Voz peculiar la de Matthew Tanner y poco más. Ahora toca esperar a ver como continúa su carrera.



Era el turno de Joe Lynn Turner y su banda de acompañamiento, los suecos Dynazty. Concierto parecido (si no idéntico) al que ofreció un año y medio atrás en Razzmatazz 2, con una batería de clásicos de Rainbow, Yngwie Malmsteen y Deep Purple, algunos de los grupos que contaron con su garganta en el pasado. Como dijimos la otra vez, un repertorio de cero riesgo, incluso extraño en alguna de sus elecciones, pero claramente disfrutable. Canciones como Death alley driver, I surrender, Spotlight kid o Highway star siempre es un placer vivirlas en directo. También hubo homenaje para el gran Ronnie James Dio con Man on the silver mountain y Long live Rock'n'Roll; y para terminar, Burn y Smoke on the water, con la ayuda del cantante de Dynazty, Nils Molin, que con su juventud sufrió menos que Turner en la primera, pese a que éste se encuentra muy bien de voz, hay que reconocerlo. El público acabó satisfecho, siendo el momento de los muchos seguidores de la saga Purple habidos en la Fàbrica Llobet.



El primer día del festival se cerraba con unos clásicos de nuestros escenarios. Con Backyard Babies yo siempre recuerdo aquel lejano concierto del 98 en la sala Mephisto, en el que directamente me hicieron caer de culo con una descarga adrenalínica para la historia. Los que estuvisteis allí supongo que estaréis de acuerdo conmigo. Era la presentación del que muchos consideramos su mejor trabajo, Total 13, y en aquel momento estaban para comerse el mundo. Después de aquello, habría una bajada de revoluciones, tanto en disco como en concierto, pero buen nivel siempre lo han mantenido. Dregen sigue siendo Dregen, aunque últimamente vaya siempre con la cabeza tapada (¿para disimular su alopecia, quizá?), y su batería Peder Carlsson sigue siendo espectacular. Y claro, temas como Made me madman, Brand new hate, Highlights o Look at you reviven a un muerto. Fin de fiesta Punk para la primera jornada.



Sábado 8. El encargado de arrancar el segundo día era el británico Ben Poole con su Blues Rock para todos los públicos, algo falto de fuerza en mi opinión, y además con una voz que no acompaña demasiado. Pero cuando se arranca con la guitarra todo cambia por completo. Su versión de Have you ever loved a woman de Freddie King se convirtió por derecho propio en uno de los momentazos del festival. Un chico simpático, además.
El siguiente turno era para Imperial Jade, una jovencísima banda local que también apuesta por el Rock setentero. En su actuación pudimos apreciar influencias de grupos como los Doors o, sobre todo, Led Zeppelin, de los que incluyeron un medley. Les deseamos la mejor de las suertes.
A continuación, un verdadero cruce de cables para quien esto escribe. Desde niño, Ten Years After ha sido una de las bandas de mi vida, y su desaparecido líder Alvin Lee uno de mis mayores héroes personales. Los pude ver en su día con la formación clásica en aquellos dos conciertos en Zeleste, y el recuerdo para mí es imborrable. De aquella formación sólo se mantienen en ella el batería Ric Lee y el teclista Chick Churchill, ya que el bajista Leo Lyons abandonó la nave un tiempo atrás. Y bien, nunca he concebido unos Ten Years After sin Alvin, pero sí es cierto que él no puso objeciones a que siguieran con otro cantante y guitarrista, según tengo entendido. Antes ocupó su puesto Joe Gooch, y ahora el encargado de calzarse sus zapatos es nada menos que Marcus Bonfanti, un músico de lo más interesante al que pudimos ver en Barcelona hace un tiempo. Para el bajo, un ilustre, el zurdo Colin Hodgkinson, al que los veteranos recordamos de su paso por Whitesnake (época Slide it in, ahí es nada).


Era momento de dejar los prejuicios a un lado, y la verdad es que desde el inicio el señor Bonfanti se encargó de borrármelos de un plumazo. Su entrega, su poderosa voz y su saber hacer con la guitarra le convirtieron en uno de los músicos destacados del festival. También el momento solo de Hodgkinson fue impagable. Y claro, el repertorio para llevarnos al cielo: Hear me calling, 50000 miles beneath my brain, Love like a man, Good morning little school girl, ese mítico I'm going home o el Choo choo mama final. Una gran actuación, en la que únicamente eché de menos alguna palabra de recuerdo para Alvin. Creo que después de habernos regalado todas estas maravillosas canciones era de justicia mencionarlo, como por ejemplo hacen siempre Thin Lizzy con Phil Lynott. En fin...
Michael Monroe era el encargado de cerrar el festival, y como todos sabíamos de antemano, fue también la actuación más destacada. En mi opinión ya se le puede considerar uno de los grandes frontmen de la historia, capaz de mirar de tú a tú a monstruos sagrados como Mick Jagger o Iggy Pop. ¿Exagero? Quien no esté de acuerdo posiblemente sea porque no ha visto nunca sobre un escenario al finlandés. El despliegue físico, la entrega y las ganas son innegociables para este hombre, que además desde hace unos años ha juntado una banda que es una auténtica apisonadora en directo. A eso se le debe añadir su estado de gracia compositivo, traducido en una mágica trilogía grabada en el último lustro. Porque Trick of the wrist, Ballad of the lower East side o Under the northern lights se encuentran a la altura de Malibu beach nightmare, Motorvatin' o Hammersmith palais, clásicos de Hanoi Rocks o Demolition 23. Y qué decir de ese Up around the bend, casi más suyo que de la Creedence. O de Dead, jail or Rock'n'Roll llevando la locura al público. O de ese caótico final, con el recuerdo a Johnny Thunders y los Stooges que fueron I wanna be loved y I feel alright. Sin palabras. Un final extraordinario para el festival.



No nos cansaremos de decirlo: mucho mérito el de la gente que organiza este evento. Como única queja, hablaría del juego de luces, que en muchas ocasiones molestan al público. Una pequeña objeción entre todas las cosas bien hechas, destacando una puntualidad británica, un buen sonido... y unos excelentes bocadillos.
Long live Calella Rockfest!!!


Más info en la web del festival
Más info en el Facebook del festival