lunes, 24 de junio de 2024

AZKENA ROCK FESTIVAL. VITORIA. 20-22/06/24

 



Un año más hemos estado en nuestro festival favorito, y un año más hemos disfrutado como niños de un festival que ofrece mucho más que un buen cartel de grupos o artistas. La experiencia azkenera se acompaña de una ciudad bonita, con una oferta gastronómica inmejorable, y sobre todo de su gente, un público fiel que repite año tras año, y que hace que se respire un ambiente único. Lo más bonito del festival es disfrutarlo con amigos, y encontrar a mucha gente que disfruta de una sensación de pertenencia a una tribu, que disfruta en compañía y que abraza de verdad. El Jueves llegamos a Vitoria y la ciudad nos puso a prueba con una lluvia persistente, que aunque molesta, no nos impidió disfrutar de los conciertos. En la plaza de la Virgen Blanca, y por sorpresa, nos topamos con el concierto de los valencianos Deaf Devils. Volvieron a demostrarnos que van sobrados de actitud, ganas y que tienen uno de los mejores directos del panorama nacional. Ni la lluvia pudo con ellos, dejando un gran sabor de boca a los que no los conocían.

Bajo una lluvia intensa entramos al recinto de Mendizabala a tiempo para ver a Ty Segall. Es un músico brillante y versátil, pero bajo mi punto de vista se equivocó con el repertorio. La gente que aguantaba estoicamente bajo la lluvia hubiera agradecido un concierto más enérgico y directo. Es un gran músico, su banda es más que solvente, pero a mí me dejó tan frío que tuve que refugiarme de la lluvia bajo la carpa del Trashville, y ver la prueba de sonido de unos clásicos auténticos, Los Sirex. Fue emocionante ver el respeto de una multitud de fans que pudieron estar cerca de unos pioneros del Rock español, y disfrutar de sus canciones y simpatía. A Tarque & la Asociación del Riff sólo pude verles un rato. Sonaron muy bien, con un Carlos Tarque que domina el escenario como nadie, y sobre todo con un guitarrista soberbio, Carlos Raya es un grande.



Jane´s Addiction ha sido una de las bandas de mi vida. En una época en la que se forjan los amores incondicionales se ganaron mi cariño con tres discos maravillosos, un aura de misticismo y misterio únicas, y con uno de los directos más impresionantes que he visto en mi vida. Su concierto de presentación del disco Ritual de lo habitual en la sala Zeleste de Barcelona, en 1991. Después vinieron unos años muy dispersos y confusos. Perry Farrell sacó algún buen disco con Porno for Pyros, y se endiosó tanto con Lollapaloozas y tonterías varias, que acabó perdiendo el norte. David Navarro desperdició su talento con los Red Hot Chilli Peppers, Deconstruction, los reality shows y demás tonterías. Stephen Perkins y Eric Avery no hicieron nada especialmente relevante. Perkins siempre le fue fiel a Perry, y Avery se apartó, o le apartaron, hasta el punto de que ni siquiera participó del flojo disco de retorno de la banda en 2003, Strays. Después vinieron giras mastodónticas en las que se perdió toda la magia, llenas de coristas y pirotecnias absurdas. Pero cuando se anunció que actuarían en Azkena no pude evitar emocionarme al pensar que volvería a disfrutar de algunas de mis canciones favoritas. Ya había tenido noticias de su buen concierto en Madrid, pero aún así me sorprendió ver a Navarro, Perkins y Avery en tan buena forma. Y sí que es cierto que Perry Farrell anda muy justo de voz, y que su mirada y movimientos son confusos y torpes. Pero aún así tiene momentos que te erizan la piel. Su concierto fue muy bueno, el sonido espectacular, consiguieron captar toda la atención del público y el repertorio matador. Up the beach, Whores, Pigs in Zen, Ain´t no right, la locura con Ted, just admit it ..., Summertime rolls, una preciosa Jane says con Navarro y Avery con las acústicas, Ocean size. Ese universo hecho canción llamado Three days, Mountain song, Then she did ..., y un final apoteósico con Stop! y Been caught stealing. Con todo el público rendido a sus pies Stephen Perkins montó un kit de percusión con unos tambores, y Navarro, Avery y Perkins aporrearon como si les fuera la vida en ello en una tribal interpretación de Chip away. Espectacular.

Los suecos Bonafide ofrecieron su ración de Hard Rock y Blues eléctrico, con un Pontus Snibb como siempre entregado, pero la verdad es que después de lo que veníamos de ver, me supo a poco.

El Viernes comenzó de forma inmejorable, la lluvia había quedado atrás, y Lisa & The Lips nos hicieron disfrutar mucho en el escenario de la Virgen Blanca. Lisa Kekaula y Bob Vennum de los Bellrays, acompañados de unos grandes músicos españoles, nos hicieron bailar y corear unas canciones llenas de Soul y espíritu rockero. 



Me hubiera encantado ver a Bala, pero entramos en el recinto del festival bajo los inofensivos acordes de las irlandesas Dea Matrona, que comparadas con La Perra Blanco, se quedan en nada. La gaditana volvió al festival ya en modo cuarteto, con un estupendo nuevo disco bajo el brazo llamado Get it out, y con unas innegociables ganas de ganarse al personal a base de entrega, simpatía y grandes canciones como Came back home, Treat me (like a man should do), It´s fun but it's wrong o una Rock me babe que gana muchos enteros con la ayuda del saxo. Me perdí el final del concierto porque justo después iban a tocar Redd Kross y había que colocarse bien. En su primer concierto propiamente dicho en cinco años, los hermanos McDonald acompañados de Jason Shapiro a la guitarra y Dale Crover a la batería, sonaron perfectamente engrasados, y consiguieron que su mezcla tan personal de las mejores melodías Pop con los arrebatos Punk Rock, hicieran disfrutar a un público, en su mayor parte, conocedor del repertorio de los americanos. Arrancaron con Switchblade sister, Stay away from downtown, Uglier, una coreadísima Pretty please me, Annie's gone, Mess around, I'll take your word for it, Candy coloured catastrophe, y de ahí al final un vendaval con Jimmy's fantasy, Lady in the front row, Huge wonder, Neurotica, Peach Kelli Pop, Born innocent y Linda Blair. Los temas de su inminente nuevo disco sonaron muy bien. 45 años de carrera condensados en un concierto que supo a poco. Larga vida a Redd Kross.



Tenía muchas ganas de volver a ver a L7, siempre me han gustado mucho y el anuncio de que iban a tocar mi disco favorito, Bricks are heavy, me había alegrado mucho. Y aunque hicieron un buen concierto me dejaron un poco a medias, quizás condicionado por el pésimo sonido y los problemas técnicos de las primeras canciones. Donita Sparks sigue tan fiera y combativa como siempre, Suzie Gardner la acompaña a las guitarras y a la voz con mucha clase, Dee Plakas aporrea la batería como en los viejos tiempos y Jennifer Finch aporta su simpatía, además del bajo. Wargasm, Scrap, Pretend we're dead, Diet pill, Everglade, Slide, One more thing, Mr. Integrity, Monster, Shitlist, This ain't pleasure. Todos los clásicos temas del mítico Bricks are heavy, una gozada. También tuvieron tiempo para tocar otros temas clásicos como Andres o Hungry



The Black Halos hicieron un concierto de Punk Rock old school muy solvente, con Billy Hopeless como siempre fiero, y quizás demasiado parlanchín. Secundado por Rich Jones a la guitarra, dirigieron a la banda por un concierto ruidoso y agresivo que le dio a la gente lo que esperaba. Una pena que me perdiera el final, porque apareció el gran Michael Monroe como invitado en un par de temas.

Queens of the Stone Age era la banda más esperada por el público en general, y la verdad es que no defraudaron. Con una puesta en escena sobria y una presencia escénica apabullante, los de Josh Homme descargaron sus temas ayudados por un sonido perfecto, y con la seguridad de tener a un frontman con un gran carisma. Troy Van Leeuween es el escudero perfecto para Josh Homme, es un guitarrista excepcional y versátil, y cada vez toca más partes de guitarra para dejar mayor libertad de movimientos a su líder. Dean Fertita es el hombre para todo que combina teclados y guitarras para tapar todos los huecos de sonido, Michael Shuman disfruta aporreando el bajo y Jon Theodore a la batería puede que no sea tan espectacular como Joey Castillo o Dave Grohl, pero cumple sobradamente. Arrancaron con artillería pesada para meter al público en el concierto desde el minuto uno. Little sister y My God is the Sun, temas recientes como Negative space, Smooth sailing o Paper machete, siguieron con temas arriesgados como Misfit love o I sat by the ocean, Emotion sickness, The lost art of keeping a secret, Carnavoyeur, The sky is fallin', momento para la locura del respetable  con el clásico Go with the flow, Burn the witch, Straight jacket fitting, la bailonga y muy coreada Make it with chu, You think i ain't worth a dollar, but i feel like a millionaire, y un gran final con No one knows y A song for the dead. Un concierto arrollador.



Y todavía medio noqueado por el espectáculo anterior me dispuse a disfrutar del concierto de Demolition 23. Michael Monroe es un frontman de otra época, agresivo y excesivo a partes iguales. No entiende un show sin vaciarse físicamente, y en el concierto llegó incluso a arriesgar seriamente su salud, y la de algún miembro del equipo de seguridad. Esa manera de trepar por el lateral del escenario heló la sangre a más de uno. Secundado por Sami Yaffa al bajo y Nasty Suicide a la guitarra, nos vaciaron su único disco y nos regalaron algunos clásicos del Punk Rock. El público disfrutó de lo lindo y coreó temas como Nothin's alright, Endangered species, Same shit different day, Hammersmith palais, Ain't it fun, I wanna be loved, Kick out the jams o I got a right. Un final de jornada glorioso para un gran día en la historia del Azkena.



El Sábado los encargados de calentar al personal en la plaza de la virgen Blanca fueron The Pickin' Boppers, con un Rock de aires Swing instrumental que sonaba de vicio. En la banda tocan el batería, y el teclista y saxofonista de La Perra Blanco, que no se perdió detalle del concierto desde un lateral del escenario. La sorpresa del concierto llegó cuando un volcán lleno de Soul y carisma, llamado Les Greene, se les unió en la parte final para poner a todo el mundo a bailar, cantar y caer rendidos a sus pies. Sencillamente espectacular.



Por la tarde entramos al recinto con el concierto de Glen Hansard empezado, y me supo mal no haberlo visto entero, porque estuvo muy bien. Lleva una gran banda, rockeó con una gran intensidad y nos sacó la lagrimilla cuando se puso emocionalmente intenso. Me encantará poder verlo en una sala. Pasé un rato por el concierto de los Detroit Cobras, aunque no le veo mucho sentido a que sigan sin la presencia de Rachel Nagy. Marcus Durant tiene buena voz, pero no le vi en ningún momento en buena sintonía con el resto de la banda. Warren Haynes es todo un clásico en vida. En esta ocasión venía con la Warren Haynes band, una banda de virtuosos que tocan como quieren, pero que a mí me dejaron un poco frío. Igual fue culpa mía, que no tenía el cuerpo muy fino, pero aún apreciando el enorme talento que tiene el señor Haynes, solo conseguí emocionarme al final con la estupenda Soulshine. Le tengo un enorme respeto a la trayectoria musical de Mavis Staples, creo que su música me ha acompañado toda mi vida, con los Staple singers o en solitario. Tenía un poco de recelo ante el concierto debido a los casi 85 años que tiene, y no sabía si me iba a encontrar con una faena de aliño para cumplir el expediente. Rápidamente vi que iba a ser uno de los bolos más emocionantes del festival. Qué clase, qué talento y cuánta emoción saca por esa garganta prodigiosa. Está claro que no posee la fuerza y la potencia de hace unos años, pero emociona con cada inflexión de su voz. A mí también me emocionó ver el respeto de su banda y como se iban adaptando según la veían. Uno de los grandes momentos del festival fue su You are not alone. Glorioso.



Vi muy poco del concierto de Sheryl Crow, lo suficiente para verla en muy buena forma, y arropada por una muy buena banda. Me desquitaré próximamente. Una de mis pocas incursiones al Trashville me llevó al concierto de Tiburona, un trío femenino que conjuga buenas voces con algunas melodías pegadizas y resultonas, pero a las que les falta un poco de garra. Algún momento disonante en un repertorio demasiado monocorde. Igual son cosas mías. Tenía mucha curiosidad por escuchar a los australianos Psychedelic Porn Crumpets. Puede que fueran el grupo estilísticamente más original del festival. Su mezcla de contundencia y riffs machacones, con un progresivo bien entendido, resulta muy resultona en directo. Tuvieron un gran sonido y un público entregado y entusiasta, por lo menos en las primeras filas.



La gran decepción del festival en mi humilde opinión fue la actuación de unos Band of Horses desganados, apáticos, sosos. Como si estuvieran un día más en la oficina. No tuvo nada que ver con su última aparición en el Azkena, que fue sublime. Ben Bridwell estaba mal de voz, el sonido fue muy malo, salvo en The Funeral y pocos temas más. La emoción de No one's gonna love you o Is there a ghost, fue puramente anecdótica. Tuvieron una mala noche. Me dio rabia que volviera a llover justo cuando All them Witches saltaron a escena , porque sonaban de maravilla, pero el cansancio acumulado, la humedad y un poco de fresco me hicieron emprender la retirada. Intentaré disfrutar de su directo en el futuro.

Mr. Sheep























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