Un año más, y ya van 13
de las 16 ediciones del festival, el equipo de bcnenconcierto se presentó en
Vitoria con la impresión de que el Azkena poco a poco vuelve a consolidarse después de
pasar por un peligroso periodo de incertidumbre. Es cierto que en ésta edición
repetían muchos nombres de ediciones pasadas, pero la impresión general es la
de que nuestro festival favorito vuelve por sus fueros.
La jornada del Viernes
comenzó, como no podía ser de otro modo, en la plaza de la Virgen Blanca. Los
croatas de Billie and The Kids ofrecieron buen Rock n’ Roll con aires retro y
una buena excusa para tomar las primeras cervezas y hacer las colas necesarias
para canjear la entrada, colocar las pulseras, cargarlas con dinero, comprar el
abono para el año que viene y adquirir el disco en directo de los Beasts of
Bourbon y el precioso libro y dvd sobre la historia del festival.
Una vez dentro del
recinto de Mendizabala nos dirigimos al escenario principal para disfrutar del
concierto de los Godfathers. Los de Peter Coyne sonaron rabiosos y con mala
leche, como debe ser. Todo actitud en el escenario, miradas desafiantes y una
forma de agarrar el micro que refleja las tablas del señor Coyne; su voz rota
envuelta en papel de lija se basta para defender el repertorio de los ingleses.
Los temas nuevos no desmerecen a los clásicos de su repertorio, así temazos
como Cause I said so, She gives me love, Walking talking Johnny Cash blues y
ese himno llamado Birth, School, Work, Death convivieron con los temas de su
último disco A big bad beautiful noise. Gran concierto para empezar una larga
jornada que continuó con la lisérgica actuación de los vascos The Soulbreaker Company.
Rock progresivo bañado en unos teclados setenteros que hicieron las delicias de
sus incondicionales, pero que a mí me resultaron un tanto dispersos.
Volvimos al escenario
principal para ver la actuación de un grupo joven que viene apadrinado por el
señor Tom Petty, y aunque sólo fuera por eso había que prestarles atención. Y
la verdad es que The Shelters nos ganaron a base de melodías Power Pop y
guitarrazos en la mejor tradición del Rock americano, habrá que seguirles la
pista, ya que los temas de su disco de debut están francamente bien, y
canciones como Rebel heart suenan a
gloria.
El concierto de King´s X
era uno de los más esperados por parte de los que escribimos en este blog.
Tienen una discografía sólida, con esa personal mezcla de Hard Rock y Rock
progresivo. Mantienen la formación original con Doug Pinnick al bajo, Ty Tabor
a la guitarra y Jerry Gaskill a la batería. Han crecido y sabido dejar atrás estigmas
y etiquetas marcadas por la homosexualidad de Pinnick y su supuesta pertenencia
al denominado Rock cristiano. Pero en Vitoria su concierto nos dejó fríos, algo
no acabó de funcionar, el sonido no fue muy bueno y a Doug Pinnick se le veía
cansado; muy sonriente y esforzándose en agradar, pero estuvo falto de chispa,
su bajo casi no se escuchaba, y esas preciosas armonías vocales que llenan sus
discos se echaron de menos. Aun así el concierto fue de menos a más y fue
emocionante disfrutar de temas clásicos como Over my head o Goldilox.
Cheap Trick repetían en
el festival, pero eso no es algo que hiciera menos atractiva su propuesta.
Tienen un repertorio extenso, cargado de himnos para una party all night long.
Además sus últimos discos están bastante bien y Tom Petersson, Rick Nielsen y
Robin Zander se mantienen en muy buena forma. Hello there, Lookout, On top of the world, la
versión de California man de The Move, She´s tight, If you want my love, Ain´t
that a shame de Fats Domino, Long time coming, Baby loves to Rock, el tema de
Dobie Gray The ‘in’ crowd, Stop this game, una gran version del I’m waiting for
the man de la Velvet Underground cantada por Tom Petersson, The flame, su inmotal
I want you to want me, Dream police, Surrender y Goodnight para despedirse. Una delicia de concierto que estuvo como siempre
lleno de bromas con el público y que nos dejó cansados pero contentos.
El buen rollo continuó
con el concierto de Hellsingland Underground. Rock n’ Roll festivo y contagioso
con éstos suecos que tienen cada día más público. Fue una putada que
coincidieran con Graveyard, así que hubo que desdoblarse entre los dos
escenarios. Graveyard sonaron muy bien, conjuntados y muy seguros defendiendo
esas canciones oscuras que beben del Blues, de Sabbath y del mejor Stoner. Muy
bien.
Habíamos visto a John
Fogerty en 2009 en Barcelona. En aquella ocasión el concierto estuvo muy bien,
repleto de sus clásicos con la Creedence Clearwater Revival, pero creo
sinceramente que en el Azkena estuvo mejor. La banda sonó muy compacta
comandada por el gran Kenny Aronoff a la batería y con un gran James Lomenzo al
bajo y a los coros. También se lució el hijo de John , Shane Fogerty estuvo muy
bien dándole las réplicas a su padre con la guitarra. Tocó buena parte de sus
himnos inmortales de su época con la Creedence y algún tema de sus años en
solitario. Born on the
Bayou, Travelin’ band, Green river, en Who’ll stop the rain hasta el tiempo se
puso de su parte con unas finas gotas de lluvia, Lookin’ out my back door,
Midnight special, Keep on Chooglin’, Hey tonight, el tema de Gary U.S. Bonds New Orleans, Lodi, Hot rod heart, Ramble
Tamble, I heard it through the grapevine, Have you ever seen the rain?, Down on
the corner, The old man down the road, Fortunate son, y el rush final con
Rockin’ all over the world, Bad Moon rising y Proud Mary. Casi nada. Me gustó mucho que cambiara los
arreglos en muchos de los temas, así canciones como Lodi o The old man down the
road cobraron nueva vida. Es cierto que no tiene la voz como antes, pero le
basta y le sobra para defender sus canciones. A sus 72 años está en muy buena
forma física y no paró de moverse y de corretear por el escenario. John sabía
que era el gran nombre de la primera jornada del festival y la verdad es que
supo estar a la altura. Poder disfrutar de una leyenda defendiendo un repertorio
tan inmenso en pleno 2017 es un lujo.
The Hellacopters repetían
un año después, y la verdad es que con un repertorio más extenso y con mucho
mejor sonido que el año pasado volvieron a triunfar por todo lo alto y a
deleitarnos con temas como Toys and flavors, By the grace of God o You are
nothin’. Buen colofón para el primer día.
Con el buen sabor de boca
que nos dejó la primera jornada del festival iniciamos el Sábado en la plaza de
la Virgen Blanca con el australiano Pat Capocci. Buen Rock n’ Roll y Rockabilly
que nos gustó mucho y nos preparó para una buena mano de de Pintxos y de
cerveza. Adoro Vitoria.
Buck & Evans son un
grupo de Gales liderado por el joven guitarrista Chris Buck y la vocalista y
teclista Sally Ann Evans. Su Rock con aires souleros nos conquistó y fueron sin
duda una de las grandes revelaciones del festival. Se ganaron al público con temas
como Slow train, Run cold o Impossible. Habrá que seguirles la pista. De
Bloodlights poco que decir, no están mal, pero les faltan buenos temas para
competir con la primera división de grupos rockeros suecos, lo mejor su versión
del New rose de los Damned.
La presencia de Loquillo
en el festival había levantado un cierto recelo, pero siendo honestos
ofrecieron un gran concierto de Rock n’ Roll. La banda suena compacta y Mario
Cobo e Igor Paskual son dos de los mejores guitarristas del país. Un repertorio
lleno de himnos rockeros sin espacio para los temas más poéticos de Loquillo.
El rompeolas, Carne para Linda, La mataré, El ritmo del garaje, Quiero un
camión, Esto no es Hawaii, Rock n’ Roll actitud, Feo, fuerte y formal, Rock n’
Roll star o Cadillac solitario convencieron al personal que disfrutó de lo
lindo. La actitud macarra y chulesca de Loquillo fue perfecta para su
repertorio y para el festival.
Puede que que el horario
y los numerosos ruidos que había en el festival con las distintas carpas y el
escenario aledaño en el que descargaban Thunder, no presagiaran nada bueno para
el concierto de Michael Kiwanuka. Da igual, cuando la etérea propuesta del británico comenzó a teñir de sonoridades a lo
Pink Floyd el cielo vitoriano, todo nos dio igual. Estuvo simplemente colosal,
su timidez y su concentración para interpretar sus canciones nos contagiaron un
estado que por momentos se acercó al éxtasis. Cold Little heart abrió el
concierto con un sonido espectacular, siguieron gemas de sus dos discos como
One more night, Black man in a White world, The final frame, Home again, Love
& hate o una preciosa versión del Waterfall de Jimmy Hendrix. La propuesta
minimalista de Kiwanuka triunfó en un evento donde los decibelios los pusieron
los demás.
No conocí en su época a
Union Carbide productions, por lo que su reencarnación para el festival me dejó
frío. Los temas sonaron muy bien con esa suciedad en las guitarras que
recordaba a los Stooges. La extraña y por momentos psicótica presencia del
cantante de The Soundtrack of our lives, Ebbot Lundberg, conquistó a un buen
número de incondicionales que poguearon en las primeras filas y disfrutaron de
un concierto en el que yo estaba un poco ausente después del recital de
Kiwanuka y esperando al gran Chris Isaak.
Los que acudimos a la
histórica edición de 2010 del Azkena recordamos el concierto que ofreció Chris
Isaak como uno de los mejores de la historia del festival. Aquella actuación
bajo la lluvia, la simpatía de Chris y la solvencia de una banda mayúscula nos
conquistaron para siempre. Chris Isaak volvió a Vitoria con la misma banda,
cambió bastante el set list de aquella mítica actuación, y aunque repitió algún
chascarrillo el resultado volvió a ser el mismo. Concierto mayúsculo de un
artista que a sus 61 años se mantiene eternamente joven. Comenzó con Beautiful homes, I
believe, la preciosa Two hearts, Live it up, su gran version del Ring of fire
de Cash, One day, Summer holiday, Somebody’s crying, Blue hotel, San Francisco
days, la tórrida Wicked game, Go walking down there, la version del Pretty
woman de Orbison, Western stars, Blue Spanish sky, tiempo para una ranchera
como La tumba será el final, Worked it out wrong, You owe me some kind of love,
I’ll go crazy de James Brown, Keep hanging on, Speak of the devil, Baby did a
bad bad thing mezclada con Bye bye baby y para el final Big wide wonderful
world, Graduation day y The way things really are. Vuelve cuando quieras Chris.
El punto final al
festival lo ponían los siempre imprevisibles The Cult, el triste recuerdo de su
anterior concierto en Mendizabala aún pesaba en el recuerdo, pero en esta
ocasión Astbury y Duffy salieron a matar desde el principio y acompañados de un
buen sonido y de un público rendido solventaron aquella deuda con un muy buen
concierto. Arrancaron
con Wild flower, Rain y Peace dog, siguieron con Honey from a knife, Sweet soul
sister, She sells sanctuary y Deeply ordered chaos de su último disco, para el
final Lil’ devil, Fire woman y Love removal machine. Muy buen concierto que
hubiera merecido más tiempo.
Gran edición del Azkena,
con notables mejoras en equipamientos, lavabos y limpieza. Un gran acierto el
escenario Trashville donde la gente se volvía literalmente loca con los
conciertos de Punk y Psychobilly. Aluciné con la actuación de The Devils. La
carpa de los motoristas locos de Wall of death aportó color y diversión, e
incluso algunos disfrutaron con lo de los luchadores mexicanos. La única pega
seria que pondría sería en lo concerniente a que el sonido del escenario Greg
Lake/Javi Ezquerro se colaba en el escenario principal y mezclado con el ruido
de las motos y las carpas molestaban en conciertos de carácter más intimista
como el de Kiwanuka.
Nos lo hemos pasado genial.
El año que viene volvemos.
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