El anuncio del concierto de Johnny Irion en Barcelona me
pilló por sorpresa. El mismo Domingo por la mañana, me apareció en las redes
sociales del gran Aaron Feder, el anuncio de un concierto muy especial. Además
la hora temprana, las 17:00, y un local en el que no había estado nunca, la
coqueta sala Or, en el barrio de Gràcia, hicieron que me animase a ir a un
evento que tenía el aliciente de tener tres actuaciones.
Slim Jim abrió la velada sin su grupo de acompañamiento
habitual, los Redeemers. En formato dúo, con el gran Aaron Feder al Pedal
Steel. La voz de Kevin me gusta mucho, es muy versátil, y mezcla Blues,
americana, Folk, Rock y lo que le echen. Tocó canciones como Fugitive Blues, un
precioso tema a ritmo de vals llamado Climbing the walls. Nos sorprendió con
una espléndida versión del clásico de TheBand, Twilight. Milky way motel con
su ritmo fronterizo, o Cape Horn girls para terminar. Un concierto breve pero
intenso, en el que la voz y la guitarra acústica de Kevin se compenetraron a la
perfección con el arte y el sentimiento de Aaron Feder al Pedal Steel. Deseando
volver a verlo en directo con toda la banda.
La segunda actuación de la tarde fue la de Johnny Irion.
Pensaba que sería él el encargado de cerrar las actuaciones, pero dejó ese
honor a su amigo Bradley Lauretti, alter ego de This Frontier needs Heroes, al
que produjo su disco Go with the flow, y con el que tiene una buena amistad. Y
es que Johnny tiene muchos amigos, y muy talentosos. Nos habló de su relación
de amistad con Jackson Browne. En su último y soberbio disco, Sleeping soldiers
of love, colabora gente como Mike Mills de R.E.M. o PatSansone de Wilco. Ha
grabado también con Neal Casal, Jonathan Wilson, Mike Stinson o Jeff Bridges,
además de tener también una carrera conjunta con su ex esposa, Sarah Lee
Guthrie. Su disco de 2018, Driving Friend, es uno de mis discos favoritos, pero
he de reconocer que le había perdido la pista, y que he llegado a su último
disco muy tarde. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y una vez escuchado
a fondo creo que Sleeping Soldiers of Love, es uno de sus mejores discos. Le
dio un amplio repaso armado con su guitarra, su harmónica, y el piano en un par
de temas, en los que le acompañó el imprescindible Aaron Feder al Pedal Steel.
Empezó a lo grande empalmando las mejores joyas de su último trabajo. Shoulder
to Shoulder, I Will, I Do, I Can. La maravillosa I Am The Mountain, una
preciosa Mustangs, junto a Aaron otra joya llamada Vinces Prayer, la canción
que titula su último disco, Sleeping Soldiers Of Love, incluso tuvo tiempo para
hacer una juguetona versión del Pretty Woman de Roy Orbison. Una actuación
soberbia, quizás un poco corta. Esperemos que vuelva pronto, tiene mucha clase
y un sonido que va de Laurel Canyon al mejor Folk Rock.
This Frontier needs Heroes, en una versión a dúo, cerraron
la velada. Bradley Lauretti con su guitarra estuvo acompañado por Verónica Amaranta
a los coros y el violín, y el omnipresente Aaron Feder acompañó con su Pedal
Steel en un tema. Las canciones de This Frontier needs Heroes beben de la mejor
tradición de la música americana de raíces, y además contienen letras valientes
y combativas. Me gustaría mucho verles con toda la banda y en un concierto
propio, en el que puedan ofrecer todo lo mejor de su repertorio. Tocaron temas
como Don’t Hate Your Hometown, la trotona Dumb it Down, Carolina Peaches, la
excelente South Dakota, y cerraron presentando un tema nuevo, grabado con Aaron,
Take All The Time You Need.
Una gran tarde de buena música americana en un lugar
precioso, acompañado de melómanos de verdad. Qué más se puede pedir. Espero que
los músicos que componen el núcleo de Americana Barcelona continúen con sus
propuestas, a pesar del mazazo que ha supuesto el cierre de la sala BlackLab.
Ojalá que conciertos como éste en la sala Or, o los que ya se anuncian en la
sala Glop, mantengan viva la llama del mejor Rock americano en la ciudad de
Barcelona.
El festival Sintonitzza de Santa Coloma de Gramenet ha
llegado a su vigésima edición para alegría de todos los amantes de la música
independiente, underground y visceral. Llevan veinte años arriesgándose a
programar desde bandas noveles a auténticas leyendas del Rock n’ Roll. Siempre
con un criterio valiente y ajenos a presiones externas. Los días 5 y 6 de
Septiembre y englobado en las celebraciones de la Festa Major de Santa Coloma,
se ha vuelto a celebrar un festival variado estilísticamente, arriesgado en
ocasiones, y satisfactorio tanto para el público más informado y especializado
como para todos los que tienen las orejas abiertas.
La jornada del Viernes comenzó con el concierto de ElToni,
ElPako & ElAitor, orgullo de SantaColoma, con una música valiente que
podríamos catalogar como Punk progresivo. Salieron al escenario con sus
particulares atuendos y una puesta en escena sorprendente. Se beneficiaron de un
gran sonido que aumentó exponencialmente lo visceral de su propuesta. Para los
que les hemos visto en otras ocasiones no fue ninguna sorpresa ver lo bien que
se desenvolvieron en el enorme escenario del Sintonitzza, y para mucha gente que
no les conocía fueron uno de los grandes descubrimientos del festival. Además
nos sorprendieron a todos invitando al escenario a dos leyendas locales. Joan
Garrobé al bajo y Marco Fonktana a los teclados, en un quinteto que sonó
espectacular y que convirtió su Bigotín en un clásico instantáneo.
Deadyard saltaron al escenario con ganas, muy motivados, y
eso se notó desde el principio. Arropados en un gran muro de sonido nos
descargaron un repertorio matador, tienen grandes canciones que tocadas con su
visceralidad se convierten en himnos. Marc Morell y Rau sonaron poderosos en la
sección rítmica, las guitarras de Carlos Santolobo y Xavi Morell se
compenetraron perfectamente y PabloMigraña estuvo espectacular a la voz. Sonaron
temazos como The Escapist song, Armaggedon it, Repomen, Monkey Monggah Blues,
su particular versión del Sabotage de Beastie Boys y acabaron con su clásico
The Boys are out. Si hubieran tocado en otro horario hubieran sido los grandes
triunfadores del festival. Son una banda espectacular.
La inclusión de un grupo tan personal como Los Jaleo en el
Sintonitzza demuestra que lo organizan tipos con las orejas bien abiertas. Los
madrileños mezclan temas que provienen del folclore castellano e
hispanoamericano o del flamenco, y los reinterpretan envolviéndolos en una
original y atrevida fusión con el Rock n’ Roll, la música Surf o el Rockabilly.
El resultado es un cóctel explosivo lleno de buen gusto, magníficamente
interpretado y con un sonido muy personal. Me encantaron canciones como Conla
Luna, Por qué te vas o Anda Jaleo. Para mí fueron la revelación del festival, y
ya estoy deseando poder disfrutarlos en una sala adecuada para degustar su
propuesta como se merece.
El plato fuerte, o mejor dicho, el concierto más especial
del festival, fue sin duda el de Mambo JamboArkestra. Hemos podido disfrutar
de Mambo Jambo en varias ocasiones, siempre con grandes conciertos. Pero verles
acompañados de una orquesta de doce músicos en un gran escenario es todo un
lujo. Una Big Band en toda regla que nos apabulló con un sonido y puesta en
escena espectacular. DaniNel.lo al saxo y como perfecto maestro de ceremonias,
Ivan Kovacevic al contrabajo, Anton Jarl a la batería y Dani Baraldés a la
guitarra sonaron como una perfecta máquina de Swing, Rock n’ Roll y Rhythm and
Blues. Los músicos de la Arkestra dieron brillo con unos metales y vientos de
lujo a unos temas irresistibles. Fuego cruzado, Fiesta en el Motel, El Timo, La
Caza, o su personalísima versión del tema de Antón García Abril, El Hombre y la
tierra. En fin, un gran concierto y la sensación de haber presenciado algo
único.
El fin de fiesta para el primer día de festival lo pusieron
los Tiki Phantoms, que volvían después de unos años al festival, ya consagrados
como todo un referente de la música Surf de nuestro país. Los Tiki salieron con
la difícil tarea de hacer bailar a un público que a esas horas podía dar
muestras de cansancio. Y por supuesto que lo consiguieron. Simpáticos y
juguetones como siempre, se ganaron al público con sus canciones instrumentales
tan particulares, y sus personales versiones de temas de RocíoJurado, Como una
ola, o Aha con su famoso Take on me. Por supuesto hubo tiempo para sus
sacrificios humanos y su divertida Tiki conga. Son una apuesta segura.
La jornada del Sábado en el Sintonitzza empezó con el concierto
de Ratpenades, un trío de mujeres Punks de Lleida que llevan tres o cuatro años
dando que hablar, y a las que me hubiera encantado ver, pero uno es humano y me
dejé llevar por una cena que me entretuvo más de lo que pensaba. Espero tener
pronto la oportunidad de disfrutar de su directo.
Los putos Oddballs salieron a gusto, y nos hicieron estar
muy a gusto. Los malagueños descargaron su Rock garagero deudor de los Stooges,
MC5 y New York Dolls. No sólo tocaron unas canciones de ritmo frenético y contagioso,
es que por momentos parecía que nos metían a todos en una especie de mantra que
meneaba nuestro cuerpo y hacía que no apartáramos los ojos del escenario.
Juanillo y sus maracas tuvieron la culpa. Buen bolo que nos dejó con ganas de
más.
Tenía ganas de ver a Medalla. Son un grupo muy personal que
combina muchas influencias, Metal, Post Punk y ramalazos progresivos. Además
tienen unas letras combativas que dan mucho juego. Tuvieron un muy buen sonido
y Eric Sueiro demostró tablas con una presencia sobria y contundente. Su
guitarra y la de Joan Morera sonaron muy bien. Marc López a la batería y Josep
Peris al bajo forman una contundente sección rítmica. Quizás el contexto de
festival al aire libre con el público de fiesta no sea el mejor para degustar su
propuesta, pero a la gente le gustaron.
El plato fuerte del segundo día sin duda era la actuación de
los madrileños Parquesvr. Un grupo que ha ido creciendo desde una postura
divertida y gamberra, que por supuesto todavía mantienen, hacia otra más combativa
y cañera. Tienen cera para todo el mundo, y la vierten en unas letras muy
trabajadas que van desde la ocurrencia más absurda a la denuncia social más
combativa. Congregaron al mayor número de público de todo el festival y
demostraron que se han ganado a pulso su posición como cabezas de cartel en
festivales por todo el país. La gente coreó las canciones a voz en grito, temas
como El Palco, Que arda Madriz, la gran Pero, Juancarlista, Tu nombre es una
puerta por cerrar, la absurda, divertida y bailonga Almodóvor Amenábor,
Ansiedad o la gran ¡Que te pares!. Javi Ferrara demostró ser un gran frontman,
un divertido entertainer y un combativo cantante. Ganas de volver a verlos.
El fin de fiesta lo puso desde Mollet del Vallés, Sistema
de Entretenimiento. Un grupo que lo mejor que tiene es el nombre. Una puesta en
escena muy Punk, una actitud nihilista, toneladas de morro y, poco más. Ni
tienen canciones, ni tocan una mierda, y sus supuestas gracias como garrulos
punks se pierden después de cinco minutos. Lo de insultar al público para
provocar una reacción está muy sobado, y teniendo en cuenta que no saben tocar,
y que en la mitad de las canciones la guitarra estaba desenchufada, pues todo
quedaba en un sonido de organillo a lo Camela, pero cargado de chunda chunda.
De todas formas, buena parte del público se entregó a bailar con su propuesta
como si no hubiera un mañana, así que igual el raro soy yo.
Un año más, y ya van veinte, el Sintonitzza nos ha puesto las
pilas y ha marcado el inicio de la temporada de conciertos. Todo un lujo de
festival hecho con mucho cariño, y además gratuito, si lo disfrutas en buena
compañía que más se puede pedir.
Todas las fotos cortesía de Jonatan Jiménez Aibar.
Nueva visita a Upload, la sala con peores horarios de la ciudad, en esta ocasión para el concierto de la angelina Kate Clover, que volvía nuevamente tras la gira del año anterior.
Con dos discos ya publicados, Bleed your heart out(2022) y The apocalypse dream (2024), y muy buenas críticas tenía ganas de verla en directo, más teniendo en cuenta que se me escapó en la gira pasada. He visto catalogar su música de múltiples maneras distintas: New Wave, Punk Rock, Garage, PowerPop...Bonitas mezclas. Un poco de todo hay, y la verdad es que lo que hace suena muy bien.
Escaso público recibió a los teloneros Sacramentos, que volvieron a ofrecer una intensa actuación que no decepcionó a quienes ya los hemos visto alguna vez y probablemente cautivaron a los que se estrenasen con ellos. Buena banda en línea musicalmente hablando con lo que venía después.
¿Y qué venía después? Una hora potente a cargo de Kate y su elegante banda, unos músicos chulescos que parecían agentes del FBI tal como los muestran siempre en las películas.
No mucho más público del que vio a la banda telonera pudo berrear los temas de sus dos trabajos editados, empezando por el inicial Tearjerker y siguiendo con andanadas como Love you to death, Channel zero, Daisy cutter, Like a domino o Here comes the love bomb. Aunque el momento más salvaje fue en el bis, cuando Kate aparcó su guitarra y, todo actitud, se puso frente al escenario para ofrecernos una explosiva versión del maravilloso Stay with me de los Dictators con la que nos desgañitamos todos en las primeras filas.
Buen concierto, con las pegas de la floja entrada y de un sonido regular en el que la música se comía la voz de Kate, que se oía muy poco.
De camino al concierto me llegó la noticia: Ozzy se ha ido. Mazazo. A partir de este triste hecho todo pasaba a ser secundario y los habituales de las noches rockeras de Barcelona teníamos la misma sensación de tristeza al encontrarnos en Upload. Pero la vida sigue y nos esperaba un concierto a priori muy interesante.
Myron Elkins nos sorprendía dos años atrás con cara de niño y una voz poderosa con Factories, farms &hetamines, su primer disco que podríamos catalogar como Country Rock. Ahora acaba de editar recientemente Nostalgia for sale, de aire más Soul que el anterior trabajo e igual de recomendable. Y teníamos la fortuna de que hiciera parada en nuestra ciudad, aunque la respuesta del público no fuera masiva precisamente. Para variar.
Tras una acertada y emocionante intro de Black Sabbath, Myron aparecía en escena junto a su banda para ofrecernos una actuación más rockera que soulera. Es lo que tiene el no llevar sección de vientos, las canciones no pueden sonar como suenan en su reciente disco, pero la verdad es que el concierto estuvo muy bien, y me sorprendió mucho con varias canciones de base Funk, algo que no me imaginaba. Red ball, Winning o la inesperada versión del Driving wheel de Al Green sonaron de maravilla con una voz impresionante para ser un tipo tan joven. Muy bien secundado por sus músicos acompañantes, también hay que decirlo. Además, tuvo un recuerdo para la leyenda Ozzy Osbourne, como lo catalogó. Muy bien, Myron.
Con dos buenos discos variados y distintos entre sí, Myron Elkins es una de las perlas del panorama musical de hoy en día, y yo tengo muchas esperanzas puestas en él, dada su juventud. Lo mejor está por llegar, seguro.
Tenía muchas ganas de disfrutar de un concierto de The War
and Treaty. Sus cinco discos están llenos de grandes canciones, y en ellos se
mezclan casi todos los estilos de la música americana. Soul, Country, Rhythm
& Blues, Gospel, Rock, Folk y Pop. La mayoría de sus canciones tienen además
un elemento de esperanza y de fraternidad que hacen que mejore tu estado de
ánimo. Son canciones llenas de esperanza y de amor, buscan la redención, y
tienen el efecto, cuando se escuchan en comunidad, de conseguir una comunión
mágica entre la audiencia y con los músicos. Si te gustan además las grandes
voces, y te has empapado con los discos de los grandes dúos de la música Soul,
como Marvin Gaye y Tammi Terrell o Ashford & Simpson, las canciones de
Michael Trotter y Tanya Blount te enamoran de inmediato.
Aunque tenía las expectativas muy altas, y me había empapado
bien de sus discos, no estaba seguro de qué tipo de banda de acompañamiento
llevan en esta gira, ni de si se iban a decantar por su repertorio más Country
o más Soul. Al ver salir al escenario a diez músicos ataviados con sus camisas
burdeos a modo orquesta, con dos guitarras, dos teclados, sección de vientos y
muchas sonrisas; tuve claro que iba a ser una celebración en clave de Soul y
Gospel. No me equivoqué. Dejaron de lado su repertorio más Country y atacaron desde
el inicio con un vendaval soulero de primer nivel. Por momentos la avalancha
sónica de la banda y la actitud de Michael Trotter como entertainer me
recordaron a los gloriosos tiempos de las big bands de colosos como Cab
Calloway.
Destacaron especialmente Maxwell Brown y Chris Collier a las
guitarras, Thomas Davies al bajo, Jonathan Holmes a la batería, Terrance Homes
al órgano, Taylor Shuck al banjo y una entusiasta y efectiva sección de
vientos, que con solo un saxo y una trompeta sonaban como una orquesta entera.
A pesar de que me encanta su faceta más country y de que no
tocaron temazos en ese estilo como Carried Away de su último disco, no seré yo
el que se queje. Su concierto fue espectacular, el nivel de la banda soberbio,
y su simpatía y entrega contagiosas. Se veía la satisfacción en las caras de un
público que llenó la sala La Nau y que en muchos momentos tenía la piel de
gallina. Si en algún momento me entraron dudas sobre la producción de algunos
temas de su último disco, como Skyscraper o LoveLight, que suenan demasiado
comerciales y parecen enfocadas a llegar a un público más mainstream, se me
olvidaron en el momento en que los vi encima del escenario.
Sonaron temazos como Hi Ho y Bare Knuckles en modo huracán
Soul, esa gozada llamada Hey PrettyMoon de su disco Hearts Town, de su último
trabajo tocaron el single Stealing a Kiss, en una versión mucho mejor que la de
la grabación, con mucho juego y complicidad entre la pareja; Mr. Fun con Tanya
imbuida del espíritu de James Brown y Can I Get an Amen. De su gran disco
Healing Tide tocaron AreYou Ready to Love Me, y mi momento favorito del show,
cuando mezclaron su All I Wanna Do con clásicos como Uptight de Stevie Wonder,
Respect de Aretha Franklin o My Girl de los Temptations de Smokey Robinson. Un
momentazo espectacular para el recuerdo. Incluso tuvieron tiempo para hacer una
desnuda y bonita versión de I Will Always Love You de Dolly Parton, más cercana
a la celebérrima versión de Whitney Houston, y que dedicaron a su audiencia de
Barcelona.
Gran concierto que pudimos disfrutar gracias al trabajo de
Houston Party, en una sala con mucho encanto, La Nau. Y rodeados de muchos
melómanos y amigos, que convirtieron la experiencia en todo un acontecimiento.
Ahora sólo falta que vuelvan y nos ofrezcan un concierto en el que podamos
disfrutar de su faceta más Country Soul, que también es muy interesante.
Hoy empezaremos un poco negativos, y es que hay cosas que escapan a mi comprensión. Upload es una de las mejores salas existentes en Barcelona, pero en cuanto a comunicación deja mucho que desear. ¿No os habéis encontrado nunca sin saber por qué puerta hay que entrar? Eso es un clásico ya. Esta vez no ocurrió, pero a mí me desespera que en su web la única información antes del concierto de turno sea "20.00 Horas". Se supone que apertura de puertas, pero, ¿y el concierto? ¿20:30? ¿21.00? El colmo en esta ocasión fue enterarme a última hora de que abrían a las 20:30 y el bolo empezaba a las 21.30, que finalmente fue diez minutos más tarde. ¿Es necesario empezar tan tarde un día entre semana?
En fin, tenía que decirlo, porque además comentando con los habituales de los conciertos la opinión generalizada era la misma.
¿Quiénes son Color Green? Banda californiana iniciada por los guitarristas Noah Kohll y Corey Madden, y ahora completada por la bajista Kyla Perlmutter y la batería Corey Rose, y con un EP y dos discos ya en su haber. Etiquetados como Americana pero a menudo con un aire psicodélico y de jam band se dedicaron a desgranar su discografía con especial querencia por su último trabajo, Fool's parade, donde se encuentra ese temazo llamado Coronado y otros que también sonaron muy bien, como Four leaf clover o Ball and key. De temas anteriores estuvieron especialmente inspirados con Ruby o la final High and low. En ocasiones potentes y ruidosos y en otras dejándose llevar por largos devaneos instrumentales, que se les dan de maravilla.
Los dos guitarristas se combinaron solos y voces solistas, Kyla se mostró bastante sosa y Corey (batería) fue la estrella absoluta de la función, dejándonos con la boca abierta con su buen hacer tras los parches. Todo ello bajo una iluminación bastante escasa, que en este caso no sé si es por culpa de la sala o porque el grupo lo prefiere así, aunque a mí desde luego no me gusta nada.
Color Green no cambiarán el curso de la historia ni probablemente acaben llenando estadios, pero sí son un buen grupo del que seguiremos atentos. Y más con esa batería que se ganó unos cuantos incondicionales.
La visita de los norteamericanos Killer Kin a la sala
Estraperlo de Badalona, llevaba mucho tiempo marcada en mi calendario. Desde
que los vi en el festival Munster, me quedé con las ganas de disfrutar de su
directo en un concierto propio y en una sala adecuada para su propuesta. Una
propuesta salvaje, insolente, física e histriónica. Una muralla de sonido que
proviene del Punk y el Rock n’ Roll más salvaje de los setenta, y que tiene
como referentes a grupos como The Stooges, Motörhead, Cosmic Psychos o RadioBirdman. Sus
conciertos de hace poco más de un año sorprendieron a mucha gente, que no se
esperaban tal derroche de energía, y que han hecho proselitismo entre los
aficionados al género. Así que no es de extrañar que la sala Estraperlo tuviera
una buena entrada en la calurosa noche del Domingo. Por lo que me han contado
unos amigos que los estuvieron viendo en el Gruta 77 de Madrid, allí el calor
era infernal, y condicionó mucho el concierto. En el Estraperlo las condiciones
fueron mucho mejores, en cuanto a la climatización y, como siempre, en cuanto
al sonido, que fue excelente durante la casi una hora del concierto que nos
brindaron los de New Haven.
Lo de Mattie Lea no tiene nombre. Su entrega en escena es
total y cada noche se vacía por completo. Es un vocalista exhibicionista y
salvaje, y sin duda marca la diferencia para una banda que musicalmente es muy
solvente, pero que sin la actitud salvaje de su frontman no llamaría tanto la
atención. Ver el escenario encharcado con su sudor al acabar el concierto hace
que veas que si no tocan más tiempo es porque físicamente no pueden. Chloe Rose
escupió riffs con su Flying V y derrochó actitud, con esa pose distante y fría
que contrasta tanto con la de su vocalista. Brady Wilson se lució a la
guitarray fue todo sonrisas y buen
rollo, como Marco Carotenuto al bajo. Jason Kyek estuvo preciso y contundente
detrás de su batería. Se les ve muy compenetrados, tanto encima como fuera del
escenario. Al acabar el bolo salieron todos para estar un rato con el público
firmando discos, charlando, haciéndose fotos con quien quiso, y bailando al
ritmo del excelente Dj que nos amenizó la noche.
No presentaban material nuevo, así que el repertorio fue
bastante parecido al de la gira del año pasado, basado en su disco de debut. Temazos como On the Chain,
Sonic Love, Kill for You, Mr. Dynamite o el más reciente Point Black nos hicieron no parar de
movernos durante todo su anfetamínico concierto. Estos aquelarres sónicos son
una gozada y te cargan las pilas. Ojalá no tarden mucho en volver.
Llevaba muchos años sin pasarme por el Cruïlla, un festival bastante más agradable que el PrimaveraSound pero con unos carteles que habitualmente no me atraen demasiado. Este año sí me parecía más interesante, sobre todo su segunda jornada, con dos nombres destacados: St. Vincent y Sex Pistols.
Justo a mi llegada al Fòrum daba inicio el concierto de Fermín Muguruza al frente de su numerosa banda. Es un músico que me merece un enorme respeto y un tipo de fuertes convicciones políticas, pero reconozco que lo que hace no es para mí, aunque sí tiene un numeroso público que le sigue. Me alegro de su éxito.
Poco después subía al escenario OccidentSt. Vincent, la banda o el alter ego de la norteamericana AnnieClark. Es curioso porque sus discos no me atraen especialmente, su música me parece muy extraña en ocasiones, pero tenía muchísimas ganas de verla en vivo ante las referencias que había recibido. Y bien, después de verla confirmo todos los parabienes. Su directo me parece atractivo, sensual, fascinante, hipnótico... y salvaje. Es una auténtica bestia cuando se sube al escenario, revolcándose por el suelo, volviendo locos a sus ayudantes, echándose encima de sus músicos y casi haciéndose daño ella y un miembro de la seguridad cuando se subió a sus hombros sin avisarlo. ¡Esta tía está completamente loca!
Musicalmente lo que más me gusta son los temas rockeros, que los hay, como Los ageless, por ejemplo. Y claro, como decíamos antes, hay unos cuantos más difíciles, caso de Broken man, Flea o Big time nothing, que disfruté de todos modos. Tremenda actuación.
Solapándose con el final de St. Vincent aparecía en el escenario principal el grupo Punk por excelencia, los Sex Pistols. Tema espinoso. Todos sabemos que es un tipo complicado, pero John Lydon no forma parte de este regreso y se hace un poco difícil encajar a esta banda con otro cantante. Eso sí, FrankCarter cumple de largo y han tenido el detalle de nombrar esta resurrección como Sex Pistols feat. FrankCarter. ¿Tienen derecho a seguir adelante Steve Jones, Paul Cook y Glen Matlock sin Johnny Rotten al lado? Que cada uno saque sus propias conclusiones. A mí me duele que falte Rotten, pero si digo la verdad es que me lo pasé de maravilla en el concierto. Y es que con todos esos himnos es difícil no pasarlo bien: Pretty vacant, Bodies (con Carter valientemente cantándola entre medio del público), un God save the Queen que coreé a pleno pulmón, una versión del No fun de los Stooges, Problems, E.M.I., el My way al estilo Sid Vicious (musicalmente lo mejor que hizo Simon John Ritchie en su corta existencia) o el inevitable final con Anarchy in the U.K. Todo ello con imágenes antiguas de la banda en la pantalla, aunque ni una sola de Rotten ni de Vicious.
¿Y qué tal los músicos? Jonesy es el que se ve más mayor, bastante pasado de peso, aunque no se le ha olvidado tocar la guitarra, desde luego, y Matlock el que se mantiene más jovial. Luego Carter estuvo realmente bien, siendo consciente de que él no debe ser el protagonista, que para eso ya están sus legendarios compañeros.
Así que, dejando los prejuicios a un lado, valoración totalmente positiva para mí de la experiencia Pistols.
Era día laborable y ya tocaba irse a dormir unas pocas horas. Y si en otras ocasiones he sido crítico con ellos, esta vez felicito a la gente del Cruïlla. Han hecho un buen trabajo, como el año que trajeron a Robert Plant.
Han pasado casi veinte años desde que disfruté de un
concierto de North Mississippi Allstars por primera vez. Fue en 2006 en la
sala Apolo, y los hermanos Dickinson compartían la banda con el enorme bajista
Chris Chew. En estos casi veinte años les hemos visto en la sala Bikini, en el
festival Azkena, en el Blues & Ritmes de Badalona, y en esta ocasión, en la
coqueta sala La Nau. La verdad es que pocas cosas han cambiado desde aquella
gloriosa primera vez. Los norteamericanos siguen convirtiendo cada concierto en
una especie de liturgia sonora, en la que exploran todas las posibilidades de
la rica tradición musical del sur de los Estados Unidos. Unas veces tiene más
peso el Blues, otras el Swamp Rock, e incluso a veces coquetean con el mejor
Jazz Rock. Cody Dickinson es un gran batería, muy versátil, además de un
entertainer de primera, cuando se encarga de las tareas vocales o cuando se luce
con el Washboard, esa tabla de lavar a la que le extrae un glorioso sonido psicodélico.
LutherDickinson es simplemente uno de los mejores guitarristas de la
actualidad. Domina la guitarra como nadie, y lo hace con una aparente sensación
de que le resulta muy fácil. Cuando se embarca en sus devaneos e interminables
solos, parece que la guitarra simplemente sea una extensión orgánica de sus
manos. Además, tiene el don de no hacer que sus solos sean una mera
demostración técnica, nunca pierde el tempo de la canción sobre la que está
jugando. Parece mentira que un tipo tan afable y simpático haya compartido
banda con los hermanos Robinson. En una gloriosa etapa con los BlackCrowes que
sinceramente, creo que no ha sido ponderada con toda la justicia que merece.
En esta ocasión les acompañaba al bajo el más que solvente
Carwyn Ellis. Un trío clásico del Rock de toda la vida, en el que el repertorio
acaba siendo una mera anécdota. Presentaban su último disco, StillShakin’, y
nos deleitaron con temas como el añejo Shimmy, Ship, Up and Rolling, esa gozada
llamada Preachin’ Blues, You gotta move cantada por Cody, la gran versión del
Poor Black Mattie de R. L.Burnside, Goin’Down South o Lord had Mercy.
Casi dos horas de exhibición musical que se me hicieron
cortas y que me reafirman en mi amor incondicional por esta banda. Luther y
Cody, podéis volver cuando queráis, vista la respuesta del público que llenó la
sala La Nau, tenéis una base de fans fieles que os recibirán con los brazos
abiertos. Y enhorabuena a Houston Party, que después de veinticinco años siguen
haciéndonos felices a base de buenos bolos.
Un año más nos acercamos a nuestro festival favorito, y lo
hacemos como siempre rodeados de buenos amigos, con los que viajamos cada año a
Vitoria, y también con los que nos reencontramos cada año en el festival. Y es
que lo mejor de la experiencia azkenera está en compartir música, comida,
bebida y tiempo con la gente con la que se tiene el vínculo del Azkena Rock
Festival.
23 ediciones de un festival muy particular, y para mí este
año ha sido mi decimonovena cita.Así
que está claro que hay un vínculo muy especial con el festi y con la capital
alavesa. Hemos pasado mucho calor y sufrido bastante lluvia. Unos
condicionantes que contribuyen a la épica del evento.
El Jueves entramos al recinto de Mendizabala con los acordes
de Libe. A Libe García de Cortázar ya la habíamos visto en el festival en la
edición de 2023, cuando formaba parte de Pasadena. En Pasadena los sonidos del
Rock americano cantado en euskera me sedujeron desde el primer minuto. Lanzada
en solitario como Libe, la propuesta exige mayor atención para poder ser
degustada, ya que ahora suena densa, más oscura y ruidosa. Y es posible que
como primer concierto del festival, con el ansia de saludar a todo el mundo y
explorar el recinto, no obtuviera la atención que se merece. Y eso que un sonido
brutal te llamaba todo el rato. Bien, pero me encantaría ver a Libe y
a su banda en una sala para prestarle la atención que se merece.
Foto de Alex Roger Reig. Steve Diggle
Había ganas de ver a los legendarios Buzzcocks. Esas
gloriosas canciones Punk con estribillos hechos para ser cantados puño en alto,
motivaron a un personal entregado de antemano, pero quizás debido a un sonido
no del todo brillante, sobre todo en las guitarras de Steve Diggle, les costó
un poco conectar con la audiencia. Aún así, siempre es un placer disfrutar de
himnos como Ever fallen in love,I don’t
mind o Harmony in my head.
Foto de Alex Roger Reig. Quique González
La idea de incluir en el cartel a un cantautor como Quique
González, que se disfruta mucho más en un contexto más intimista, donde
degustar unas letras tan personales; pues parecía un tanto arriesgada, pero la
verdad es que el madrileño estuvo a la altura. Con un repertorio directo, un
muy buen sonido y ganas de demostrar que después de 25 años de carrera todavía
le quedan muchas cosas que decir. Como en el nuevo tema que presentó, Terciopelo
azul, adelanto de su próximo trabajo discográfico.
Foto de Alex Roger Reig. Melissa Etheridge
El concierto sorpresa del día para mí fue el de Melissa
Etheridge. La artista de Kansas fue muy popular a finales de los ochenta y en
los noventa. Pero a partir de ahí, por lo menos en España, su figura se fue
diluyendo, y después de algunos años en que su salud la alejó del circuito
musical, parecía que su concierto sería un mero trámite para contentar sólo a
los más nostálgicos. Pues no, su actitud, su gran estado vocal, y las ganas y
dominio de las guitarras, de la harmónica, y hasta de la batería, se ganaron
hasta al más escéptico. Y que gran placer escuchar canciones como Come to my
window o I’m the only.
Foto de Alex Roger Reig. Dave Vanian
El concierto de The Damned fue lo más explosivo del día. Por
actitud, dominio del escenario, un repertorio matador y una gran inteligencia
para disimular carencias y destacar virtudes. Dave Vanian es posible que no
tenga la voz tan bien como en sus años de gloria, pero mantiene intacto el
carisma. Captain Sensible exprime su guitarra al máximo y pone el punto de
simpatía, y también de nostalgia, como en su recuerdo para la figura del
recientemente fallecido Brian James. El público bailó y disfrutó al ritmo de
temas como New rose o Eloise, y se quedó con ganas de más.
Para algunos frikis de la distorsión, como yo, Dinosaur Jr
son todo un referente. Ese sonido arrastrado y estridente. Esa puesta en escena
donde parece que reine la apatía, y que más que un concierto parezca que están
jugando en el local de ensayo, pues puede que no sea para todo el mundo. Pero
es que cuando J Mascis exprime su guitarra y mezcla el ruidismo con la
nostalgia, es único. Parapetado en un imposible muro de amplis, Mascis y los
imprescindibles Lou Barlow y Murph repasaron su disco Without a sound del 94 y
por supuesto no se olvidaron de clásicos como Freak scene o su inmensa cover
del Just like heaven de The Cure.
Foto de Alex Roger Reig. Lee Rocker
Me hubiera encantado poder entrar al Trashville para
disfrutar, aunque fuera un rato, del directo de Wauy Los Arrrghs!!!, pero una
cola enorme y el temor al colapso por el calor que siempre hace dentro de esa
carpa, me quitaron las ganas. Así que no sin cierto escepticismo me acerqué al
concierto de Lee Rocker, y la verdad es que superó todas mis expectativas. Lee
Rocker estuvo muy bien de voz, y de actitud. Además la banda estuvo a la altura
y nos pusieron las pilas con los himnos de Stray Cats como Runaway boys, Stray
cat strut, Rumble in Brighton y por supuesto Rock this town. Lo que más me
gustó fue la parte dedicada al Rock de los cincuenta con temazos como That´s
all right, Blue Moon ofKentucky o Honey don’t. Un gran colofón para una
intensa primera jornada.
Foto de Alex Roger Reig. Laurie Wright
El Viernes disfrutamos del Power Pop desenfadado y molón del
británico Laurie Wright en la plaza de la Virgen Blanca. Bajo un calor de
justicia y con un público muy receptivo, Laurie y su joven banda nos dijeron en
la cara que sí que hay relevo en esto del Rock n’ Roll, con temazos como Rock
n’ Roll ain’tdead while we’re living o Easy Street. Me quedé con ganas de
poder verlos en una sala. Espero que vuelvan pronto.
Foto de Alex Roger Reig. Reckless Kelly
Una opípara comida que se alargó bastante, hizo que
entrásemos al recinto de Mendizabala justo a tiempo para disfrutar del gran
directo de los americanos Reckless Kelly. Me hubiera encantado ver a Bobbie
Dazzle con su festivo Glam Rock, pero se solapaba con los americanos; y después
de treinta años de carrera, la experiencia de ver a una de las mejores bandas
de Rock clásico americano era prioritaria. No necesitan ninguna parafernalia
escénica para captar tu atención, sólo con sus grandes canciones consiguen
hipnotizarte y te impiden apartar la mirada del escenario. Cody Braun, su
hermano Willie y ese gran guitarrista llamado Geoffrey Queen estuvieron
maravillosos y nos obsequiaron con temazos como Miserable city, Fire up ready
to go, Nobody’s girl, la preciosa Seven nights in Eire, Wicked twisted road,
Vancouver y una gran versión del Castanets de Alejandro Escovedo. Que vuelvan
pronto, por Dios.
No soporto a John Lydon. El recuerdo de su actitud en el
concierto que ofreció en 2008 con Sex Pistols me quitó las ganas de verle con
Public Image Limited, una banda que tampoco me ha dicho nunca nada. Así que
disfruté un rato con los recomendables C.O.F.F.I.N. Los australianos pusieron
las pilas al respetable con fuerza, entrega y un Punk Rock a lo bestia, a lo
australiano, y cantado por el batería mientras toca a mil por hora.
Recomendables.
Foto de Alex Roger Reig. Lucinda Williams
Si no disfruté de los australianos hasta el final, fue
porque tenía cita con una de las mejores compositoras de la historia del Rock.
Y no podía llegar tarde a Lucinda Williams. Ya sabemos que Lucinda sufrió un
ictus en 2020 que le ha dejado severas secuelas físicas, que su movilidad ha
quedado muy reducida, y que verla aparecer en escena, con esa aparente
fragilidad, te deja desarmado emocionalmente. Pero, es que cuando abre la boca,
y constatas que mantiene su voz intacta, todo queda en un segundo plano.
Además, y a diferencia de su anterior visita al festival hace dos años, creo
que está en un momento vital mejor. Parece que ha aceptado su destino y ha
decidido tirar hacia adelante, dejándose la piel y el alma en cada canción. Y
además en estos convulsos tiempos en los que estamos envueltos, Lucinda está
más combativa políticamente que nunca, con una oposición clara frente al
fascismo de Trump. Y eso se refleja hasta en la elección de sus canciones, You
can’t rule me, o en las versiones de Bob Marley, So much trouble in the world,
o el Rockin’ in the free world de Neil Young. Al acabar el concierto y hablando
con un amigo, éste se quejaba de que en un repertorio casi de una hora hubiera
hecho tres versiones, dejando fuera tantas canciones propias maravillosas. Pero
es que a estas alturas, qué más da. Es todo un milagro poder disfrutar de
Lucinda en 2025, y hay que disfrutarlo, toque lo que toque. La acompañaban en escena
sus fieles David Sutton al bajo, Brady Blade a la batería, y una dupla
guitarrera de las que quitan el hipo, Doug Pettibone y Marc Ford. Sonaron muy
compactos y rockeros, luciéndose lo justo, y dejando el protagonismo a Lucinda.
El Set list comenzó con el ritmo trotón de Can’t let go, la reciente Rock n’
Roll heart, Stolen moments, la clásica Car wheels on a gravelroad, la
maravillosa Pineola, Drunken angel, So much trouble in the world, la combativa
You can’t ruleme, otro clásico como Out of touch, la versión del While my
guitar gently weeps de los Beatles, Essence, que me hace llorar cada vez que la
escucho, y ya subiendo las revoluciones en la recta final, Righteously, Honey
bee, Joy y la apoteosis final con Rockin’ in the free world. Bolazo.
Robert Jon & The Wreck
Me hubiera gustado ver a Turbonegro, pero ya que el día, al
menos para mí, estaba dedicado al Rock americano, me decanté por un valor
seguro, Robert Jon & The Wreck. Y por supuesto que no me defraudaron. Rock
de aires sureños, sonido setentero, una banda compacta y un incendiario
guitarrista, Henry James. Con un excelente sonido nos ganaron a base de
simpatía, puesta en escena y sobretodo, canciones. Blame it on the whisky,
Better of me o la gran Oh Miss Carolina. No inventan nada nuevo, ni lo
pretenden, pero nos gustan.
Foto de Alex Roger Reig. John Fogerty
Posiblemente la gran estrella de esta edición del Azkena
haya sido el incombustible John Fogerty. Parece mentira que todavía mantenga
esa vitalidad a sus ochenta años. Con un buen sonido y una banda familiar, en
la que figuran dos de sus hijos, el de California nos ofreció un espectáculo
entretenido, con unas vistosas proyecciones, y el repertorio que todos
esperábamos, plagado de sus inmortales clásicos con Creedence Clearwater
Revival, Bad Moon rising, Up around the bend, Green river, Born on theBayou,
Who’ll stop the rain, It came out of the sky, Lookin’ out my back door, Keep on
Chooglin’, Effigy, Have you ever seen the rain?, Down on the corner, Fortunate
son, y Proud Mary. Además también tocó alguno de sus himnos en solitario como
Rock and Roll girls, The Old man down the road, la soporífera Joy of my life y
por supuesto Rockin’ all over the world. Tiene la edad que tiene, y puede que
tenga que intercalar alguna parrafada de más para poder recuperar el aliento,
pero es que, que más queremos. Debemos alegrarnos de que estas leyendas de la
música sigan en activo y con ganas de regalarnos su arte. Cuando no estén las
echaremos de menos.
Diamond Dogs & Cris Spedding
El mejor fin de fiesta para un día glorioso fue el concierto
festivo y bailable de los Diamond Dogs con Chris Spedding, rindiendo tributo a
la figura de la reina del Rock n’ Roll, Little Richard. Yo me lo pasé bomba con
la entrega y la simpatía del grupo. Es posible que Chris Sppeding ya no esté
para muchos trotes y que los dos temas que interpretaron suyos bajaran un poco
el ritmo. También es posible que los dos temas propios de los Diamond Dogs no
sonaran perfectos, y puede que la mayoría del público esperara los grandes
clásicos de Little Richard, y se sintieran un poco decepcionados al ver que
tocaban temas no tan manidos. Pero, a mí me convencieron la entrega y la pasión
del grupo, y como siempre que los veo salí con una sonrisa en la cara.
Foto de Alex Roger Reig. Kitty, Daisy & Lewis
El Sábado fue un día muy accidentado que comenzó con Kitty,
Daisy & Lewis bajo un tórrido sol en la plaza de la Virgen Blanca. Con
tanto calor y con algunos cambios de instrumentos que se alargaron en exceso,
como hacen siempre, la verdad es que el concierto no llegó a coger ritmo. Otra
vez será.
Foto de Alex Roger Reig. Richard Hawley
Tenía muchas ganas de ver a Richard Hawley. Algunos de sus
discos me parecen muy buenos, especialmente Coles Corner, y además venía
arropado por una banda a su altura. Qué clase y buen gusto para atacar tanto
temas más de crooner como temas de influencias del Rock de los cincuenta. Sonó
muy bien y nos mostró la colección de guitarras más bonitas del festival. Tocó
canciones como She brings the sunlight, Prism in jeans, Open up your door,
Tonight the streets are ours, Coles corner, o Heart of Oak. Para muchos fue
todo un descubrimiento, para todos, un gran concierto.
Foto de Alex Roger Reig. The Lemon Twigs
Después de tremendo bolazo, supo a poco, por lo menos para
mí, el concierto de The Lemon Twigs. Y eso que es una banda que me gusta. El
contraste entre su insolente juventud y la reivindicación del sonido Byrds o
Beach Boys me gusta, pero, creo que se hicieron un poco reiterativos. Sonaron
muy bien y los hermanos D’Addario no dejaron de sonreír empalagosamente. Creo
que se disfrutan más en una sala.
Bastaron un par de temas para constatar que lo de unos Dead
Kennedys sin Jello biafra no tiene ningún sentido. Bromas sin gracia en manos
de unos solventes mercenarios.
The Flaming Lips
El concierto de The Flaming Lips era el más controvertido
del festival. A priori no tienen nada que ver con ninguna otra banda del
universo azkenero, y estarían más cerca de festivales tipo Primavera Sound.
Pero la verdad es que venían a interpretar su disco Yoshimi Battles the Pink
Robots, y creo que es el disco que más me gusta de ellos. Son una banda
inclasificable y pueden sonar de maneras muy diversas si se lo proponen. Para
los que no los conocían mucho, fue un concierto entretenido y divertido, entre
los muñecos gigantes inflables, el confeti y la espectacular pantalla. Y para
los que los conocían, pues una manera de celebrar un disco muy personal en un
escenario grande y con un gran sonido. Durante el concierto de los
norteamericanos se puso a llover, y desgraciadamente la lluvia fue a más.
Foto de Alex Roger Reig. Margo Price
Uno de los mayores alicientes del cartel del festival era la
inclusión de uno de los mejores talentos de la escena del Country Rock
americano. Margo Price nos visitaba por primera vez, y no pudo tener un
concierto más accidentado. Diluvió durante todo su concierto, con lo que todo
el público se caló hasta los huesos, pero es que, además, el agua entraba al
escenario de tal manera que me extrañó que no suspendieran el show. El técnico
entraba continuamente para secar las guitarras y las pedaleras. Menos mal que
no llevaban monitores. Después de un par de temas con un sonido deficiente, la
cosa mejoró notablemente, y así pudimos disfrutar de temazos como Don’t leave
me up o Loner y grandes versiones de Waylon Jennings, Kissing you goodbye, Kris
Kristofferson con la gran Don’t let the bastards get youdown, que dedicó
irónicamente al presidente Trump. Cuando la situación con la lluvia ya era
insostenible mandó a la banda a los camerinos y cantó a Capella el Mercedes
Benz de Kristofferson a la manera de Janis Joplin. Hizo lo que pudo y se ganó
todo nuestro respeto. Espero que vuelva pronto.
Foto de Alex Roger Reig. Manic Street Preachers
Totalmente empapado intenté seguir alguna canción de Manic
Street Preachers, que estaban sonando realmente bien, pero decidí retirarme,
con lo que me perdí el bolazo de los galeses, el bolazo de los Hellacopters, y
por lo que me contaron la controversia en el concierto de Cherie Currie. En el
que un numeroso grupo de personas con banderas palestinas increparon a la ex
Runaways, por algunas declaraciones en las que defendía la actuación de Israel
en el conflicto con Gaza y por sus simpatías con el trumpismo.
Foto de Alex Roger Reig. Cherie Currie
Espero volver a contaros mis experiencias en el Azkena de
2026.