Finalizando la década de los 80, The Mission era uno de los grupos de referencia del momento. Y aunque siempre se les encasillara como góticos, su sonido contenía otras influencias como bien podía ser la de las bandas clásicas del Rock de los 70, por ejemplo. Discos como God's own medicine o Carved in sun se conservan en la memoria de muchos, aunque viendo una sala que no llegaba a la media entrada, parece ser que ya no somos tantos. El líder de aquel grupo era un tal Wayne Hussey, nuestro ilustre visitante en una gira sin músicos de acompañamiento.
Pude ver a The Mission en una ocasión en el extinto Studio 54, y resultó ser un concierto agridulce, al no cumplirse las expectativas generadas. Y parece ser que la maldición continúa, porque también éste fue un concierto agridulce. Ya en la primera canción, Wayne usó un recurso que yo personalmente no soporto, como es utilizar el acompañamiento de música pregrabada. ¿No se trataba de una gira en la que sólo sonaban sus guitarras y piano? Yo pago una entrada para ver a músicos tocando, no para escuchar música procedente de una máquina. Es como aquel concierto de hace unos años, en el que vimos a Steve Earle salir a escena con un Dj. ¡¡Steve Earle!! Por favor. Afortunadamente, tras un All along the watchtower tocado de esta manera, Wayne aparcó la maquinita, aunque la recuperó un par de veces durante el resto del concierto. Y bien, hubo versiones, como el clásico House of the rising sun tocada con ukelele. También temas de The Mission, como Stay with me o Wasteland, enlazada con Lucky y su versión del Like a hurricane de Neil Young. Y pese a faltar temas deseados como Deliverance, sí pudimos comprobar que Butterfly on a wheel sigue manteniendo su magia intacta, igual que cuando se publicó en 1990.
Dos horas de concierto, eso no se le puede negar al señor Hussey, pero sí el lunar del sonido pregrabado, lo siento. Eso fue lo peor de la noche, junto con el aire acondicionado con que nos obsequió Bikini una vez más. ¿Era necesario salir de allí temblando y con los pezones duros como piedras? Pero si apenas éramos unas cincuenta personas en la sala. ¿Qué calor podía haber allí? Misterios sin resolver.
Mr. Wolf
Más info en la web del músico
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