Definitivamente hay grupos que no tienen suerte. Entre ellos se encuentran estos británicos comandados por su compositor, cantante y guitarra Ginger. Y es que con esa cantidad de temas brillantes que atesoran, en los que combinan con acierto potencia con melodías irresistibles deberían ser una banda puntera y vender muchos más discos de los que venden. No sólo no ocurre esto sino que además nos visitan y su concierto se pasa de la sala 2 a la 3 de Razzmatazz, es de suponer que por la floja venta de entradas. Pese a todo, esa pequeña sala estaba llena de verdaderos fanáticos que se sabían prácticamente todas las canciones de memoria, siendo las primeras filas un auténtico hervidero, incluso más de uno (y de una) acabó el concierto tirado sobre el escenario y luchando por conseguir una púa.
Mi primera toma de contacto con The Wildhearts fue en 1996, en el Palau Sant Jordi como teloneros de AC/DC. Me parecieron un buen grupo, aunque claro, en un sitio tan grande, aún con luz diurna y con la exhibición que dieron los australianos después la verdad es que pasaron un poco desapercibidos. Los volví a ver en el festival de Azkena 2004, donde fueron de lo mejor que hubo en esos días en Vitoria. Y ahora me apetecía mucho verlos por primera vez en una sala donde pudieran mostrar su poderío en escena.
Tras el set de los teloneros Lipstick, buena y divertida banda española, subieron a escena Ginger (con su preciosa Les Paul) y los suyos, dando inicio nada más y nada menos que con Vanilla radio, Caffeine bomb y Everlone. A partir de ahí, y con el público ganado todo fue sobre ruedas, especialmente cuando tocaron una canción que a mí particularmente me vuelve loco, como es My baby is a headfuck, verdadero momento álgido de la noche. Brillante sonó también su versión de Carmelita, de Warren Zevon, cantada con fiereza por Scott, el bajista. Y para terminar, otra joya de su discografía: I wanna go where the people go, que cerró la hora y veinte larga que nos ofrecieron.
Vimos un buen concierto de un buen grupo. Esperemos que algún día cambie su suerte.
Mr. Wolf
Más info en la web del grupo
Mi primera toma de contacto con The Wildhearts fue en 1996, en el Palau Sant Jordi como teloneros de AC/DC. Me parecieron un buen grupo, aunque claro, en un sitio tan grande, aún con luz diurna y con la exhibición que dieron los australianos después la verdad es que pasaron un poco desapercibidos. Los volví a ver en el festival de Azkena 2004, donde fueron de lo mejor que hubo en esos días en Vitoria. Y ahora me apetecía mucho verlos por primera vez en una sala donde pudieran mostrar su poderío en escena.
Tras el set de los teloneros Lipstick, buena y divertida banda española, subieron a escena Ginger (con su preciosa Les Paul) y los suyos, dando inicio nada más y nada menos que con Vanilla radio, Caffeine bomb y Everlone. A partir de ahí, y con el público ganado todo fue sobre ruedas, especialmente cuando tocaron una canción que a mí particularmente me vuelve loco, como es My baby is a headfuck, verdadero momento álgido de la noche. Brillante sonó también su versión de Carmelita, de Warren Zevon, cantada con fiereza por Scott, el bajista. Y para terminar, otra joya de su discografía: I wanna go where the people go, que cerró la hora y veinte larga que nos ofrecieron.
Vimos un buen concierto de un buen grupo. Esperemos que algún día cambie su suerte.
Mr. Wolf
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