martes, 23 de diciembre de 2025

LAGARTIJA NICK + VACACIONES PERMANENTES. APOLO 2. 20/12/25

 




Lagartija Nick es uno de los mejores grupos del panorama nacional. Llevan más de treinta años de una carrera valiente, arriesgada y personal. Partiendo del post Punk ochentero han sido capaces de hacer crecer una carrera impoluta, al margen de modas y presiones de las discográficas. Han defendido y reivindicado la cultura con mayúsculas. Les han dedicado trabajos a figuras icónicas de la cultura como Lorca o Buñuel, también a artistas de culto como Val del Omar, e incluso han sido protagonistas de uno de los discos más importantes de la historia de la música española, su inmortal colaboración con el maestro del flamenco Enrique Morente, Omega.



Su gira actual sirve como tarjeta de presentación para el disco en directo que han publicado hace unos meses, un disco que repasa toda su trayectoria. Sus últimas visitas habían sido para presentar discos que requerían de una puesta en escena y de un repertorio, muy concretos. En esta ocasión no tenían que supeditar el repertorio a nada, y eso hizo que se sintieran totalmente libres para tocar temas de todos sus trabajos, y hacer algo parecido a un concierto de grandes éxitos. Eso claro está, a la particular manera de Lagartija Nick. El público que llenó la sala 2 de Apolo disfrutó de lo lindo y coreó unas canciones que no fueron compuestas para ser coreadas. Tienen un público muy fiel y variopinto que les sigue en cada una de sus aventuras musicales. Y en directo están más en forma que nunca.



Abrió la velada Iván Andrés Valiente, músico salmantino que trabaja bajo el maravilloso nombre de Vacaciones Permanentes. Salió solo a escena, con un teclado que escupía samples y ritmos sobre los que chirriaba su guitarra. Su electro Punk pilló al público un poco frío, pero poco a poco fueron entrando en la propuesta. Me gustaría verle arropado por una banda, para que pudiera sentirse más libre en el escenario, aunque sus canciones funcionan muy bien en este formato tan austero. Tocó temas de su primer disco, Vacaciones Permanentes, un disco sorprendente y adictivo que me gustó mucho cuando se publicó en 2024. Temas como Tu Warhol, Cuchillos, Vampiros, la maravillosa Eterna, e incluso algún tema más antiguo como Enfermo de mí. Tuvo tiempo para hacer un pequeño homenaje a Jorge Martínez, tocó un fragmento del clásico Soy un Macarra. Sacó al escenario a un amigo suyo llamado Germán, para que le acompañara a la guitarra, momento que aprovechó para hacer el salvaje y arrastrarse por el escenario. Breve pero intenso, me dejó con ganas de verle en un concierto propio que le permita demostrar todo su talento.



Los granadinos Lagartija Nick saltaron a un escenario en penumbra, y enseguida atacaron con un Sonic Crash atronador. Antonio Arias al bajo y voz, derrochó simpatía y se dirigió al público tanto en catalán como en castellano. Juan Codorniu siempre sobrio y efectivo a la guitarra, JJ Machuca a los teclados y David Fernández a la batería, sonaron compactos, inspirados y con un punto de alegría en sus miradas, y de sonrisas en sus caras, que mostraban que la ocasión era especial. En esta ocasión Eric no se ocupó de la batería, pero no se notó demasiado. Se les veía satisfechos, por la respuesta del público, por el sonidazo de la sala Apolo, y por poder hacer un repertorio libre, y repasar su amplia discografía con una complicidad total con su público. Siguieron con Lo Imprevisto, Hipnosis, Estratosfera, Mar de la Tranquilidad, Universal, Me gustaría para mí, Agonía Agonía, Crimen, Sabotaje y Creación, la coreadísima La Curva de las Cosas, Buenos Días Hiroshima ¡Qué canción!, en la que cambiaron la letra para acordarse de Palestina. Un primer acercamiento a Omega con Niña Ahogada en el Pozo, 20 Versiones, Conmigo Crece el Caos, la conexión granadina de Strummer / Lorca, la estupenda y añeja Nuevo Harlem, Celeste y Mecamística, de uno de mis discos favoritos, Val del Omar. Satélite, El Signo de los Tiempos, Esa Extraña Inercia (Anfetamina) y Ciudad Sin Sueño como final de un concierto espléndido. El público todavía pedía más, pero en la sala les entraron las prisas para echarnos del recinto y tuvimos que abandonar precipitadamente el local. Deberían hacérselo mirar, la gente casi no tuvo tiempo ni de acabarse sus copas, y por supuesto, tampoco hubo tiempo para que pudieran vender algo en el puesto de merchandising. No tiene sentido. Hay que tratar con más respeto al público y a los artistas.



Mr. Sheep



 






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