Hay que ver la cantidad de cosas que han pasado, en la música y en el mundo en general, desde que muchos descubriéramos a los norteamericanos The Last Internationale en aquel Azkena de 2015. Sé que más tarde vinieron por aquí a algún festival de los que tenemos por esta ciudad, y que a mí personalmente no me convencen. Luego, por fin me iba a reencontrar con ellos en 2020, pero...llegó lo que todos sabemos y tuve que esperar otros tres años para poder verlos. ¿Valió la pena esa eterna espera? Sólo diré una palabra como respuesta: conciertazo.
La banda la forman Edgey Pires a la guitarra y Delila Paz a la voz y ocasionalmente al bajo y los teclados. Actualmente les acompañan un batería que parece Axl Rose vestido como si estuviera en un grupo Glam de los 70 y un bajista discreto. En cuanto a su música, se me antoja difícil definirla. Hard Rock con influencias Soul y Garage, y en ocasiones me recuerdan incluso a Nick Cave. Rock'n'Roll, en definitiva.
Su directo es una auténtica bomba, y no hay más que ver como salieron con Killing fields. Pese a algún problema con el sonido, que por un momento nos mostró a un furioso Edgey, fue una salida en tromba, y ya con Life, liberty, and the pursuit of indian blood, segunda canción, Delila empezó a interactuar con el público. Lo de esta mujer fue impresionante. Nos manejó como quiso, nos levantó cuando hizo falta y provocó la locura absoluta en la sala, algo que llevaba años sin ver. Se sentó al piano para el tremendo Soul on fire, momento en el que Razzmatazz 3 estaba absolutamente en silencio mientras ella mostraba sus facultades vocales. Siguió con el piano para el precioso Running for a dream, y ahí sí que hizo callar a los charlatanes de turno (¡que se callen!). Más tarde se puso al bajo para atacar con Wanted man, otro de los puntos álgidos de la noche, que acabó con un brutal y caótico Hit em with your Blues, con el escenario lleno de gente que subió junto a la banda. De hecho, temí que se viniera abajo, pero afortunadamente aguantó.
Más tarde, tanto Delila como Edgey se mostraron cordiales y encantadores con todo aquel que quiso fotos y firmas, hasta el momento en que los de seguridad ya nos echaban de la sala.
En 2015 sorprendieron y fueron una de las sorpresas de aquella edición del Azkena, y esta vez confirmaron que son una gran banda. ¿Y qué debe hacer una gran banda si quiere llegar a algo en el mundo de la música? Ofrecer un directo apabullante, y eso nos ofrecieron.
Desde ya candidato a ser uno de los conciertos de este año.
Mr. Wolf
Más info en la web del grupo
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