Casi nada, algunos de los músicos que formaron parte de la banda que acompañó a Elvis Presley en tantos discos y conciertos inolvidables. El gran James Burton a la guitarra (¡compuso Suzie Q a los 14 años!); Glen D. Hardin a los teclados; Ronnie Tutt a la batería y Norbert Putnam al bajo, junto a cuatro músicos más, en lo que es la reencarnación de la TCB Band. ¿Ejercicio de nostalgia? Sí, desde luego, pero para los que consideramos al Rey lo más grande, este era un evento imprescindible.
Con Augie Burr no nos aburrimos. Respetuosas adaptaciones del repertorio más desconocido de Elvis sirvió perfectamente para prepararnos ante lo que vendría después. Y a la hora señalada, apareció sobre el escenario Joe Esposito, antiguo camarada de Elvis, que nos habló del tiempo que pasaron ambos en el ejército, y cómo acabó trabajando para él, en lo que fue un momento especial para todos. Instantes después, la banda salió a escena con la clásica intro Also sprach Zarathustra. Y a partir de ahí, no sé que más podemos decir. El repertorio habla por sí solo: C.C. rider, Mystery train, You gave me a mountain, That's all right, Heartbreak hotel, In the ghetto, Always on my mind, King creole, Blue suede shoes, Hound dog, Johnny B. Goode, Lawdy miss clawdy, Big boss man, I'm so lonesome I could cry, The wonder of you, Polk salad Annie o Burning love. Para acabar, una de las mejores canciones que se han compuesto, como es Suspicious minds, en la que subió a hacer coros el conocido Senén Armengol, en un momento seguramente mágico para él. Después, Can't help falling in love y el bis, con Suzie Q y nuevamente Can't help falling in love. Toda la banda más Joe Esposito a saludar, y más tarde, también los miembros del Club Elvis, que han sido los promotores de este evento.
Bonita noche, con unos nombres míticos sobre el escenario, haciendo gala de su clase y de su simpatía. Además, el cantante Dennis Jale, aún con esa imagen bañada en botox, cumple perfectamente su papel sin buscar ningún protagonismo. No es Elvis ni es un imitador, y tampoco pretende serlo, algo que a mí me parece un acierto.
Allí donde se encuentre, seguro que el Rey se sentirá feliz.
Un aplauso para la gente del Club Elvis.
Mr. Wolf
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