Viernes, segunda jornada del festival. Y seguimos con nuestras reclamaciones a la organización.
No hay duda de que la baja de Black Sabbath fue un duro golpe para todos. Pero, asumiendo esto, es evidente que el cartel distaba mucho de la calidad de otros años. Y sí, ya sabemos la crisis que atraviesa el país, y lo difícil que debe ser montar un cartel de categoría, pero la sensación que nos queda es de que quizá no se haya hecho todo lo posible. Tom Petty estaba de gira por Europa, y quiero pensar que se le ha intentado traer al Azkena. Todos queremos a Ozzy, pero ya actuó el año pasado. En fin, esperamos que los próximos años acallen estas críticas y nos hagan babear con unos carteles de ensueño. Yo me pido a Joan Jett, ¿vale?
Para empezar el día, nada mejor que acercarse a la plaza de la Virgen Blanca y disfrutar de estos agradables conciertos callejeros. Charles Bradley & His Extraordinaires fueron los encargados de abrir el fuego con su ardiente Soul. Veterano cantante de color junto a joven banda de imagen retro. Sonaron de maravilla y no nos importó achicharrarnos al sol mientras tocaron. Buen inicio y a comer, que de eso en Euskadi saben un rato.
Comida, siesta y hacia el recinto festivalero, donde nos recibieron los excesivos Lisabö con sus dos baterías, pero rápidamente cambiamos de escenario para ver al simpático Pontus Snibb. Tras verlo unos años atrás al frente de su banda Bonafide, y más tarde como batería de Jason & The Scorchers, ahora se nos presentaba con su nuevo proyecto, un trío de Hard Rock imaginativamente llamado Pontus Snibb 3. Sonido poderoso, ecos de AC/DC, y sobre todo, actitud rockera y ganas de hacernos disfrutar, incluyendo un paseo entre el público tocando la guitarra. Destacables.
Era el turno de Gun, banda que no nos interesaba un pimiento, con lo que aprovechamos para pasear por el mercadillo y refrescarnos un poco. Tras unos minutos con The Amazing, de los que no podemos opinar demasiado, llegó el esperado momento de Rich Robinson Band, que presentaba su reciente Through a crooked sun. ¿Qué se puede decir cuando ves a un músico así? Clase, talento y música que nos lleva al cielo, excelentemente interpretada al frente de una banda que no desentona. Una actuación que fue de menos a más, convirtiéndose en una de las mejores del fin de semana, y que encima terminó con una soberbia Cinnamon girl de Neil Young. Nos quedamos con la boca abierta.
Tras unos minutos de Hard Rock con The Screaming Tribesmen (malditos horarios), nos fuimos al escenario Adam Yauch para ver a Black Label Society. Concierto parecido al que vimos en Razzmatazz el año pasado. Potentes, impactantes, oscuros y con un Zakk Wylde que sigue teniendo una imagen poderosa (impagable su inicio con Crazy horse y el penacho de plumas). Azkena ardió con temas como Suicide Messiah o Stillborn. Lástima del inacabable solo que cortó el ritmo de la actuación.
Nuevo cambio de escenario, y en esta ocasión, frente a nosotros lo que se ha bautizado como Ozzy Osbourne & Friends. En mejor forma que el año pasado, pero con la misma banda, que no es nada del otro mundo, en especial su guitarrista Gus G, que parece que necesite lucirse en cada canción. Eso sí, el repertorio atómico: Bark at the moon, Mr. Crowley, Suicide solution... Pero lo mejor llegó con la entrada del gran Geezer Butler al bajo para los clásicos Sabbath Iron man, War pigs, N.I.B y Fairies wear boots, esta última con Zakk Wylde a la guitarra. Y tras Crazy train un pletórico Paranoid con todos los músicos sobre el escenario. La verdad es que estuvo realmente bien; mejor de lo esperado.
Apenas unos momentos para ver a los madrileños Lüger (raros, raros) y concierto de Mars volta. ¡Uf! Sí, tienen muchos seguidores, pero sinceramente, a muchos nos parecen el colmo de la pedantería y el snobismo. Un concierto que no hubo por donde cogerlo, con marcianadas intragables que vaciaron el lugar pese a no haber alternativa posible en los otros escenarios. Y encima acabaron dando las gracias por nuestra paciencia. Terribles.
Después de semejante tostón y con el cansancio acumulado, Danko Jones y su banda nos supieron a gloria. Siguen dándolo todo sobre el escenario igual que diez años atrás, pese a haber aumentado notablemente su número de seguidores, consiguiendo levantar los ánimos del personal una vez más con su Rock potente.
Y ya de madrugada, a dormir que quedaba la última jornada.
Mr. Pelican, Mr. Sheep y Mr. Wolf con Pontus Snibb
Mr. Wolf
Más info en la web del festival
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