Poco antes de las siete de la tarde y bajo un sol de justicia se presentaron en el escenario grande The Avett brothers ante un público que en su mayor parte no los conocía, su concierto fue de los que no se olvidan, toda una lección sobre cómo ganarse a un público, fueron todo entrega, simpatía y defendieron sus canciones con una fuerza que no parecía concordar en un principio con su Folk, Rock, Country; en resumidas cuentas fueron unos de los grandes triunfadores del festival y se han ganado a un público para el futuro, esperemos verles pronto en una sala pequeña para disfrutarlos a tope.
Con una sonrisa en la cara y las mejores sensaciones posibles encaramos el concierto de Band of horses en el escenario cubierto, me esperaba un buen concierto después de saborear su gran último disco, Infinite arms, pero no me esperaba el que creo sinceramente que fue el mejor concierto del festival, la banda de Ben Bridwell sonó compacta, melódica y con una fuerza descomunal, por momentos se acercaban al sonido de unos Jayhawks, a veces sonaban más Beatles, y sus armonías vocales sonaban tan bien como en los mejores discos de los Beach boys; se vaciaron literalmente en una hora de concierto que fue antológica, temas cómo Laredo, No one’s gonna love you o Is there a ghost sonaron a gloria y volvieron loco al público, se marcharon dejándonos con ganas de más. En cuanto empecé el camino que me llevaba al escenario principal el nerviosismo se empezó a apoderar de mí, estaba a punto de contemplar el concierto de toda una leyenda de la música, el gran Gregg Allman, a falta de poder asistir a un concierto de Allman brothers band, poder ver en 2011 a un veterano, figura clave en la historia de la música como Gregg es todo un lujo y poco menos que una oportunidad única; apareció despacio, tranquilo, se tomó su tiempo para colocarse cómodamente detrás de su órgano y con la tranquilidad del que no tiene que demostrar nada a nadie ofreció un concierto sosegado, de combustión lenta y que fue claramente de menos a más, la banda que le acompaña sonó compacta y solvente y demostró que no hace falta gritar para conectar con el público, pasó del teclado a las guitarras según la canción y cedió algún tema a la garganta del percusionista, en el repertorio Blues, southern Rock, toques Country; con algún tema de su excelente último disco Low country blues, alguna versión de Muddy Waters y algún clásico Allman como Melissa o Whipping post, mucha clase; lástima no habernos podido quedar al día siguiente para ver su concierto matutino en la plaza de la virgen Blanca.
De los conciertos de The Knockouts y Bright eyes tan sólo pudimos hacernos una idea, ya que fue el momento para reponer fuerzas, los suecos sonaron potentes en lo poco que vimos y los tres temas que vimos de Bright eyes sonaron tan voluntariosos como aturullados, apuntan maneras, pero no acabaron de convencerme. De vuelta al escenario grande para presenciar otro de los grandes conciertos de ésta edición, Brian Setzer acompañado de dos potentes tríos de Rockabilly y con el gran Slim Jim Phantom aporreando su mini batería; no hace falta ser un amante del Rockabilly para disfrutar como un crío en un concierto de Brian Setzer, el sonido fenomenal, el carisma, la entrega, la profesionalidad y sentido del espectáculo, TODO fue perfecto y el repertorio plagado de clásicos como Blast off, Rock this town, Sexy and seventeen o This cat’s on a hot tin roof. De The whybirds poco puedo decir porque casi no los pude ver, aunque si hicieron un concierto como el de hace unos meses teloneando a Drive by truckers seguro que estuvieron bien, son un buen grupo con sus influencias americanas y setenteras. Se acercaba el rush final del festival y aunque las fuerzas empezaban a fallar nos situamos en las primeras filas para ver a Paul Weller en otro gran concierto, la verdad es que siempre me ha gustado su música, pero le había perdido un poco la pista en los últimos años; está pletórico de ganas, voz y una clase y saber estar que le erigieron triunfador a pesar de aparecer en el cartel en medio de ofertas tan dispares a la suya como las de Brian Setzer y Thin Lizzy; el grupo un tanto gris en cuanto a presencia, pero sobrado de calidad, el repertorio variado mezclando temas de su carrera en solitario como Into tomorrow o the changingman con algún guiño a The Style council ( shout to the top!) y a The Jam ( Start), brillante. Y tras una espera interminable casi a las tres y media de la madrugada Thin Lizzy salieron a matar dispuestos a que nadie echara de menos al impresentable de Danzig; dejando de lado la estéril discusión de si tiene sentido que Thin Lizzy giren en 2011 sin Phil Lynott, la verdad es que esta formación es más que solvente y defienden los temas del repertorio de los irlandeses de una forma brillante, festiva y enérgica. La banda de Scott Gorham puso el cierre a una edición musicalmente muy brillante del festival aunque con algunos problemas de sonido, y con algunas cosas que a los asistentes veteranos del festival no nos acaban de convencer como el tercer escenario que solapa sus actuaciones con los otros, en éste festival una de las características era que si querías y el cuerpo aguantaba podías ver TODOS los conciertos, a mí me ha sabido mal no ver a gente como Arizona baby, Rival sons o Dirty york, este año el tema de los horarios creo que tampoco ha sido el más adecuado, creo que es más que excesivo que los conciertos acaben después de las cuatro y media de la madrugada, quizás con un mejor aprovechamiento del escenario cubierto se evitarían esperas innecesarias entre los conciertos del escenario principal, mención especial entre los aspectos negativos al tema de los urinarios, creo que la décima edición del festival ha sido la peor en cuanto a número de urinarios, situación de los mismos e higiene y vaciado, lamentable. A pesar de esto, lo hemos vuelto a pasar genial en Vitoria, el Azkena sigue siendo nuestro festival favorito y esperamos poder asistir a la onceava edición. Agur, long live Rock n’ roll.
Mr. Sheep