Después de tantas noticias tristes,
resulta curioso que el primer concierto potente de 2016 en
Barcelona sea el de Wilko Johnson,
un hombre al que los médicos desahuciaron hace un par de años y
que, sorprendentemente, acabó venciendo al cáncer
consiguiendo prorrogar su vida. Wilko
forever, como decía la pancarta que un seguidor colocó en el
escenario.
Fue guitarrista y máximo compositor en
los 70 de aquella maravillosa banda llamada Dr.
Feelgood, precursora del llamado Pub Rock (extraño
término que sólo se utiliza con este grupo), y que tan poco
reivindicada es en la actualidad. Quien no conozca su directo
Stupidity (1976) ya tarda en buscarlo. Icónica portada
para un disco brutal, aunque los tres trabajos en estudio que
hicieran con Wilko son igualmente
imprescindibles. Rhythm & Blues de categoría. Más tarde inició una carrera en solitario y
acompañó también a Ian Dury y sus
Blockheads. El último eslabón es ese
espléndido Going back home grabado junto a Roger
Daltrey y que parecía que iba a ser su testamento
discográfico. Esperemos que no sea así.
Lugar extraño para este concierto, el
Teatre Apolo (no la sala). No me parece el sitio más adecuado
para ver a Wilko Johnson, aunque sí es
cierto que gran parte de la platea estuvo en pie casi toda la noche.
Y tampoco nos quejaremos de la banda sonora anterior a la actuación,
con Buffalo Springfield, Eddie
Cochran, The Who
o Small Faces. Podría ser siempre así.
Y empezó el concierto. Público
absolutamente entregado a su ídolo y sus dos compañeros, el
bajista Norman Watt-Roy y el batería
Dylan Howe. Wilko
con su cara de loco, sus característicos
movimientos, su curiosa manera de tocar sin púa y su peculiar voz.
Dándolo todo y poniendo el teatro patas arriba, con un temazo
tras otro, casi sin descanso y apenas agradeciendo al público alguna
vez. Aclamadísimo Going back home,
enlazándolo con Roxette
y poniendo ya a medio teatro en pie. Y más himnos, como Sneaking
suspicion; versiones de clásicos
(¿algo más clásico que Wooly
Bully?);
una recta final de infarto, con Keep
on loving you, Everybody's
carrying a gun, Back
in the night
o She does it right,
y un fin de fiesta con el Bye bye
Johnny de Berry
y el teatro convertido en una pista de baile.
Realmente espectacular.
¿Qué más
podemos decir? Pues que gracias Wilko
por no haberte marchado antes de hora. Por muchos años.
Mr. Wolf
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