Durante casi dos horas nos desgranaron el disco, en unas versiones que engrandecieron cada uno de sus temas. Porque si el irresistible Blame it on the whiskey suena a gloria en vivo, Steppin' es pura dinamita, Mary Anne una preciosidad y Let her go se nos hace exquisitez gracias a sus coros. Desde luego, Glory bound o Gypsy of love tampoco se quedan atrás. Pero si hay un tema que pasa de ser excelente en vinilo a, desde ya, imprescindible total en su directo, es Cold night. Una locura, con su orgía de guitarras, en un espectacular lucimiento del zurdo Kristopher Butcher, dejándose el alma en cada nota que extraía de su instrumento, mientras Robert Jon Burrison ponía el corazón en cada estrofa que salía de su garganta. Menuda canción, sin duda el gran momento de la velada. Otro que rayó a gran nivel durante todo el concierto fue el simpático teclista Steve Maggiora, que en un momento dado llegó a tocar su instrumento con esa indescriptible melena afro que luce. Divertido el tipo.
Una espléndida banda, con muy buenos músicos, con un frontman imponente, que llena el escenario con su presencia, y sobre todo, unas canciones que nos recuerdan a los grandes nombres de los irrepetibles 70. Salvando las distancias, evidentemente.
Mr. Wolf
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