Volvimos a Vitoria para disfrutar de nuestro festival favorito. Llevamos
doce años acudiendo a nuestra cita con el Rock, el Soul, el Blues, el Garaje y
el Metal en un entorno inmejorable. La única sombra en nuestras previsiones era
la meteorología, que este año ha resultado bastante molesta.
El Viernes llegamos con tiempo suficiente a la plaza de la Virgen Blanca
para beber unas cervezas y comer algún pincho, pero la lluvia apareció en el
inicio del concierto de Julián Maeso y sólo pudimos disfrutar de tres temas.
Una pena, porque tiene una excelente banda soulera. Julián Maeso pudo
resarcirse por la tarde ya en el recinto del festival, pero nosotros por
desgracia no pudimos disfrutar de su concierto, otra vez será.
Cubiertos por abrigos y chubasqueros aparecimos por Mendizabala con la
descarga Blues Rock de Jared James Nichols, pero nos decantamos por la
propuesta de The London souls; el dúo de guitarra y batería, mezclado con sus
voces, nos dejó con ganas de disfrutarlos en mejores condiciones. Buenos temas,
buena actitud y tablas para enfrentarse a las inclemencias meteorológicas y el
poco público frente al escenario, ya que la gente siguió el concierto protegida
de la lluvia por las carpas.
Daniel Romano sonó muy bien, más rockero que en su última visita a
Barcelona, pero estuvo algo distante con el público; tiene buenos temas, pero
está claro que salen reforzados en las distancias cortas.
A priori Vintage trouble tenían un papel difícil, la hora temprana, un
público frío y la lluvia enfriando el ambiente, pero los de Ty Taylor salieron
dispuestos a despertar al personal, y vaya si lo consiguieron. Puede que
abusaran un poco de la interactuación con el público, pero sus escasos 50
minutos y la frialdad del ambiente les hizo salir enchufadísimos. Tocaron temas
de sus dos discos y la gente despertó del todo con ellos, y es que la verdad es
que entrega no les falta. Impagable ver surfear a Ty Taylor sobre el público y
bajo la lluvia. En ese momento eran lo que el festival necesitaba.
Teníamos muchas ganas de ver de nuevo a Lucinda Williams, es una de
nuestras artistas de cabecera y con su calidez dejamos atrás la lluvia y volvimos
a disfrutar con su enorme cancionero. Y eso que el concierto comenzó titubeante
por parte de la banda y sobre todo por culpa de un sonido malo e insuficiente
que lastró la mitad del show. Abrió con Protection y poco a poco fue ganando en
intensidad con temas como Unsuffer me o Dust; para mí el punto de inflexión
estuvo en una impresionante Foolishness, que ya mereció por sí sola nuestro
viaje a Vitoria; a partir de aquí el concierto ya no bajó el pistón, para
acabar con una gran versión del Rockin’ in the free world de Neil Young.
Con el buen sabor de boca que nos dejó Lucinda nos dirigimos al escenario
David Bowie para disfrutar con Blackberry smoke; los de Charlie Starr
estuvieron muy bien y se ganaron a la gente con sus grandes temas; pero yo los pude
disfrutar poco, mi chubasquero no resultó tan eficiente como parecía y a estas
alturas estaba completamente empapado, así que tuve que salir a buscar el coche
para cambiarme y con todo el dolor de mi corazón rockero me perdí buena parte
del concierto. Otra vez será.
The Hellacopters eran los cabezas de cartel después de que Primal Scream se
cayeran del festival, cosa que yo particularmente agradecí; y no defraudaron a
nadie. Conmemoraban el veinte aniversario de Supershitty to the Max! y
ofrecieron un conciertazo con el repertorio y la formación de esa época. Nicke
y Dregen derrocharon ganas y buen rollo y descargaron un trallazo tras otro. El
sonido una vez más estuvo flojo, pero el público disfrutó de lo lindo con temas
como Spock in my rocket, (gotta get some actio)now!, 1995 o Fire, fire,fire.
Tenía muchas ganas de ver a Danzig, sus cuatro primeros discos me gustan
mucho y había mucha expectación en el ambiente, pero la desilusión fue
tremenda. Glenn Danzig saltó al escenario como un toro bravo, agresivo y más
heavy que el infierno, pero falto de voz y de forma física se ahogaba después
de cada tema. La banda sonó plana y ni siquiera la guitarra de Tommy Victor
estuvo a su nivel. El público visiblemente contrariado fue abandonando su
concierto para refugiarse en el sonido luminoso New Orleans style de Luke
Winslow-King. Una pena, aunque escuchar Am I demon, Twist of Cain y Mother en
directo tuvo su punto.
Para acabar la noche la proyección de la película Gutterdämmerung sirvió
como un bonito homenaje para Lemmy, aunque después de un día tan intenso nos
dejó un poco planchados. A otra hora hubiera sido más disfrutable, aunque ver
actuando a todo un Henry Rollins tuvo su gracia. La banda que tocaba detrás de
la pantalla de proyección sonó realmente bien.
El Sábado sí que pudimos disfrutar en la plaza de la Virgen Blanca con el
buen rollo de Luke Winslow-King. Rock & Blues con una banda engrasada en la
que destacó el guitarrista italiano Roberto Luti.
Los sonidos metaleros de Raveneye nos dieron la bienvenida al recinto y los
combinamos con el sonido contundente y progresivo de The Vintage caravan; pero
el primer plato fuerte del día llegó con los imprescindibles Radio Birdman, que
estuvieron aún mejor que en su concierto de 2004 en este mismo festival. Es
increíble ver a músicos tan veteranos ofrecer una descarga de Garage punk tan
espectacular. El sonido fue muy bueno y unos rejuvenecidos Rob Younger y Deniz
Tek nos llevaron en volandas hasta el bis con Tv eye de los Stooges.
Conciertazo.
Imelda May nos sorprendió con su cambio de look, dejando atrás ese aura de
fantasía Pin-up y mostrándose más cómoda y relajada que la última vez que la
vimos. Derrochó simpatía y sensualidad en un gran concierto en el que volvió a
fallar el sonido del escenario Lemmy, sólo mejoró hacia la mitad del show.
Siempre es un placer ver en directo a la irlandesa, nunca defrauda.
El retorno de 091 es un extraño fenómeno que me tiene muy sorprendido, es
una banda imprescindible en el Rock español que pasó muy desapercibida mientras
se mantuvo activa y que tiene en José Ignacio Lapido a uno de los mejores
compositores del país. De repente tras anunciar su vuelta a los escenarios aparecen programados
en casi todos los festivales nacionales y como en el caso del Azkena en un muy
buen horario justo antes de The Who. La gran respuesta del público me hace
reconciliarme con el buen gusto y con mis congéneres. Estuvieron pletóricos y
fueron tocando un clásico tras otro con un sonido impecable, Tormentas
imaginarias, Debajo de las piedras, La noche que la Luna salió tarde, Otros
como yo, Sigue estando Dios de nuestro lado, Qué fue del siglo XX o La vida qué
mala es. Un ajuste de cuentas histórico con el gran público.
A las once de la noche y ya colocados en el escenario Lemmy, esperábamos
ansiosos el concierto de The Who. Es la gira de sus cincuenta años encima de
los escenarios y como en la de los cuarenta que pudimos disfrutar en Zaragoza
no salimos defraudados. Por fin un gran sonido, unas proyecciones de fotos de
sus inicios, unos efectivos músicos de acompañamiento, un repertorio
espectacular y sobre todo unos Daltrey y Townsend en estado de gracia, nos
dejaron apabullados ante tal exhibición de talento. El repertorio
de ensueño con I can’t explain, Substitute, Who are you, The kids are alright,
I can see for miles, My generation, Behind blue eyes, Join together, You better
you bet, 5:15, Love, reign o’er me, Amazing journey, Sparks, Pinball wizard, See
me, feel me, Baba O’riley y Won’t get fooled again. Se mostraron muy
simpáticos y cercanos con el público, sobre todo Pete Townsend, y nos
dejaron la sensación de que cuando se
jubilen ellos y los Stones no hay un relevo preparado para ocupar su lugar en
los grandes recintos. Imprescindibles.
Después del conciertazo de The Who no era fácil estar muy receptivo a lo
que venía a continuación, por un lado en el escenario Scott Weiland, Marky
Ramone se apropiaba de los clásicos de los Ramones en esta especie de banda
tributo que se ha montado. Prescindibles. Por otro lado en el escenario Bowie
los suecos Refused triunfaron por todo lo alto con su Hardcore punk, Dennis
Lyxzén se mostró como un gran frontman y lideró a los suyos por un gran
cancionero que nos dejó con ganas de más.
Supersuckers cerraban esta edición del festival, y aunque siempre es un
placer ver tocar a Eddie Spaguetti y los suyos, la verdad es que hubiera
preferido otro tipo de repertorio. Se centraron en su etapa Country, y creo que
mezclar esos temas con parte de su repertorio Punk Rock hubiera conectado más
con la gente. No estuvieron mal, pero se quedaron un poco a medias.
En definitiva hemos pasado un gran fin de semana en Vitoria y esperamos
poder repetir, este tipo de celebraciones rockeras nos cargan las pilas de
verdad.