Royal Blood presentaron su hasta ahora buen primer y único disco con el cartel de entradas agotadas en una sala Apolo repleta. Había expectación después de que hace unos meses suspendieran su concierto en Barcelona, trasladándolo hacia el final de su gira por Europa.
Premiados y nominados como una de las mejores bandas de rock emergente del pasado año en diversos medios especializados, su sonido bebe de diversas fuentes fácilmente identificables: Muse, Rage Againts The Machine, Wolfmother... Todo, con la peculiaridad del formato bajo/batería tan de moda últimamente (Black Keys, The White Stripes).
Para sus fans, que son legión, estamos hablando de sangre nueva para el rock, de un disco redondo con riffs fácilmente recordables canción tras canción y de una banda de estadio para un futuro inmediato.
Para sus detractores, que los hay, de un producto de consumo rápido, algo plano, diseñado para ir directos al mainstream por la vía fácil y que no dejarán huella alguna una vez se apaguen los focos.
Algo de ambas cosas hay en opinión del que esto escribe: habrá que esperar a sus próximos largos para salir de dudas. Lo que está claro en positivo es que Royal Blood suponen una apuesta de rock potente que atrae a un público más joven de lo habitual en estos sonidos, lo cual es bueno.
Dicho lo cual....hablemos del concierto.
Muchas chicas en la sala, mucha barbita hipster, mucha gente en definitiva para recibir, ya rendida de antemano, a los Royal Blood tras los olvidables Bad Breeding (¡cuánta ira y qué mal conducida...la verdad!). Puntuales y con un escenario algo parco (no sé si como declaración de intenciones para que únicamente nos fijemos en la música) comenzaron con Hole para atacar rápidamente uno de sus himnos, Come On Over. Siempre apoyados en un excelente sonido, el formato duo no da para muchas alegrías en el escenario. O eso, o el guapo de Mike Kerr es algo justito como frontman. Alguna exhortación al público y poco más. Eso sí, para el final del concierto tanto él como el buen batería Ben Thatcher surfearon brevemente entre el público, lo cual siempre es de agradecer. Antes, desgranaron las canciones del album con su mismo nombre, alargando alguna de ellas para que el set list no se hiciese tan corto. Aún así, una hora escasa y...sin bises. Sonaron especialmente bien Figure It Out, Little Monster, Ten Tone Skeleton y en un buen final, la que para mí es su mejor canción: Out Of The Black.
Al final, caras alegres entre el público y mi sensación de buen concierto pero que pueden dar más de sí en directo. Igual es cuestión de rodaje o de cansancio.
Tengo interés por ver cómo les va a ir la cosa de aquí a un par de discos. Yo los veo de cabezas de cartel en un Primavera Sound o preguntando ¿Royal qué...?
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Mr. Bull
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