miércoles, 29 de octubre de 2008

MICHAEL SCHENKER GROUP. BIKINI. 28/10/08


Para empezar una queja. Si ante la demanda de entradas hay que cambiar de sala un determinado concierto se cambia y no pasa nada. Pero lo que ocurre en numerosas ocasiones en Bikini es escandaloso. Para que haya un mayor aforo levantan la pared con la sala de salsa que tienen al lado, ponen allí una pantalla de vídeo y se quedan tan anchos. Lógicamente la visibilidad desde esa sala no es buena, nadie paga para ver el concierto por una pantalla, con lo que la mayoría de la gente se agolpa en la sala principal. ¿Resultado? Ver el espectáculo en una situación asfixiante, de total incomodidad. Como siempre, los asistentes a este tipo de eventos rockeros tratados como borregos. ¿Hasta cuando? Ya se verá.
Hablemos del concierto. Dos años después de su última visita Michael Schenker volvía a Barcelona, y esta vez con algunos de los componentes históricos de su grupo. Gary Barden se puede considerar el cantante más clásico de los que han pasado por la banda del guitarrista alemán, con permiso del gran Graham Bonnet. Además despejó dudas al mostrarse en buena forma vocal y física. De esto último no puede presumir el bajista Chris Glen, enormemente pasado de peso, pero eso no le impide ser (también enormemente) simpático. A estos músicos hay que añadirles a Chris Slade, solvente batería que ha pasado por AC/DC o The Firm, entre otros, y a Wayne Findlay, el más joven del grupo, a los teclados y guitarras.
El señor Schenker es consciente de que sus años dorados ya quedan atrás, con lo que las referencias a sus trabajos recientes son escasas, y tirando de los clásicos que todos deseamos el triunfo está asegurado. Así disfrutamos de Cry for the nations, Let sleeping dogs lie, Armed and ready, Into the arena, Ready to Rock y Rock my nights away, entre otras. Y en el bis el recuerdo a UFO, con Doctor Doctor y Rock bottom. Todo ello con el rubio guitarrista luciéndose, con su típico balanceo agachado sobre su Flying V y una banda infalible detrás.
A la salida la felicidad era palpable entre el público, en el que distinguimos gran cantidad de cuero y parches, melenas canosas, calvas incipientes y barrigas prominentes rodeadas por un cinturón de balas. Los viejos rockeros nunca mueren.
Para terminar un consejo. En los conciertos en Bikini hay que decirle al personaje de la puerta que no se exceda rompiendo la entrada. Ya me ha ocurrido varias veces, y no sólo a mí. Y es que además de machacarse en el gimnasio y cubrirse de tatuajes, dicho personaje podría pensar que la gente suele coleccionar sus entradas. No es tan difícil.

Mr. Wolf

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domingo, 26 de octubre de 2008

THE QUIREBOYS. KGB. 25/10/08


Una vez más nos dimos cita en la peor sala de conciertos de Barcelona para ver a los entrañables The Quireboys, con el gran Spike al frente. En esta ocasión venían a presentarnos su nuevo trabajo: Homewreckers & Heartbreakers, espléndido disco que se encuentra a la altura de sus mejores obras. Y es que esta banda nunca defrauda, ni en estudio ni en directo.
Nos encontramos con una sala llena, con un calor insufrible (algo habitual en KGB) que hizo mella en los músicos, como pudimos comprobar antes del bis con Spike saliendo a la calle para darse un respiro. También nos encontramos con un sonido aceptable (algo poco habitual en KGB), aunque no perfecto, obviamente.
Tras la esperada frase inicial "We are The Quireboys, and this is Rock & Roll" vimos a lo largo de más de una hora y veinte a una banda perfectamente engrasada y disfrutando sobre el escenario, tocando clásicos como Misled, Hey you, Roses & rings, Sweet Mary Ann o Tramps & thieves, junto a nuevos temas como I love this dirty town (con referencias a su Newcastle natal), Mona Lisa smiled o Late nite saturday call. Para acabar 7 o'clock, y en el bis I don't love you anymore y Sex party, como no podía ser de otra manera.
Es un placer ver a una banda inglesa netamente rockera en la tradición de Faces y Stones, y más con un cantante que es todo un lujo. Spike, el hombre del eterno pañuelo y la eterna sonrisa, el hombre de la voz rota, el heredero natural de Rod Stewart, el colega de correrías de Tyla... Un cantante convertido ya en un clásico para quienes le conocemos desde hace casi dos décadas.
Esperemos que la próxima vez les veamos en un buen local y no en una cuadra.
This is Rock & Roll.

Mr. Wolf

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domingo, 19 de octubre de 2008

THE WILDHEARTS. RAZZMATAZZ 3. 17/10/08


Definitivamente hay grupos que no tienen suerte. Entre ellos se encuentran estos británicos comandados por su compositor, cantante y guitarra Ginger. Y es que con esa cantidad de temas brillantes que atesoran, en los que combinan con acierto potencia con melodías irresistibles deberían ser una banda puntera y vender muchos más discos de los que venden. No sólo no ocurre esto sino que además nos visitan y su concierto se pasa de la sala 2 a la 3 de Razzmatazz, es de suponer que por la floja venta de entradas. Pese a todo, esa pequeña sala estaba llena de verdaderos fanáticos que se sabían prácticamente todas las canciones de memoria, siendo las primeras filas un auténtico hervidero, incluso más de uno (y de una) acabó el concierto tirado sobre el escenario y luchando por conseguir una púa.
Mi primera toma de contacto con The Wildhearts fue en 1996, en el Palau Sant Jordi como teloneros de AC/DC. Me parecieron un buen grupo, aunque claro, en un sitio tan grande, aún con luz diurna y con la exhibición que dieron los australianos después la verdad es que pasaron un poco desapercibidos. Los volví a ver en el festival de Azkena 2004, donde fueron de lo mejor que hubo en esos días en Vitoria. Y ahora me apetecía mucho verlos por primera vez en una sala donde pudieran mostrar su poderío en escena.
Tras el set de los teloneros Lipstick, buena y divertida banda española, subieron a escena Ginger (con su preciosa Les Paul) y los suyos, dando inicio nada más y nada menos que con Vanilla radio, Caffeine bomb y Everlone. A partir de ahí, y con el público ganado todo fue sobre ruedas, especialmente cuando tocaron una canción que a mí particularmente me vuelve loco, como es My baby is a headfuck, verdadero momento álgido de la noche. Brillante sonó también su versión de Carmelita, de Warren Zevon, cantada con fiereza por Scott, el bajista. Y para terminar, otra joya de su discografía: I wanna go where the people go, que cerró la hora y veinte larga que nos ofrecieron.
Vimos un buen concierto de un buen grupo. Esperemos que algún día cambie su suerte.

Mr. Wolf

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