Con un poco de incertidumbre sobre el estado de forma en el que me los encontraría, y con muchas ganas de escuchar tanto sus temas clásicos incluidos en su disco, como los que no pudieron registrar en su día, me acerqué en un lluvioso y desapacible Miércoles a la sala Monasterio. La primera sorpresa fue el ver la gran respuesta de público, con la sala prácticamente llena. La principal sorpresa de la noche fue encontrarme con una banda en plena forma, como si no lo hubieran dejado nunca. Rockeros, potentes y con la dosis justa de nostalgia.
María Rodríguez-Rey está muy bien de voz y su acústica suena perfecta, Miguel Monfort disfrutó como un niño sacando guitarrazos afilados, Jordi Vila funcionó como un metrónomo llevando el ritmo y el mando detrás de su batería, perfectamente acompasado con el bajo de Bruno Borsten, pletórico toda la noche; Javier Martín utilizó su teclado a modo de colchón de los temas, en su medida justa, sin sonar muy ochentero. Hay que destacar también el trabajo de Miguel Figuerola, guitarrista de otro gran grupo de la escena rockera underground barcelonesa, Las flores del mal. Sus guitarras cortantes acompañaron al grupo en los temas más potentes.
El repertorio mezcló temas de su disco con otros más desconocidos, al menos para mi. Ojos, Love lights, una maravilla llamada Casa vieja, Una nube no es lugar para dos, la festiva México lindo, Diablo, la imprescindible Tren en vía muerta, un momento para la calma con la colaboración de Marta Rodes y Paz Bodoque en los temas I don´t cry anymore y Huyendo del Sol. A continuación tocaron un tema nuevo compuesto por Jordi Vila, del que no recuerdo el título entero, pero que comenzaba con la palabra Idiots. Otro temazo desconocido para mi, 5 segundos, me hizo pensar en cómo hubiera sido un hipotético segundo disco. La parte final del concierto fue brutal con las cañeras El rastro de la Luna, Justine y La carnada. Para los bises nos regalaron Pelea de gallos, Una broma pesada y cerraron por todo lo alto con As en la manga. Gran concierto de unos músicos formidables y honestos en su propuesta, que además se mostraron cercanos y cariñosos con todo el mundo al acabar el bolo. Me encantó hablar con María y con Jordi, al que le recordé su etapa con los Rivertones, el grupo en el que militó junto a los actuales Bantastic Fand, Nacho Para y Paco Del Cerro.
Me encantará saber de todos ellos en el futuro, si no es con Los amantes de María, en cualquiera de sus otros proyectos.
Mr. Sheep
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