domingo, 14 de octubre de 2018

CALELLA ROCKFEST 2018. FÀBRICA LLOBET (CALELLA). 12,13/10/18

De nuevo en el Calella Rockfest, un festival al que en esta ocasión volvíamos a acudir después de habernos perdido la edición anterior. Este año con un cartel correcto en el que destacaba con luz propia el señor Mike Farris, y también con una alarmante ausencia de público, presentando el recinto de la Fàbrica Llobet una pobre entrada en las dos noches. Esperemos que para la séptima edición las cosas mejoren.

El viernes se abría el festival con los castellonenses Dry River. Me merecen todo el respeto del mundo, pero su Progresivo a mí personalmente me resulta bastante aburrido, así que preferí desplazarme hasta el bar para cenar y coger fuerzas. Eso sí, había más de un seguidor ataviado con camiseta del grupo.


Después tocaba el turno de una banda que a mí me tiene enamorado desde mi primera vez con ellos en 2013. Ya hemos hablado varias veces en este blog de Hellsingland Underground, y nuevamente no decepcionaron. Siempre con las dobles guitarras, el carisma de su cantante Charlie Granberg y las canciones, sobre todo las canciones: Lost river band, Northern country boy o Evil will prevail, auténticas joyas de una banda sueca (aunque parezca netamente americana) a la que considero de las mejores que hay en la actualidad. Gran imagen final del guitarrista Mats Olsson bajando a abrazarnos a los que estábamos en primera fila, y gran ejemplo para otras bandas al estar todos un buen rato en el puesto de merchandising charlando y haciéndose fotos con la gente. Buenos tipos.

Los siguientes en aparecer sobre el escenario eran los finlandeses Lordi, famosos tras ganar años atrás el festival de Eurovisión, algo que tampoco me parece un bagaje como para sentirse orgullosos, desde luego. A mí me hacen gracia un rato con todos sus disfraces, pero me acaban cansando al fallarles lo más importante: la música. Canción por canción no están mal, pero me acaban resultando aburridos. Y sí, tocaron su éxito eurovisivo, Hard Rock hallelujah, con el que pusieron punto final a su actuación. Aunque una cosa hay que reconocerles, y es que tiene mérito aguantar hora y veinte con esos trajes, máscaras y maquillaje bajo los focos. Debe ser algo infernal.

Recta final de la noche, cansancio acumulado y espera interminable por problemas con el sonido de los siguientes protagonistas, nuestros queridos Nashville Pussy. Y como colofón de la primera jornada no estuvieron nada mal, saliendo a matar y sin dar respiro en toda su actuación. ¡Qué importa si siguen los problemas de sonido! Son los Pussy y van a lo que van. Con la cantidad de veces que los he visto en directo y me siguen noqueando con sus ritmos acelerados deudores de AC/DC y Motörhead; y con esa fiera llamada Ruyter a la guitarra desbordando pasión y entrega. Presentaban su reciente Pleased to eat you y aprovecharon también para soltarnos sus cañonazos de siempre, como First I look at the purse, I'm so high, Why why why o ese imprescindible Go motherfucker go final. Una vez más llegaron y vencieron. Lástima que en su puesto de merchandising tuvieran esos precios desorbitados (???).
Fin de fiesta y momento de irse a dormir, que al día siguiente se avecinaba tormenta. Y de la buena.

Mr. Wolf

Un día gris y lluvioso nos recibió en Calella para el día grande del festival. El cartel del Sábado era variado y a priori más que interesante. Aunque el aliciente máximo de ésta edición del Calella Rockfest era contemplar la vuelta al Rock de una de las gargantas más privilegiadas de su generación, el gran Mike Farris.

Pero vayamos por partes, abrieron Rocking horse, una banda formada por músicos veteranos curtidos en mil batallas, y la verdad es que aunque no sonaban mal, tenían un sonido bastante impersonal, que no te hacía entregarte del todo a su propuesta. Algunas buenas versiones que sirvieron para caldear el ambiente y prepararnos para contemplar el concierto de los suecos Electric boys, unos veteranos que ofrecen un Hard Rock con toques sleazys que logró conectar con un público muy receptivo. Conny Bloom a la voz y guitarra, Franco Santunione a la guitarra, Andy Christell al bajo y Jolle Atlagic a la batería ofrecieron un enérgico concierto que sólo se vio lastrado por un exceso de decibelios que saturaban su sonido. Buenos temas como Suffer, Rags to reaches, una sorprendente Electrified con la intro de Tom Sawyer de Rush, y el fin de fiesta con Charlie Granberg de Hellsingland underground uniéndose para una festiva All lips n' hips. Buen concierto.



La espera para el concierto de Mike Farris se nos hizo eterna. Es uno de nuestros artistas de cabecera, sus discos al frente de Screamin' Cheetah Wheelies son clásicos que en su momento no tuvieron toda la suerte y recorrido que merecían, y aunque en su etapa en solitario ha sacado buenos discos, a su Gospel le faltaba el carisma de su época rockera. Su nuevo disco, el excelente Silver & Stone, ha supuesto su regreso al Rock y la verdad es que después de verle en directo no ha podido estar más acertado. En el año 2004 al frente de los Wheelies ofreció un mítico concierto en el Azkena Rock Festival, que para muchos puede que haya sido el mejor que se haya visto en Vitoria. Muchos recordamos aquel mágico momento en el que se fue la luz y Mike Farris se puso a cantar a capella y silenció a todo el público del festival. Después ha venido de gira con su grupo de Gospel Soul, pero esta gira de retorno a sonidos más roqueros ha sido una auténtica delicia. Su nuevo grupo The Fortunate Few está formado por el enorme, en todos los sentidos, Jordan Hymon, El bajista con pinta de empollón Justin Ferwerda y el super hero de la guitarra Bart Walker. Una banda más que solvente que se compenetra a las mil maravillas con un Mike Farris que está pletórico de voz y de actitud. El concierto fue una auténtica pasada, una maravilla cósmica que los que estuvimos allí recordaremos para siempre como uno de los conciertos de nuestra vida. Comenzó con algún tema del nuevo álbum como When Mavis sings, Snap your fingers, Are you lonely for me baby?, versiones llevadas a su terreno como Folsom prison blues de Johnny Cash, los primeros acercamientos al repertorio de Screamin' Cheetah Wheelies con la mágica Magnolia o Boogie King, y cuando ya estábamos rendidos a sus pies llegó su particular homenaje a Tom Petty con un Swingin' brutal, una festiva American girl y una emocionante Room at the top. Para los bises dos joyas como Father speaks y Hello from Venus. Brutal concierto, intensidad, simpatía, carisma, buen sonido. Mágico. Después del concierto se produjo un momento muy especial cuando la banda abandonaba la sala, con un Mike Farris simpático atendiendo al público, la gente comenzó a aplaudir en plena calle hasta que la furgoneta abandonó el lugar con un Farris visiblemente emocionado.






Después del huracán Farris, los Bellrays no lo tenían nada fácil. Cuando empezaron la gente aún comentaba el bolo anterior, y además fueron perdiendo público a medida que avanzaba el concierto, y puede que fuera por eso, pero no acabé de verles a gusto en toda la actuación, especialmente a Lisa Kekaula. Salieron a matar, eso sí, al más puro estilo ramoniano enlazaron un tema con otro durante el poco más de una hora que duró su actuación. Aún así hubo momentos muy disfrutables, con ese estilo tan personal de mezclar el Soul con el Punk Rock. Bad reaction, Mine all mine, Love and hard times o Black lightning hicieron disfrutar al personal. Bob Vennum a la guitarra, Justin Andres al bajo y un espectacular Stefan Litrownik a la batería cumplieron con su papel y nos devolvieron cansados pero contentos a la realidad de una noche lluviosa, pero inolvidable.



Un saludo desde aquí para la gente que monta y trabaja en un festival modesto, sí, pero modélico en su forma de gestión. Esperemos poder volver el año que viene.

Mr. Sheep
















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