domingo, 26 de diciembre de 2010

DELICATESSEN BCN. NINA SIMONE



Nina Simone

Eunice Kathleen Waymon nació en el año 1933 en una familia de ocho hermanos que había vivido relativamente bien hasta que el crack del 29 arruinó a su padre, un mestizo de negro e indio; la nueva situación hace que su madre empiece a trabajar como criada para una familia blanca. La pequeña Eunice se destapó como niña prodigio cuando a la tierna edad de dos años era capaz de tocar en un órgano los himnos religiosos favoritos de su madre, la especial habilidad de la niña hizo que su madre pidiera a la señora de la casa en que estaba empleada que la ayudara a costear sus clases de música y piano ; durante cinco años recibió clases de piano clásico y aprendió a amar la música de Bach o Debussy. A los diecisiete años ingresó en la prestigiosa academia musical Julliard, en esta misma academia había estudiado el gran Miles Davis; pero al no contar con dinero suficiente para costear las clases y no recibir ninguna beca tuvo que dejar la academia y con ello abandonar su sueño de convertirse en una estrella de piano clásico. Para poder sobrevivir empezó a tocar en locales donde el repertorio exigido iba del Jazz al blues pasando por el soul, y fue en estos locales donde tuvo que empezar a cantar para poder cobrar un sueldo de verdad. En esta etapa se forjó un carácter fuerte y combativo, tuvo que ser fuerte para tirar adelante después de su frustración por tener que abandonar la música clásica; pero su primera etapa musical sería muy importante para construir un estilo pianístico absolutamente personal en el que se mezclaban sus influencias clásicas con la devoción que sentía por músicos de Jazz como Duke Ellington. Hoy en día el gran público parece que sólo la recuerde por su andrógina voz en temas como My baby just cares for me, pero su habilidad como pianista era excepcional; quizás se deba al machismo que unido al racismo de la época parece que sólo aceptaba a las mujeres en el Jazz como vocalistas; esta situación hacía aflorar el fuerte carácter de Nina Simone cuando se la comparaba constantemente con cantantes negras como Billie Holiday y ella replicaba asegurando que tenía más cosas en común con grandes divas como Maria Callas o Edith Piaf; de hecho definía su música como música clásica negra huyendo de términos como Jazz a los que consideraba un estereotipo para encuadrar a la música negra.

En 1954 Eunice Kathleen Waymon pasó a ser Nina Simone uniendo el mote de niña por el que la llamaban con el nombre de la actriz francesa Simone Signoret. Sus primeras grabaciones fueron para los sellos Bethlehem y Colpix donde destacan los álbumes Jazz as played in an exclusive side street club (incluía su gran hit My baby just cares for me o I loves you Porgy), Nina simone sings Ellington o el directo At Carnegie Hall. Su etapa más prolífica en cuanto a grabaciones sería en la que grabó para Philips (1964-1967) con discos como Nina Simone in concert donde además de incluir sus grandes temas antiguos se atrevió a interpretar a Kurt Weill con Pirate Jenny o a tratar abiertamente el tema del racismo en la gran Mississippi Goddam, también se incluía aquí el tema Plain gold ring que versionaría años después Nick Cave; en el disco Broadway-blues-ballads hizo una versión magistral del tema de The Animals Don’t let me be misunderstood; después publicaría el exitoso I put a spell on you donde haría una gran versión del Ne me quitte pass y se incluiría su gran canción Feeling Good, una canción que ha sido versionada hasta por el grupo Muse; en Pastel blues podemos encontrar su relectura del tema de Billie Holiday Strange fruit; acabaría su periplo en Philips con los álbumes Let it all out, Wild is the wind y High priestess of soul, en el que su camaleónica capacidad para reinventarse la convirtió en toda una estrella del soul al estilo Aretha Franklin. Posteriormente grabó nueve discos con la compañía RCA (1967-1974) en la que el eclecticismo fue total y su acercamiento al Pop, al folk y al rock quedó patente en las versiones que hizo de gente como George Harrison (My sweet lord, Isn’t a pitty), Sinatra (My way), Leonard Cohen (Suzanne), Bee Gees (To love somebody), Pete Seeger (Turn turn turn) o Bob Dylan (The ballad of Hollis Brown, The times they are a changin’ y Just like a woman); en esta etapa obtuvo su máxima popularidad y también sus mayores críticas al acercarse a la música popular “blanca” teniendo un discurso político tan combativo con conexiones con gente como Malcolm X o las Panteras negras. Después del asesinato de Martin Luther King y debido a sus problemas legales con las compañías discográficas y con su decisión de dejar de pagar impuestos mientras durara la guerra de Vietnam, decidió abandonar los Estados unidos y se refugió en las islas Barbados, en Londres, Liberia, Suiza, Holanda para acabar echando raíces en Francia. De sus últimos años destaca sobretodo el disco Nina is back.

En 1992 publicó su autobiografía I put a spell on you y vivió sus últimos años ocupada en causas benéficas y dando conciertos ocasionales donde aún era capaz de ofrecer toda su magia. Murió en 2003 y ha sido versionada por gente como Jeff Buckley (Lilac wine), Sixteen horsepower (Sinnerman), y reconocida como una gran influencia por gente tan dispar como Alicia Keys, Lauryn Hill o Antony and the Johnsons. Su discografía está plagada de grandes canciones como Sinnerman, Four women, My baby just cares for me o Ain’t got no (I got life), pero si sólo pudiera escoger un tema de su discografía me quedaría con una maravilla incluida en su disco de 1967 Silk’n’Soul, Consummation; aunque su disco favorito siempre fue Nina Simone & piano (1969), donde no hay artificios ni ayudas de nadie sólo su voz y su gran amor por el piano.


Antonio Sánchez





lunes, 20 de diciembre de 2010

DELICATESSEN BCN. ROBERT JOHNSON







De vez en cuando y para desengrasar de la buena y no tan buena música de hoy, día repasaremos la historia de algunos de nuestros referentes musicales, algunos puede que resulten obvios a los que sigáis las críticas de conciertos de este blog, pero espero que os sorprendamos un poco, de tanto en tanto.

ROBERT JOHNSON


La primera vez que recuerdo haber recibido alguna información sobre Robert Johnson yo debía tener unos 14 o 15 años y despertaba a mi amor por la música en una época en que todo me sorprendía e intrigaba; evidentemente hablo de unos años en los que no existía internet y la información musical era bastante escasa en nuestro país. Recuerdo perfectamente estar escuchando una grabación en casette del disco de Cream Wheels of fire y flipar como un enano cuando escuché el tema Crossroads, en esa época yo devoraba todo el material que podía encontrar de Eric Clapton y me sorprendí el día en el que curioseando en una tienda de discos descubrí que ese tema no era suyo si no de un tal Robert Johnson del que nunca había oído hablar; poco tiempo después y decidiendo en casa de un amigo qué discos me podía llevar prestados empecé a descubrir a Robert Johnson por todas partes, sus canciones aparecían en discos de gente como Lynyrd Skynyrd (Crossroads en su disco en directo One more from the road de 1976), Steve Miller band (Come on in my kitchen del disco The Joker), ZZ Top (I believe I’ll dust my broom en su disco Degüello de 1979), también en la banda sonora de la película The blues brothers (Sweet home Chicago) y lo que más me sorprendió es que también el bluesman Elmore James tenía una versión del tema I believe I’ll dust my broom, y puesto que en el disco de James ponía que había muerto en 1963 había que deducir que el tal Robert Johnson debía de ser un compositor o un músico muy viejo.

En esa época sólo podía escuchar música en casa en un radiocasette por lo que les pedía a mis amigos que me grabaran sus discos y a veces hasta grababa directamente de la radio lo poco decente que pinchaban en esos años, a pesar de no tener donde escuchar discos empecé a pasar las horas muertas en las tiendas de música curioseando las carpetas de los vinilos y conversando sobre música con los dependientes, que en esa época sabían bastante de música, no como ahora; no fue fácil pero encontré por fin un disco de Robert Johnson llamado King of the Delta blues singers vol. 1, era un viejo vinilo muy antiguo y al verme con él el dependiente me comentó que también tenían el vol. 2 y que esos temas eran todos los que grabó Robert Johnson, las grabaciones eran de 1936 y 1937, entonces averigüé algunos pocos datos más como su muerte a los 27 años de edad y parte de la leyenda que se le asocia; sin haber oído ni una sola nota estaba convencido de que su música me iba a marcar y cuando por fin escuché en la tienda ese sonido primitivo, ese uso preciso del Bootleneck y esa voz fantasmal con unos falsetes increíbles quedé como hipnotizado. Desde entonces siempre que escucho su música me comporto como dominado por una liturgia que me hace contemplar sus carpetas y releer las letras de sus canciones mientras la aguja del plato se desliza sobre la superficie del vinilo, cuando le escucho quedo como en trance.

Con el tiempo y ya en posesión de un buen equipo de música adquirí la caja de Columbia records The complete recordings, que incluía en tres vinilos las 41 grabaciones que realizó Robert Johnson de sus 29 temas conocidos (algunas canciones fueron grabadas 2 veces). Los temas los grabó Don Law, un cazatalentos de la American records corporation durante 5 sesiones de grabación; las 3 primeras se grabaron en una habitación del hotel Gunter de San Antonio (Texas) los días 23, 26 y 27 de Noviembre de 1936 y las 2 últimas 7 meses después en la trastienda de un almacén en Dallas, los días 19 y 20 de Junio de 1937. De las primeras sesiones aparecieron cinco temas publicados en discos de 78 rpm, y sólo uno de estos discos tuvo un cierto reconocimiento, Terraplane blues. Su legado es ciertamente escaso 29 canciones, 41 grabaciones y sólo 2 fotografías, pero su importancia en la historia de la música es superlativa.

Robert Johnson fue un músico y compositor excepcional que tuvo la virtud de escribir blues abordando no sólo temas como el desamor y la dura vida de los negros, también escribió sobre los miedos irracionales que atenazan al hombre, la intervención de lo sobrenatural en nuestras vidas y por supuesto abordó el tema del sexo de una manera bastante avanzada para la época que le tocó vivir. Nació el 8 de Mayo de 1911 en Hazlehurst, en el estado de Mississipi, fue el hijo ilegítimo de Julia Dodds y de Noah Johnson y entre lo poco que se conoce de su vida se sabe que se casó en Febrero de 1929 con una chica de 16 años llamada Virginia Travis, que murió al dar a luz junto a su bebé en Abril de 1930. Robert Johnson volvió a casarse con Esther Lockwood, quien ya era madre de un niño llamado Robert Lockwood, al que ejerciendo de padrastro enseñó a tocar blues, debió hacerlo bien, ya que posee también una interesante carrera musical. Robert Johnson tuvo fama de mujeriego y se dice que probablemente su muerte se debió a un envenenamiento por parte de un marido celoso; también se atribuye su muerte a otras causas podríamos decir que más “naturales” como la Neumonía o la Sífilis. Murió en Greenwood (Mississipi) el 16 de Agosto de 1938 y como no hubo autopsia el terreno quedó abonado para elucubrar sobre su muerte, y aquí es donde surge la leyenda.

Comenzó en la música como armonicista y según se cuenta como un poco talentoso guitarrista, en esa época acompañó a leyendas del blues como Charlie Patton, Willie Brown o Son House cuando actuaban en la zona de Robinsonville, que era donde vivía Robert en esa época. Después de la muerte de su esposa su carácter se volvió hosco y empezó a abusar de la bebida, entonces desapareció durante un año y cuando regresó sus amigos y conocidos vieron con sorpresa como se había convertido en un virtuoso guitarrista que además cantaba con una rotundidad y personalidad que le colocaban inmediatamente entre los mejores músicos de blues.

Según dice la leyenda Robert Johnson vendió su alma al diablo a medianoche en el cruce de caminos entre la autopista 61 y la 49 en Clarksdale, Mississipi, recibió a cambio el don de componer e interpretar blues mejor que nadie.

Al crecer su fama la zona del Delta se le quedó pequeña y viajó a Chicago, St. Louis, Michigan y Nueva York tocando con grandes bluesmen como Johnny Shines, Sonny Boy Williamson o Roosevelt Sykes e incluso con su hijastro Robert Lockwood Jr.; pero la muerte le llegó cerca de casa en Greenwood, y a pesar de las dudas que hay también sobre el lugar de su tumba parece que sus restos se encuentran en el cementerio de la Zion church en la ciudad de Morgan.

La influencia de su música en las generaciones posteriores ha sido y es importantísima, cada nueva generación de músicos de blues se mira en sus temas, los músicos británicos de los años sesenta llevaron sus canciones a la fama aunque no siempre le atribuyeron el pertinente reconocimiento en los créditos de los discos, e incluso en la actualidad bandas como Red hot cilli peppers (They’re red hot en su disco Blood sugar sex magik) o The White stripes (Stop breaking down) le dan a conocer a un público joven. Posiblemente el músico que más temas haya versionado de Robert Johnson sea Eric Clapton, lleva toda su vida tocando temas como Crossroads o Rambling on my mind (fabulosa su versión en el disco en directo Just one night) y recientemente ha publicado un disco entero de versiones del músico de Hazlehurst (Me and Mr. Johnson, 2004); otros que adoran esos viejos blues son The Rolling stones que han versionado varios temas y publicado en sus mejores discos temas como Love in vain (Let it bleed o Stripped), Stop breaking down blues(Exile on Main street) o Walkin’ blues(Rock and roll circus); entre los grandes nombres de la historia del Rock Led zeppelin grabaron una incendiaria versión de Travelling Riverside blues y se inspiraron incluso en las letras de Johnson para construir temas como Lemon song, Bob Dylan no sólo ha interpretado temas como Kindhearted woman blues, Milkcow’s calf blues, Rambling on my mind o I’m a steady rollin’ man, también tituló uno de sus mejores discos con el nombre del lugar en el que supuestamente Johnson pactó con el diablo (Highway 61 revisited); el gran guitarrista albino Johnny Winter ha interpretado Kindhearted woman blues, Me and the devil blues o When you got a good friend; entre mis versiones favoritas de sus temas figuran la de The gun club (Preachin’ blues en el gran Fire of love), Lucinda Williams (Stop breaking down blues en su disco de debut Ramblin’), las soberbias versiones que realizan Gov’t mule de temas como 32/20 blues o If I had possession over judgment day, las que grabó el gran Warren Zevon con R.E.M. como banda de acompañamiento en el disco que publicó bajo el nombre de Hindu love gods(Walking blues y Travelling Riverside blues, 1990), John Mellencamp (Stones in my passway en su disco de versiones Trouble no more)y los grandes Allman brothers band con Drunken hearted man.

Se recomienda la escucha de su música acompañada de un buen whisky y por supuesto en vinilo, dejando que los crujidos de las grabaciones originales se mezclen con los del polvo en la aguja del plato, es la mejor manera de sentirte transportado a los polvorientes y calurosos cruces de caminos del sur de los Estados Unidos.

Antonio Sánchez


domingo, 12 de diciembre de 2010

WOVENHAND. APOLO 2. 10/12/10

¡Qué extraño concierto! El viernes el bueno de Dave Eugene Edwards nos visitó encabezando Wovenhand en la sala Apolo 2 para presentarnos su nuevo disco The Threshingfloor, el séptimo ya en su dilatada carrera.
Wovenhand es un proyecto que nace donde muere 16 Horsepower, la anterior banda de este curioso personaje, predicador en sus ratos libres. Comparte con el mismo la base folk, country, pero se adentra sin remilgos en territorios mucho más oscuros hasta componer un sonido propio e inconfundible, cosa de que muy pocas bandas pueden presumir. Unir a banjos o acordeones del profundo oeste americano unas originales bases rítmicas donde destaca el potentísimo bajo de Pascal Humbert, y todo ello con una intensidad y dramatismo extremo, resulta de lo más experimental dentro de un panorama musical bastante adocenado.
La primera sorpresa fue que para la ocasión Dave Eugene se rodeó de 4 músicos en el escenario (6 cuando en el bis se agregaron los teloneros Seven Seas Duet), algo que se nos antojó innecesario para desarrollar su música. En el Azkena 2009 por ejemplo bastó con bajo y batería para dejar anonadado al personal. E incluso en soledad es capaz de dejar pequeñas obras de arte como el video que os remitimos abajo.
Aquí el soporte de unos saturadores teclados y un eventual coro no parecieron aportar nada e incluso resultó molesto al combinarlo con la potencia de sonido desmesurada para tan pequeño local.
Tampoco ayudó el repertorio. Junto a los dos temas del nuevo album (Sinking hands y la que da título al último disco) se apelotonaron un puñado de canciones la mayoría en la misma línea: interminables introducciones con Dave Eugene hablando en trance y desarrollo de marcado dramatismo construido sobre una muralla de sonido que echaba para atrás. Individualmente trallazos, pero en conjunto...
Se echó en falta alguna pausa en el discurso, alguna canción acústica...Imposible seguir la intensidad del concierto, siempre "arriba" y con los oidos a rebentar hasta quedarnos anestesiados, desgraciadamente.
Esperamos en vano además que sacara el acordeón que tan bien adorna algunas de sus mejores canciones. Podía haber aprovechado incluso más a los teloneros con sus instrumentos arabizantes, una línea que por lo demás parece que se adapta muy bien a su místico estilo. En fin, alguna variedad sobre lo expuesto.
Así las cosas, el concierto fué decayendo a partir de la reiteración de la propuesta. Una lástima, porque hay que decir que Dave Eugene se vació, todo un espectáculo con sus trances sobre la silla, con esa magnifica voz que recuerda a Peter Murphy. Resulta tan excitante su propuesta que sin duda lo seguiremos a la espera de mejores días. Materia prima hay en abundancia, y con solo unos retoques de repertorio y sonido esta crítica sería otra.
Para acabar, decir que nos quedamos con las ganas de una de las piezas que nos enamora "The beautiful Axe".
¡¡¡Hasta pronto David Eugene!!!

Mr.Bull



Más info en la web del grupo

viernes, 3 de diciembre de 2010

ISOBEL CAMPBELL & MARK LANEGAN. APOLO. 30/11/10



Extraña pareja la formada por la dulce Isobel y el duro Mark. Mientras que ella proviene de los escasamente rockeros (y para mí escasamente interesantes) Belle & Sebastian, él tiene a sus espaldas un bagaje de gran brillantez. Su etapa con los imprescindibles Screaming Trees, sus trabajos en solitario o sus colaboraciones con Josh Homme o Greg Dulli le han convertido ya en una figura capital de la música de nuestros días. Lo curioso es que en esta aventura parece ser ella el motor principal de la banda, produciendo los discos y componiendo la mayoría de los temas. Y desde luego no podemos quejarnos, teniendo en cuenta que sus tres trabajos editados son altamente recomendables y difíciles de etiquetar en cuanto a estilo musical.
Harper Simon, con el único acompañamiento de su guitarra, fue el encargado de cumplir con la siempre difícil tarea del telonero. Evidentemente no estamos hablando del nuevo Dylan, pero sí nos entretuvo durante media hora con canciones agradables y algún comentario sobre el Barça-Madrid del día anterior. Minutos más tarde la pareja y su banda de cuatro competentes músicos tomaron el escenario y empezaron de un modo casi minimalista con We die and see beauty reign, para acelerar luego con You won't let me down again, en lo que fue la tónica de la noche: la combinación entre temas sosegados y otros más fogosos. Sus tres discos tuvieron parecida relevancia, con la bella Time of the season o la rockera Get behind me de su reciente Hawk. Who built the road, Salvation o la atmosférica Back burner de Sunday at Devil dirt. Y del primero, Ballad of the broken seas, tocaron entre otras (Do you wanna) come walk with me?, Revolver, Ramblin' man o esas dos joyas que son Honey child what can I do? y The circus is leaving town. Arrebatos guitarreros, momentos de Campbell al cello y el contraste entre su voz y la arenosa de Lanegan destacaron también en la casi hora y media de concierto.
Si en su visita de hace dos años vimos al serio Lanegan sufrir un ataque de risa (?), en esta ocasión constatamos que parece ser feliz con esta banda. Algún guiño y alguna que otra sonrisa a sus acompañantes sobre el escenario lo demostraron; además de dedicarse más tarde a alegrarnos a sus seguidores obsequiándonos con firmas y fotos, mostrándose abierto y cercano.
El proyecto Campbell-Lanegan parecía ocasional, pero parece ser que va para largo. Ningún problema, ¿no?.

Mr. Wolf

Más info en la web del músico
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