Prometía ser uno de los conciertos del
año en Barcelona. El gran Sylvain
Sylvain, uno de los supervivientes de los míticos New
York Dolls, acompañado de una banda de lujo, con Sami
Yaffa, Stevie Klasson y Chris
Musto. Además, los tremendos Black
Halos completando un cartel explosivo. Prometía, sí, pero
acabó siendo una noche a olvidar para muchos de los que nos
acercamos a la sala Monasterio.
¿Qué falló? En primer lugar, la
elección de una sala que no tiene capacidad suficiente para
absorber al público que previsiblemente acudiría a un concierto
así. En segundo lugar, la escasa información antes del
evento, cuando saber cómo y dónde conseguir entradas se convirtió
en una ardua tarea. Ya sabemos que esta sala no es un prodigio en
cuanto a la información sobre sus actividades, pero tampoco la
promotora se esforzó demasiado, la verdad. Es más, puede ser
que yo mismo fallase y se me pasara, pero como pude comprobar, eran
muchos los que se encontraban en la misma situación. Y para
terminar, el desastre organizativo en la puerta de la sala,
con gente haciendo cola durante más de una hora para acabar
quedándose sin poder entrar, viendo como había otros con entradas
reservadas (que no pagadas) y otros colándose.
Todo ello sin ningún tipo de información por parte de los
responsables. Porque los trabajadores de la puerta (que eran los
menos culpables, desde luego), no tenían ni idea de nada, y
textualmente, llegaron a decirnos: “Si no podéis entrar, desde la
calle se escucha bien”. Sin comentarios.
Una promotora ineficaz y una
sala a la que espero no volver nunca me hicieron perder un buen rato
para acabar largándome asqueado y sin concierto (y como yo unos
cuantos más). Señores, esto no es Rock'n'Roll, esto es
ineptitud y una tomadura de pelo.
Hasta nunca.
Mr. Wolf
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