Ya hacía unos cuantos años desde la
última vez que pude ver a los Waterboys, y debo reconocer que el
grupo de Mike Scott es uno de mis favoritos de siempre. Además,
venían presentando un buen disco, como es Modern Blues, así que las
ganas por verlos sobre un escenario eran inmensas. Y no era el único,
viendo como estaba de llena la sala Barts.
Actualmente, Mike se ha rodeado de una
banda de lujo. Además de su intermitente compañero, el violinista
Steve Wickham (muy aplaudido), hay que destacar al veterano bajista
David Hood, del mítico Muscle Shoals Sound Studio, o al
simpatiquísimo "Brother" Paul Brown al teclado, todo un espectáculo
durante las casi dos horas que duró el concierto. Un verdadero personaje.
Freddie Stevenson ejerció de telonero.
Buenas canciones en formato trío por parte de este amigo de Mike
Scott, aunque su set durara apenas unos veinte minutos. Le seguiremos
la pista.
The Waterboys dieron un amplio repaso a
Modern Blues, combinado con un buen puñado de los clásicos que
conocemos. Así, de la misma manera que abre el disco, Destinies
entwined abrió la velada, seguida de la también reciente Still a
freak. Rápidamente pudimos comprobar como las canciones nuevas
suenan aún mejor en directo. El siguiente tema, con Mike al teclado,
fue A girl called Johnny, que se convirtió en el primer momento
emocionante de la noche, al que siguió el fenomenal We will not be
lovers. Más temas nuevos, como Nearest thing to hip y Rosalind (you
married the wrong guy), para disfrutar con ese cañonazo llamado
Medicine bow y de Glastonbury song. Luego, el bonito I can see Elvis
y su tema por excelencia, The whole of the moon, en el que Mike y
Paul Brown nos obsequiaron con unos divertidos bailes. Para terminar,
un Don't bang the drum en el que la presencia de la banda en escena
se redujo únicamente a Mike y Steve Wickham, y el épico Long
strange golden road, que cierra también su último disco. En el bis,
el otro clasicazo de la banda, Fisherman's Blues, seguido de un
divertido momento en el que se felicitó el cumpleaños de David
Hood, con todos los componentes habiéndose intercambiado sus
instrumentos (la verdad es que a unos se les vio más acertados que a
otros). Y como gran final, su emocionante versión del Purple rain
de Prince. Triunfo total y público entregado.
Aunque a Mike Scott ya se le vea mayor,
se sigue manteniendo bien de voz y de forma, grabando buenos discos y
ofreciendo buenos conciertos, como éste de Barcelona. ¿Qué más
podemos pedir?
Larga vida a los Waterboys.
Mr. Wolf
Más info en la web del grupo
Escucha aquí el setlist
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