jueves, 28 de junio de 2018

AZKENA ROCK FESTIVAL. VITORIA. 22-23/06/18




Un año más el equipo de bcnenconcierto se desplazó a Vitoria para asistir al festival rockero por excelencia en España. Al Azkena se va, da igual si el cartel es un poco más o menos potente que el año anterior. La experiencia azkenera va más allá del cartel, engloba la comunión con la ciudad partiendo de los conciertos en la plaza de la Virgen Blanca, y callejeando por Cuchillería y aledaños. Además el grado de camaradería rockera que se consigue es algo único.

La llegada a Vitoria no pudo ser más triunfal, con la primera cervecita avistamos y abordamos a los canadienses The Sheepdogs, que amablemente nos atendieron y se prestaron a fotografiarse y a departir antes de su espectacular concierto en la plaza. Simpatía, tablas, un sonido perfecto y un repertorio matador con temas como Bad liutenant, Up in Canada, I'm gonna be myself, Help us all, Nobody, I don't know o Downtown; y como guinda el Ramblin' man de los Allman Brothers.




Por la tarde los Sheepdogs casi calcaron el repertorio en el escenario principal, pero volvieron a estar maravillosos. Me supo mal no llegar a tiempo de ver a los gallegos The Soul Jacket, sus dos estupendos discos prometen un buen directo, otra vez será. Los Rival sons pincharon, lastrados por un sonido regulero y una actitud incomprensible. En un festival hay que salir a matar en el tiempo que te dan, y una banda con sus canciones debería haber enganchado más al personal.


Lo de Van Morrison es un misterio insondable, capaz de conmover como nadie o de hacer conciertos fríos a piñón fijo. Todo parecía presagiar que no sería una gran actuación. El irlandés tosía mucho en los primeros temas y no paraba de sonarse los mocos, además sus últimos discos son un tanto fríos, con estándares jazzísticos un poco planos, por lo que al principio no se presagiaba nada bueno. Pero el gruñón irlandés nos dejó anonadados con una actuación maravillosa. Sonido impecable, banda solvente, un buen repertorio más centrado en el Rhythm and Blues que en el Jazz y con unas gloriosas pinceladas de Celtic Soul. Conciertazo en toda regla que a la postre resultó de lo mejor del festival junto a la exhibición de The Dream Syndicate. Del repertorio joyas como Magic time, Bye bye blackbird, Jackie Wilson said, Whenever god shines his light, Wild night, Days like this, Broken record, Night time is the right time, Moondance, el medley entre Baby please don't go y Got my mojo working, una jazzística Brown eyed girl, Gloria y una maravillosa Real gone.



Cansados y satisfechos después del concierto del irlandés nos lanzamos a por comida y no pudimos disfrutar ni del Hardcore de Dead cross ni del sonido garagero de Jim Jones y sus Thee Hypnotics. No se puede llegar a todo.


El concierto de Chris Robinson brotherhood fue un tanto apático y muy lineal. Está claro que en la banda hay grandes músicos que tocan como los ángeles, pero en un festival y en horario de cabeza de cartel se echó de menos un poco de garra que nos sacudiera el tono monótono del concierto. Neal Casal estuvo brillante a la guitarra, mucho más que el pesado de Adam MacDougall a las teclas, mientras que Tony Leone a la batería y Sven Pipien al bajo cumplieron sobradamente. Encontrar el equilibrio entre las partes de Jam y las canciones es todavía tarea pendiente para Chris. Los que lo habíamos visto al frente de los Black Crowes en sus dos conciertos azkeneros, no hicimos más que echar de menos tiempos mejores.

La banda que ha reunido Wayne Kramer para celebrar el 50 aniversario del Kick out the jams de MC5 es un supergrupo en toda regla, pero creo que les faltan ensayos para cohesionar un set que con semejante repertorio debería de ser matador. Marcus Durant de Zen Guerrilla estuvo plano y falto de carisma en las voces, Kim Thayil simplemente cumplió acompañando a Kramer a la guitarra, Doug Pinnick ofreció más imagen que música y posiblemente fue Brendan Canty de Fugazi el que más destacó detrás de su batería. De todas formas siempre es un placer reencontrarse con un Wayne Kramer en buena forma y con un repertorio legendario en la historia del Rock.


Nebula sonaron compactos, densos, oscuros, poderosos, intensos y muy guitarreros. Salieron a matar desde el principio y nos engancharon a base de Stoner Rock de calidad. Temazos como Sun creature, Aphrodite, Atomic ritual, Rocket o Strange human sonaron a gloria y pusieron para nosotros el punto final a un primer día un tanto desigual, pero intenso y disfrutable como siempre.



El Sábado nos recibió con un tiempo espléndido en la plaza de la Virgen Blanca para asistir al concierto del James Taylor quartet, y aunque en principio no estábamos muy receptivos con esa música más propia de unos buenos ascensores de hotel que de un festival rockero, la verdad es que ofrecieron un buen concierto cargado de Funky y con una gran interacción con el público. Bien.



Nada más aparecer por Mendizabala nos recibe el Rock n' Roll sucio y garagero de Lords of Altamont. Hacía muchos años que no les veía en directo, y la verdad es que han mejorado mucho. Buen sonido, entrega, actitud y todo un detallazo con un fan del grupo al que invitaron al escenario e incluso a tocar un poco de teclado. Nos dejaron con ganas de más.



Cuando uno ve que un grupo vasco que canta en Euskera no para de tocar por todo el país, y se meten en todos los festivales potentes, debe de haber una buena razón. Berri Txarrak triunfaron por todo lo alto. Casi dos décadas de buena música que les han convertido en todo un referente. Era la segunda vez que les veía en Azkena y han crecido como grupo. Tocan muy seguros, tienen grandes temas y el público ganado de antemano. Si además ofrecen un muy buen sonido y actitud a raudales, pues el concierto resulta todo un éxito. Temazos como Spoiler, Zuri, Infrasoinuak, Harra. Tiene que ser muy grande verles en una sala.



Mott the Hoople en el escenario principal, casi nada. El señor Ian Hunter con casi ochenta años es capaz de noquear al más atrevido de los jovenzuelos encima de un escenario. Su actuación llenó de clase y de Rock n' Roll clásico el recinto de Mendizabala. El repertorio fue de ensueño, comenzaron con la intro de American pie y Golden age of Rock n' Roll, Lounge lizard, I wish i was your mother, Pearl n' Roy, un medley entre Roll away the stone y el Sweet Jane de la Velvet, Honaloochie boogie, Rest in peace, Walking with a mountain, la teatral Marionette, ese temazo que es All the way from Memphis, Jerkin' crocus, One of the boys, y para acabar el medley de Rock n' Roll queen, Crash street kids, Whole lotta shakin' on y Violence. Para cerrar por supuesto ese mega clásico que les regaló David Bowie, All the young dudes. Ian Hunter anda muy bien de voz, ágil con las guitarras y muy bien respaldado por una gran banda en la que destacaron, también por su simpatía, Ariel Bender y Morgan Fisher.



Hacía mucho tiempo que no seguía las andanzas de Turbonegro, desde que cambiaron de vocalista, pero hace poco que me reconcilié con ellos debido a que su último disco Rock n' Roll machine me sorprendió agradablemente. En Azkena su público era mayoritario, sin duda había más gente con camisetas o chaquetas tejanas del grupo, que de ningún otro artista del festival. Con el público muy receptivo, un muy buen sonido y ese Shock Rock tan teatral triunfaron por todo lo alto y Get it on fue uno de los momentazos del festival.





Tenía el presentimiento de que los Dream Syndicate de Steve Wynn iban a ofrecernos un buen concierto, su disco de retorno del año pasado How did I find myself here? estaba a la altura de su legado, y la solvencia de Jason Victor a la guitarra, la contundencia de Dennis Duck a la batería, el ritmo de Mark Walton al bajo y las teclas de Chris Cacavas eran una plena garantía. Pero la hora de concierto que nos ofrecieron superó con creces mis expectativas y se convirtió en la mejor actuación del festival. Salieron a matar y defendieron su último álbum del que tocaron 6 temas. Hay que tener mucha seguridad en tu trabajo para hacer primar tus canciones por encima de lo que espera tu público. Todos queríamos escuchar mucho material de sus discos clásicos, pero al final a nadie le importó. Comenzaron con The side I'll never show, siguieron con The circle, 80 west, y una soberbia Out of my head, Filter me through you, Armed with an empty gun y How did I find myself here? nos dejaron levitando y remataron la faena con las clásicas That's what you always says y una chirriante The days of wine and roses. Para entonces las caras de los músicos rebosaban felicidad y las del público una mezcla de éxtasis y sorpresa. Acabaron con Glide y Tell me when it's over. Brutal.



Casi a la carrera llegamos al escenario principal a tiempo para el concierto de Joan Jett. A sus casi sesenta años está espléndida, quizás se haya pasado un poco con el bisturí, pero da igual. Mantiene su aura rockera intacta y supo sobreponerse a un titubeante inicio en el que tuvo algún contratiempo técnico a fuerza de oficio. Teníamos muchas ganas de verla, no se prodiga mucho en Europa y la ocasión era única. Al final un repertorio equilibrado entre sus temas más conocidos y su último disco Unvarnished, más los temas legendarios de las Runaways y unas buenas versiones. Victims of circumstance abrió el fuego, Cherry bomb nos llevó a sus años juveniles, siguió con la versión de Gary Glitter Do you wanna touch me. Bad reputation, TMI, Soulmates to strangers, otra de las Runaways You drive me wild, Fake friends, la versión del Light of day de Springsteen, Make it back, Love is pain, A hundred feet away, Fragile, Fetish, Fresh start, la versión de Sonny Curtis Love is all around y la explosión final con I love Rock n' Roll, Crimson and clover más I hate myself for loving you. Fiestorro total y caras de felicidad entre los que creíamos que nunca berrearíamos estos clásicos en vivo. El gran Kenny Laguna nos animó a pedir más y Joan acabó con Hard to grow up, Real wild child (wild one) y la versión de Sly and the family Stone Everyday people. Deuda saldada.



La propuesta festiva y rockera de Joan contrastó con el pantanoso, bluesero y lineal concierto de los australianos The Beasts of Bourbon, una pena porque son una gran banda que ya nos noqueó hace unos años en el Azkena, con un concierto adrenalínico, más garagero y brioso. Pero en esta ocasión optaron por una opción más intimista que teniendo en cuenta la hora nocturna en la que tocaban provocó una deserción masiva del público hacia el Trashville y el concierto de Carlos Vudú y su homenaje, un tanto desangelado, hacia la figura del eterno Tom Petty. Nada que reprochar a los músicos que casi sin tiempo suplieron la baja de Urge Overkill lo mejor que pudieron. Pero faltó algo, no sé, creo que el legado de Petty pedía otro tipo de homenaje.



Con el cansancio acumulado durante todo el festival afrontamos el concierto de retorno de los noruegos Gluecifer con pocas expectativas, pero rápidamente su energía, el buen sonido y una actitud matadora nos ganaron para la causa. Muy bien, una manera perfecta para acabar un festival. Además tuvieron el detalle de dedicarle a Kike Túrmix su temazo The year of manly living. Biff Malibú mantiene en plena forma sus cuerdas vocales y Captain Poon brilló mucho más de lo que lo hace con los correctos Bloodlights.



Un año más de sueño rockero condensado en un par de días de amor por la música, de encuentros con amigos melómanos y de exaltación de la amistad, porque esto sin amigos no sería lo mismo. El año que viene más.

Mr. Sheep

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