Hace
muchos años que sabemos que Mike Farris es de esos artistas dotados de un
talento mayúsculo y de unas condicionas vocales descomunales. Posee además ese
halo místico de los más grandes, y aunque siempre da grandes conciertos, es que
a veces consigue ofrecer ese tipo de bolos especiales, en los que todo se
conjuga para que la experiencia sea casi sobrenatural. Tiene eso que los
flamencos llaman “duende”, y de vez en cuando sus conciertos trascienden lo
meramente musical para convertirse en acontecimientos únicos. Le he visto en
todas sus visitas a nuestro país, la última con Screamin’ Cheetah Wheelies en
Noviembre de 2023. Hasta ahora yo tenía la sensación de haber presenciado dos
de esos conciertos mágicos con Mike Farris. El primero de ellos fue con
Screamin’ Cheetah wheelies en un concierto de retorno muy especial en el Azkena
Rock Festival de 2004, durante el cual se fue la luz del escenario, Mike se
puso a cantar a pelo y consiguió callar a las 20000 personas del público, que
cayeron hipnotizadas bajo su influjo. En 2018 actuó con su banda, los Fortunate
Few, en el Calella Rock Fest, ante un público, que en su mayoría no era el
suyo, y al que se ganó a base de talento, clase, su prodigiosa garganta, y una
sensibilidad y entrega total. Al finalizar el concierto y cuando se disponía a
abandonar el recinto junto a su banda, ya en la calle, el gentío que estaba
fuera le despidió con una de las ovaciones más espectaculares y emocionantes
que he visto nunca.
A
esos dos conciertos históricos tendré que añadir a partir de ahora su actuación
en la preciosa sala Aclam de Barcelona. Una actuación acústica con guitarra,
harmónica, su vozarrón, y una simpatía y cercanía al público, bastante fanático
del de Tennessee, que consiguió trascender lo meramente musical para elevarlo a
la categoría de lo sublime. Ha sido el concierto más largo de su gira española,
duró casi dos horas, y nos regaló un repertorio donde se mezclaron los temas de
su último disco, The Sound of Muscle Shoals, con grandes versiones de gente
como Johnny Cash o Tom Petty, y donde brillaron especialmente los temas de
Screamin’ Cheetah Wheelies.
Es
posible que en su discografía en solitario pueda haber disparidad de opiniones
sobre la excelencia de algunos discos, pero lo que no admite discusión es que
encima de un escenario no tiene rivales. Su último disco, sin ir más lejos,
recibió unas reseñas con opiniones dispares, aunque he de decir que es un
trabajo que claramente mejora con las escuchas, y que los temas del disco que
tocó en su concierto, sonaron a gloria.
Comenzó
por la puerta grande, con Hello from Venus, uno de los grandes himnos de
Screamin’ Cheetah Wheelies, siguió con Jonah & The Whale, Ease On de su
último trabajo, Good Time y Backwoods Travellin’ de los Wheelies, su particular
relectura del Folsom Prison Blues de Johnny Cash, la cachonda Let Me Love You
Baby de Willie Dixon, en la que nos hizo cantar y bromeó con el público.
Magnolia con sus complicados cambios de ritmo dio paso a la primera canción que
compuso, la inmortal Gypsy Lullaby. Dedicó Tennessee Girl a su mujer, para seguir
con Corinna de Taj Mahal, volvió al repertorio de los Wheelies con This Is The
Time, se acercó al Blues con John The Revelator de Blind Willie Johnson, y
vuelta a su último disco con la excelente versión del clásico de Tom Petty,
Swingin’. Acabó el concierto con dos bises muy solicitados, Father Speaks de
Screamin’ Cheetah Wheelies en una interpretación sobrecogedora, y uno de los
mejores temas de su último disco, Sunset Road.
Casi
dos horas de un concierto íntimo, con una comunión total con el público, en una
noche mágica que esperamos que se repita pronto. Queremos a Mike Farris en
todos sus formatos, con Screamin’ Cheetah Wheelies, con sus Fortunate Few, o en
solitario. Da igual, siempre que nos visita ofrece un gran concierto, y algunas
veces consigue trascender lo que supone un concierto de Rock n’ Roll. Al acabar el concierto Mike Farris tuvo tiempo para charlar y hacerse fotos con todo el que se le acercó, y llevaba la sonrisa de satisfacción del que sabe que lo ha bordado.
Hay
que destacar también que la sala Aclam Club es una preciosidad, y tiene una
acústica estupenda, esperemos que acoja más conciertos en el futuro.
Todas las fotos cortesía de Mario Olmos
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