Han pasado casi veinte años desde que disfruté de un
concierto de North Mississippi Allstars por primera vez. Fue en 2006 en la
sala Apolo, y los hermanos Dickinson compartían la banda con el enorme bajista
Chris Chew. En estos casi veinte años les hemos visto en la sala Bikini, en el
festival Azkena, en el Blues & Ritmes de Badalona, y en esta ocasión, en la
coqueta sala La Nau. La verdad es que pocas cosas han cambiado desde aquella
gloriosa primera vez. Los norteamericanos siguen convirtiendo cada concierto en
una especie de liturgia sonora, en la que exploran todas las posibilidades de
la rica tradición musical del sur de los Estados Unidos. Unas veces tiene más
peso el Blues, otras el Swamp Rock, e incluso a veces coquetean con el mejor
Jazz Rock. Cody Dickinson es un gran batería, muy versátil, además de un
entertainer de primera, cuando se encarga de las tareas vocales o cuando se luce
con el Washboard, esa tabla de lavar a la que le extrae un glorioso sonido psicodélico.
Luther Dickinson es simplemente uno de los mejores guitarristas de la
actualidad. Domina la guitarra como nadie, y lo hace con una aparente sensación
de que le resulta muy fácil. Cuando se embarca en sus devaneos e interminables
solos, parece que la guitarra simplemente sea una extensión orgánica de sus
manos. Además, tiene el don de no hacer que sus solos sean una mera
demostración técnica, nunca pierde el tempo de la canción sobre la que está
jugando. Parece mentira que un tipo tan afable y simpático haya compartido
banda con los hermanos Robinson. En una gloriosa etapa con los Black Crowes que
sinceramente, creo que no ha sido ponderada con toda la justicia que merece.
En esta ocasión les acompañaba al bajo el más que solvente
Carwyn Ellis. Un trío clásico del Rock de toda la vida, en el que el repertorio
acaba siendo una mera anécdota. Presentaban su último disco, Still Shakin’, y
nos deleitaron con temas como el añejo Shimmy, Ship, Up and Rolling, esa gozada
llamada Preachin’ Blues, You gotta move cantada por Cody, la gran versión del
Poor Black Mattie de R. L. Burnside, Goin’Down South o Lord had Mercy.
Casi dos horas de exhibición musical que se me hicieron
cortas y que me reafirman en mi amor incondicional por esta banda. Luther y
Cody, podéis volver cuando queráis, vista la respuesta del público que llenó la
sala La Nau, tenéis una base de fans fieles que os recibirán con los brazos
abiertos. Y enhorabuena a Houston Party, que después de veinticinco años siguen
haciéndonos felices a base de buenos bolos.
Fotos cortesía de Mario Olmos
Mr. Sheep
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