Tenía muchas ganas de ver a los de Athens en un concierto en una sala pequeña para poder apreciar de verdad su música intensa, épica incluso, que combinan con maestría con esos otros temas más bluesys y con algunas joyas con melodías más poperas, aunque la verdad es que de éstas últimas pocas pudimos disfrutar. El concierto vino precedido por una interesante y enérgica actuación del grupo telonero, The Whybirds, que cuajaron un buen concierto y se ganaron al público con sus temas con sabor auténticamente americano, a pesar de ser ingleses.
Drive by truckers nos ofrecieron un intenso concierto de dos horas que aunque con algunos altibajos podríamos calificar de muy bueno; el aspecto negativo del concierto fue el sonido que en general fue bastante malo, pero Patterson Hood y sus compañeros supieron sobreponerse a este problema a base de intensidad y entrega en un concierto que empezó a medio gas para ir remontando poco a poco hasta cuajar una excelente actuación que se vino un poco abajo en los bises, no creo que escogieran bien en esta parte final, aunque se lo podemos perdonar ya que hubieron grandes momentos. En el set list predominaron los temas de su último disco The big to do, del que tocaron seis temas: The fourth night of my drinking, This fucking job,Get downtown, (It’s gonna be) I told you so, Birthday boy y el excelente Drag the lake Charlie; también tocaron algunos de sus grandes clásicos como Where the devil don’t stay, Tornadoes, A ghost to the most, My sweet Annette, Love like this, esa preciosa canción llamada Feb 14, Marry me, Lookout mountain, 3 dimes down, Hell no, I ain’t happy y el mejor momento del concierto con Gravity’s gone y la emocionante Let there be rock, una canción que debería ser de escucha obligada para cualquier aspirante a músico de Rock; después de llevarnos al cielo nos dejaron con ganas de más, pero nos defraudaron a medias con los bises, interpretando temas como Uncle Frank, The thanksgiving filter, Zip city y una versión fuera de lugar del tema People who died de Jim Carroll.
El concierto fue muy bueno, pero si hubieran escogido mejor los bises y hubieran interpretado alguno de los grandes temas que compuso Jason Isbell antes de dejarles hubiera sido perfecto. Patterson Hood fue todo actitud, entrega y simpatía y no paró de beber vino y bourbon en todo el concierto, Mike Cooley fue ese genio un poco hosco que manteniendo un poco las distancias da la sensación de ser el jefe en la sombra, John Neff estuvo magnífico con la guitarra y el pedal steel, Brad Morgan mantuvo el ritmo y se mostró muy sólido a los parches y Shona Tucker envolvió bien los temas con su bajo aunque estuvo un tanto timorata a las voces.
Una buena noche de Rock n’ roll, esperamos verles pronto.
Mr. Sheep