viernes, 29 de octubre de 2010

JOHN HIATT AND THE COMBO. BIKINI. 28/10/10




John Hiatt es uno de los mejores compositores actuales de música de raíces americana que, a raíz de la edición de su imprescindible Bring the family (1987) ha ido forjando una discografía realmente impecable, en la que no ha flojeado ni uno solo de sus trabajos, incluyendo su reciente The open road. Pero si con su música nos ha hecho felices todos estos años, no podemos decir lo mismo de sus giras, teniendo en cuenta que su anterior concierto en esta ciudad data de veintitrés años atrás. Tiempo en el que sólo nos ha visitado una vez, como miembro de aquel supergrupo de vida efímera llamado Little Village, junto a sus viejos compinches Ry Cooder, Nick Lowe y Jim Keltner (menuda banda). Pero eso fue en el verano olímpico, así que ya nos tocaba una alegría como la que ha significado esta visita, después de tan larga espera.
No tenía referencias sobre esta gira, y al entrar en Bikini me sorprendió la ausencia de piano sobre el escenario. Lo primero que me vino a la cabeza fue: "¿No tocará Have a little faith in me? No, no puede ser, que algunos llevamos más de dos décadas deseando ver a este hombre tocando esa canción en directo, por favor." La respuesta a mi pregunta-ruego, más adelante.
Con una puntualidad inaudita, a las 21.00 horas apareció sobre las tablas el señor Hiatt con su más que competente banda. Imagen nada rockera ni glamurosa, pero..... ¿qué más da?, ¡¡vamos a ver a John Hiatt por fin!! De inicio dos clásicos: Drive south y Perfectly good guitar, para seguir con dos nuevos temas, como son el hermoso Carry you back home y el que titula su último trabajo, The open road. De ahí al cielo, con Crossing Muddy Waters, Master of disaster, el potente Paper thin; otras dos novedades, Like a freight train (un nuevo clásico) y My baby; y una parte final de impacto, con Cry love, Your dad did, Feels like rain, Slow turning, Thing called love, Real fine love, Tennessee plates y Memphis in the meantime, ahí es nada. El público extasiado, con un setlist de campeonato, una banda que suena perfecta y Hiatt, divertido en sus gestos y comentarios. Pero aún falta algo, y en el bis aparece él solo con su guitarra acústica atacando Through your hands, para unírsele luego el resto de músicos y tocar......Have a little faith in me (¡¡gracias, John!!), momento en el que, como era de esperar aunque no hubiera piano, se nos puso la piel de gallina con esta bellísima canción. Y ya como fin de fiesta, un Riding with the king que sonó como un trueno, finalizando dos horas mágicas de una noche que no olvidaremos los afortunados que llenábamos la sala.
Como se escuchaba en los comentarios a la salida, exhibición y uno de los conciertos del año.

Mr. Wolf

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domingo, 24 de octubre de 2010

GUNS N' ROSES.PAVELLÓ OLÍMPIC DE BADALONA.23/10/10




Esta es una crónica dura de escribir, ya que la música de Guns n’ roses lleva acompañándome media vida y durante unos pocos años fueron la banda número uno del mundo. En la actualidad la situación es muy diferente y Axl Rose se acompaña de unos solventes mercenarios para sacar adelante más mal que bien unos aburridos, pretenciosos e incomprensibles shows en los que hemos de aguantar el extraño comportamiento de un Axl cada vez más cercano a las folclóricas patrias, abandonando el escenario continuamente para cambiarse de ropa y de sombreritos e interrumpiendo el concierto con continuos solos instrumentales que no consiguen convencer a nadie y que rompen el ritmo de un espectáculo que cae en el peor de los pecados en los que puede incurrir un concierto de Rock, el aburrimiento. Pero vayamos por partes, en primer lugar hay que felicitar a un Sebastian Bach que cumplió sobradamente en su papel de telonero con una enérgica actuación en la que presentaba su excelente disco Angel down, un tipo fiel a sí mismo y a sus fans a los que no decepciona y regala en cada actuación un auténtico derroche de electricidad y compromiso.

Sobre las diez y cuarto de la noche y afortunadamente sin hacernos sufrir demasiado con sus habituales y largos retrasos aparece un Axl Rose en un muy buen estado de forma con una americana plateada y un gran sombrero negro atacando el tema que da título al incomprensible último disco de Guns n’ roses, Chinese democracy; la banda aparece sólida y muy enérgica y la base rítmica formada por Frank Ferrer a la batería y el gran Tommy Stinson al bajo atrona y lleva en volandas a los tres guitarristas, DJ Ashba, Richard Fortus y Ron Thal, más conocido como Bumblefoot; a los teclados y coros Chris Pitman y el viejo amigo de Axl, Dizzy Reed. El público deseaba disfrutar de la música de Guns n’ roses y en el inicio del concierto todo el mundo fue feliz cuando enlazaron tres de los trallazos de su disco de debut, Welcome to the jungle,It´s so easy y Mr. Brownstone; pero hay algo raro en el ambiente y no es normal el ver abandonar el escenario continuamente al señor Rose y verle cambiar de ropa y sombreros tan a menudo, ya que más que un concierto parece una pasarela de moda porque alguno de los músicos también se cambiaron de ropa varias veces, como DJ Ashba. En este momento el concierto se vino abajo y ya sólo remontaría el vuelo ocasionalmente; Sorry y Shackler’s revenge dejaron helado al personal porque la primera es simplemente una canción vulgar y aburrida, pero es que la segunda es posiblemente la PEOR canción que ha grabado Axl Rose en su vida; después comenzaron los lamentables tics que conllevan a veces los shows de grandes estadios, grandes y aburridos solos instrumentales que no hacen sino que nos fijemos en que los solventes músicos que acompañan a Axl Rose son aunque voluntariosos, muy malos actores, es imposible que se retuerzan de placer de una forma tan exagerada interpretando lo que interpretan; Richard Fortus realizó un larguísimo solo con la melodía principal de las películas de James Bond que sirvió como introducción para la versión del Live and let die de Paul Maccartney, después más temas mediocres de Chinese democracy, This I love y Better; con Rocket queen volvió el Rock de verdad y los espectadores se despertaron un poco, pero volvieron a adormilarse con el pesado solo de piano de Dizzy Reed; Street of dreams nos demostró que también hay algunos buenos momentos en el último disco y que Axl Rose es capaz de cantar muy bien si se lo propone, You could be mine sonó a gloria y después del solo de rigor de DJ Ashba Sweet child o’ mine sonó un tanto rutinaria, sin chispa. La banda acometió una curiosa versión del tema de Pink Floyd Another brick in the wall part 2 y entonces el concierto se hundió ya sin remisión con un solo de piano de Axl en el que tocó parte del Goodbye yellow brick road de Elton John y lo enlazó con la baladita November rain en una interpretación larga y pesada; faltaba el solo de Bumblefoot y se empeñó en demostrarnos que no siempre es divertido escuchar la música de la Pantera rosa; I.R.S. es otro vulgar tema de relleno que sirve para hacer tiempo hasta llegar a la versión del tema de Dylan Knockin’ on heaven’s door, que sonó también demasiado larga y aburrida; Nightrain nos recordó brevemente que estábamos presenciando supuestamente un concierto de Rock; pero ya en los bises nos volvimos a quedar helados ante la vulgaridad de Don’t cry y de Madagascar; la enérgica versión del Whole lotta Rosie de AC/DC volvió a demostrar que los temas de los australianos son capaces de resucitar al más muerto de los conciertos y a la postre se convirtió en el tema más coreado por el público, el concierto acabó con todo un himno de los Guns, un Paradise city que tristemente me hizo pensar en que el tiempo de los verdes pastos y las chicas guapas posiblemente nunca volverá para Axl.

Es muy triste ver que lo que antes era Rock sucio, urgente, rabioso y auténtico se ha convertido en algo previsible y aburrido; aún así espero de todo corazón que algún día Axl recapacite y recuerde los viejos tiempos en que sólo necesitaba una camiseta rota de Thin Lizzy, su potente garganta y su actitud desafiante para ganarse al personal; y sobre todo que recupere a los Guns n’ roses de verdad, porque Slash por ejemplo sigue conservando su clase y hace pocos meses nos ofreció en el Azkena de Vitoria un concierto mucho más rockero y auténtico que el de los actuales Guns n’ roses.

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Mr. Sheep and Mr. Wolf

domingo, 17 de octubre de 2010

EILEN JEWELL. ROCKSOUND. 13/10/10

Concierto previsto a las 21.30. ¿A qué hora se levanta la persiana de Rocksound? Pasadas las 21.45. ¡Toma ya! ¿A qué hora empieza el concierto? A las 22.30. ¡Sí, señor! Una vez más, enhorabuena a los responsables. Gracias por el detalle de dejarnos todo ese tiempo en la calle.
En fin, vamos a lo que interesa. Tenía muchas ganas de ver a esta mujer y su banda en directo. Se hablaron maravillas de los conciertos del año pasado en los que presentaron el exitoso Sea of tears; y ahora, tras publicar Butcher holler, su disco tributo a Loretta Lynn, volvían a nuestro país en una gira que no había que perderse. Buena entrada para ver a la encantadora Eilen con su poderosa banda: su marido Jason Beek a la batería, el veterano Jerry Miller a la guitarra y John Sciascia al contrabajo.
Hora y media (aunque se hablaba de tres horas en los conciertos del año anterior) con su particular mezcla de Rockabilly, Country y Rhythm & Blues. La bella Rain roll in (con claro sabor a Lucinda Williams) ya sonó entre las primeras canciones; y así fueron cayendo sus temas, como Sea of tears, Sweet rose o Rich man's world, donde la armónica de Eilen sonó fantástica. Los de Loretta Lynn, caso de I am a honky tonk girl, o la que nos confesó que era su favorita, Fist city. Más versiones, como el Shakin' all over de Johnny Kidd, que ya grabaran en estudio, o el Walkin' down the line de Dylan. Simpatía, sonrisas cómplices entre la banda, lucimiento instrumental, sobre todo en el caso de Miller con su Gretsch, interacción con el público, con Eilen pidiendo en un más que correcto castellano qué canciones queríamos escuchar, y promesas de retorno para el próximo año. Perfecto.
Sólo faltó que en el puesto de merchandising los precios de los discos hubieran estado más baratos. Junto a la falta de puntualidad, únicos peros a un gran concierto.

Mr. Wolf

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lunes, 4 de octubre de 2010

NINE POUND HAMMER. ROCKSOUND. 03/10/10

Último concierto de la gira para el combo de Kentucky, y según parece, último concierto de su carrera, por lo menos en Europa, ya que los reyes del Cowpunk se despiden después de 25 años como banda. Una lástima.
Se presentaron sin su cantante Scott Luallen, pero con Blaine Cartwright (que lleva años como miembro de este grupo y también de Nashville Pussy) a la voz y guitarra; el enorme (en varios sentidos) Earl Crim a la otra guitarra; Mark Hendricks al bajo y Rob Hulsman a la batería. Afortunadamente hubo una buena entrada, con gente en algunos casos muy fanática, y sobre todo muchas ganas de disfrutar de la que sería una espléndida noche de Rock'N'Roll.
Con su currada camiseta de Judas Priest, que ya le hemos visto en otras ocasiones, Blaine cantó, gritó, sudó y bromeó, como en sus comentarios acerca de la próxima visita del Papa; y la banda al completo se vació en su última noche. El atronador Everybody's drunk; el momento cómico de Run fat boy run, en el que Blaine estuvo leyendo la letra al no sabérsela; su potente versión de un clásico stoniano como es Dead flowers; Drinkin' my baby goodbye, que abre su reciente y delicioso Country classics....Todos ellos fueron algunos de los mejores instantes de una noche que no dejó a nadie indiferente. Y es que en su último concierto europeo Nine Pound Hammer triunfaron, sin duda. Y verdaderamente impactante fue la imagen final de Blaine agachado y cogiendo aire, cuando sus compañeros ya estaban fuera del escenario. A eso se le llama vaciarse sobre las tablas.
Esperemos que se lo piensen y sigan adelante como banda. Que se retire el petardo de Michael Bolton, pero ellos no, por favor.

Mr. Wolf

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