miércoles, 9 de febrero de 2011

NASHVILLE PUSSY. MEPHISTO. 07/02/11

Una vez más, el huracán Nashville Pussy pasó por Barcelona. En esta ocasión, por Mephisto, la misma sala que les acogiera en su ya lejana primera visita, en 1998. Ahora, con la más que consolidada formación actual; con los habituales Ruyter Suys, Blaine Cartwright (al que viéramos meses atrás con Nine Pound Hammer), Jeremy Thompson, y Karen Cuda, la bajista más duradera que ha tenido la banda.
Para preparar el terreno tuvimos primero la actuación del grupo local Mescaleros, de potente directo y poderosa imagen; y que tuvieron el detalle de dedicar un tema a la memoria del inolvidable Gary Moore. Bien por ellos.
Con los de Atlanta no hubo sorpresas. Conocemos de sobras su música y su actitud escénica, con la incendiaria Ruyter al frente. Desde la inicial Say something nasty ya nos dejaron claro que la noche sería una fiesta en la que repasaron su discografía ante una entregada audiencia. Speed machine, Hate and whisky, I'm so high, la festiva Why why why, Go motherfucker go o Snake eyes fueron algunas de las canciones que pudimos disfrutar. Además de esas versiones que ya han hecho suyas, como son Nutbush city limits y Rock'N'Roll outlaw.
Por supuesto, Blaine lució con orgullo su camiseta de Judas Priest (una vez más), Jeremy y Karen se mostraron como una engrasada sección rítmica, y Ruyter..........¿qué decir de Ruyter? No importa las veces que haya visto en directo a los Pussy, que siempre me impresiona esta heredera de Angus Young. Es un espectáculo ver como toca y como disfruta haciéndolo. Y encima, al acabar el concierto, se mostró simpatiquísima firmando autógrafos y haciéndose fotos con la gente. Un verdadero encanto.

Mr. Wolf

Más info en la web del grupo

jueves, 3 de febrero de 2011

SUPERSUCKERS + THIN LIZZY. APOLO. 30/01/11






Noche rockera en la sala grande de Apolo, con una excelente entrada, para ver a una banda mítica junto a unos de sus discípulos más aventajados.
Para empezar, Supersuckers. Una vez más en nuestras tierras (y van....). Y un repertorio que ya conocemos; y una actitud escénica ya vista, pero......¡cómo nos gusta este grupo! Un directo adrenalínico, con el siempre cachondo Eddie Spaghetti al frente, y temas como Rock 'N' Roll records (ain't selling this year), The evil powers of Rock 'N' Roll, Pretty fucked up o Born with a tail. Lástima que en esta ocasión no hubiera espacio para su set Country, probablemente debido a la escasa duración de su actuación, que no llegó a los cuarenta minutos.
Y después, Thin Lizzy. Una banda que para mí siempre ha ocupado un puesto de honor en mi vida. Y sí, Phil Lynott ya no está, y sin duda es un personaje irremplazable. De hecho, quince años atrás me costó aceptar un retorno sin él, hasta que pensé en que quien mejor que Scott Gorham y John Sykes para continuar con el legado del bajista irlandés. Y ahora, a los veinticinco años de su muerte, una nueva gira con cambios importantes en su formación. Con Gorham a la guitarra, por supuesto, y con la incorporación de Brian Downey, el batería de siempre de la banda en su época clásica. Sustituyendo a Sykes, nada menos que Vivian Campbell, el guitarrista de la primera etapa de Dio, y actualmente en Def Leppard. Además, el teclista Darren Wharton, que ya estuvo en el grupo en los 80; el bajista habitual Marco Mendoza, y el ex Almighty Ricky Warwick a la voz y tercera guitarra.
Con una banda que tiene esas guitarras dobladas como marca de la casa, y un repertorio semejante la verdad es que sobran las palabras. Are you ready, Waiting for an alibi, Jailbreak, Do anything you want, Dancing in the moonlight, Still in love with you (una de las canciones más bellas que se pueden escuchar), Whiskey in the jar (la locura en la sala), Sha la la, Cowboy song, The boys are back in town, Rosalie, Black rose..... ¿Qué más se puede decir?
Los más aclamados, lógicamente, fueron Downey y el elegante Gorham. Warwick cumplió perfectamente con su papel (difícil, también hay que decirlo), y Campbell demostró su clase.
Allí donde se encuentre el maestro Lynott, puede sentirse tranquilo y orgulloso: sus chicos están de vuelta en la ciudad.

Mr. Wolf

Más info en la web del grupo
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miércoles, 2 de febrero de 2011

DELICATESSEN BCN. STEVE EARLE









Steve Earle



En estos tiempos que corren ser una persona íntegra y sincera que hable sin tapujos ni ambigüedades sobre los temas que le preocupan y ser capaz de desnudar el alma sin adornos ni artificios no está de moda, pero la carrera de Steve Earle ha pasado por todas las etapas posibles y en la actualidad estar de moda debe ser la menor de sus preocupaciones. Demasiado rockero para los amantes del Country, demasiado country para muchos rockeros, demasiado viejo para los jóvenes, demasiado moderno para los tradicionalistas, en fin Steve Earle va por libre y hace las canciones que le da la gana, no las que la gente espera que haga.

Stephen Fain Earle nació en la base militar de Fort Monroe en Virginia en 1955. Con 13 años asistió a un concierto de Lynyrd skynyrd en el que consiguió cruzar unas palabras con Ronnie Van Zant, éste le regaló su collar y le animó a seguir su ejemplo y convertirse en una estrella del rock algún día, y a partir de entonces el joven Earle se dedicó con todas sus fuerzas a conseguir su sueño.

Su carrera comenzó de forma fulgurante, era muy joven cuando comenzó a componer y a interpretar sus canciones mirándose en el espejo de outlaws de la música de raíces norteamericana como Hank Williams, Guy Clark y sobretodo Townes Van Zant, apadrinado por éste último se labró una gran reputación actuando incesantemente por todo el país y cuando se publicó su primer disco era ya un artista conocido, en ésta época se relacionaba también con cantantes de la talla de Lucinda Williams, Nanci Griffith o Emmylou Harris.

En 1986 debutó con el disco Guitar town, en 1987 publicó Exit 0 y con Copperhead road (1988) su fama explotó; en la tradicional escena de Nashville fue encumbrado como uno de los jóvenes con más talento y su carrera se disparó disco a disco con cada vez mayores ventas y actuaciones en recintos más grandes; pero con el éxito, la fama y el dinero, su vida personal se fue desmoronando debido a sus adicciones y a sus problemas con las mujeres ( se ha casado 7 veces ), de esta época surgió el disco The hard way (1990) en el que sus problemas con las drogas se hicieron muy evidentes. Esta espiral autodestructiva motivó su arresto y posterior condena a prisión, donde pasó año y medio (1993-1994); su estancia en prisión le hizo replantearse la vida y le sirvió para salir como un hombre limpio de drogas y con una mirada cada vez más lúcida sobre su vida personal, los problemas del mundo en general y de la sociedad norteamericana en particular.

Los dos primeros discos que publicó tras su salida de la cárcel son maravillosos, el primero lo grabó en solitario y en formato acústico, Train a comin’(1995), y el segundo, Feel Allright (1996), respaldado por su banda de acompañamiento más fiel (The Dukes); son dos discos llenos de grandes canciones donde habla sin tapujos sobre sus problemas personales y también plantea su esperanza ante un futuro en el que libre de las ataduras del pasado se manifieste dueño de su propio destino; canciones como Hard-core troubadour, Feel allright o una de las canciones sobre el mundo de la droga más sinceras que he escuchado en mi vida, Cocaine can not kill my pain. En 1998 se editó El corazón, el último de los discos que ha publicado con una multinacional (Warner Bros records), un trabajo lleno de grandes canciones como Christmas in Washington, Ft. Worth blues y la desgarradora Taneytown. Volvieron los premios y alabanzas por parte del público y de la crítica que siempre han aplaudido el renacer artístico de personas que han tenido graves problemas personales. A partir del disco The mountain (1999) Earle publica con su propia compañía discográfica (E-squared records) y empieza a vislumbrarse un cambio en sus letras que irán haciéndose cada vez más políticas en el siguiente disco, Transcendental blues (2000); los halagos y las críticas positivas empezaron a apagarse con la inclusión en su repertorio de temas de contenido político, siempre se mostró muy crítico ante temas como la pena de muerte (Billy Austin, Over Yonder, Ellis unit one), las guerras e intervenciones militares de su país en el extranjero(Rich man’s war, Conspiracy theory), la pésima calidad de la sanidad norteamericana y la política económica y social de las administraciones de los Bush (Condi, Condi, F the CC).

Este activismo político le haría embarcarse en alguna gira con músicos como Bruce Springsteen, REM o Tom Morello para pedir el voto tanto por John Kerry como por Barak Obama para sacar del gobierno de su país a los republicanos y ha colaborado también con gente del cine como Tim Robbins o Michael Moore en las bandas sonoras de sus películas. Sus discos más abiertamente políticos serían Jerusalem (2002) y The revolution starts now (2004), dos grandes discos, sobretodo el primero, pero serían trabajos que harían cambiar definitivamente el estatus de Steve Earle, que sería repudiado definitivamente por la escena ortodoxa y tradicional de Nashville y le harían reducir los aforos de sus conciertos y los medios para grabar, hasta el punto de tener que cambiar su residencia a la más cosmopolita New York y girar mucho más asiduamente por Europa, tanto con los Dukes, como en solitario o acompañado de su esposa, la cantautora Allison Moorer. Uno de los momentos más controvertidos y polémicos de su carrera vino con la publicación del disco Jerusalem, en este disco intentaba comprender a los talibanes y se cuestionaba los conflictos de oriente medio, la canción John Walker blues trataba sobre cuales podían ser las motivaciones para que un chico que había crecido en la consumista sociedad norteamericana, con la MTV y el espejismo del sueño americano se hubiera convertido al Islam y radicalizado hasta el punto de marchar a Afganistán con los talibanes dispuesto a enfrentarse a sus compatriotas; por supuesto gran parte de su público no entendió el mensaje de la canción e incluso se llegaron a quemar sus discos y muchas tiendas dejaron de vender su música. Esta última etapa de su carrera ha estado marcada por producciones austeras como la de su último disco, Townes (2009), un sentido homenaje al que fuera su maestro en los inicios de su carrera (Townes Van Zant), y acercamientos a la electrónica aunque sin perder su esencia country y rockera en Washington square serenade (2007), también se ha lanzado a la interpretación actuando en varias temporadas de la magnífica serie de televisión The Wire, y en la excelente serie sobre el desastre del Katrina en Nueva Orleans Tremè, apareciendo puntualmente en alguna película como Leaves of grass; ha publicado también un libro recogiendo once relatos cortos titulado Doghouse Roses, que ha sido traducido al castellano con el nombre de Rosas de redención y que es muy recomendable.

Su familia está llena de talento y los discos de su actual mujer (Allison Moorer), de su hijo (Justin Townes Earle) y de su hermana (Stacey Earle) están llenos de buenas canciones.

Esperemos que Steve Earle nos siga obsequiando con buenos temas y emocionándonos en directo ahora que viene a tocar asiduamente a nuestros escenarios.


Antonio Sánchez