Es posible que The Sheepdogs tengan el récord de apariciones en este blog, en un duro mano a mano con Hellsingland Underground. Hoy en día, tanto canadienses como suecos son de las mejores formaciones para ver sobre un escenario y de lo más fiables también en disco. Y yo personalmente reconozco mi debilidad por ambas bandas, con las que he podido vivir ya una buena cantidad de noches de Rock'n'Roll.
Sobre el concierto que nos ocupa, sería injusto no destacar la actuación de The Commoners como grupo telonero. También canadienses, se vieron lastrados por un pésimo sonido y un más que escaso espacio para moverse, pero aún así nos ofrecieron su repertorio rockero que nos recordaba a Zeppelin o BlackCrowes. Se pudieron disfrutar más en La Textil un par de años atrás con unas mejores condiciones, desde luego.
The Sheepdogs traían como novedad el reciente lanzamiento de Hell Together, el segundo EP que publican este año tras Paradise alone, con los que coronan una discografía impecable, sin altibajos. A mí por lo menos me gusta todo lo que han hecho. ¿Y el concierto? Matador. Aproximadamente una hora tres cuartos de fiesta total en la sala, combinando temas nuevos como Let me in, Now or never o Take me for aride con clásicos ya absolutos de esta banda, caso de Bad lieutenant, How late how long, I'm gonna bemyself o ese soberbio Nobody a tres guitarras. Y precisamente creo que el actual guitarrista Ricky Paquette le ha insuflado energía al grupo, con su instrumento (o instrumentos, porque tocó una buena colección de guitarras) echando humo toda la noche, ofreciendo unos espectaculares duelos con Ewan Currie. Guitarras dobladas, bonitas melodías y gloriosos coros en esta mezcla de Rock sureño, Beatles o incluso Eagles en alguna ocasión. Y todo ello con un sonido perfecto, ahora sí.
Los comentarios a la salida eran más que positivos: "El mejor concierto que les he visto" o "Cada vez me gustan más" no son frases que pronunciara yo pero perfectamente puedo suscribirlas. Y el puesto de merchandising a reventar, lógicamente.
Redd Kross son una de mis bandas favoritas. Ya me gustaban mucho en mi adolescencia, pero cuando por fin pude verles en directo en la sala Zeleste teloneando a Stone Temple Pilots. Menudo doble cartel, en 1994. Quedé enganchado para siempre a su particular manera de hacer canciones, con esa mezcla imposible de melodías Pop herederas de los Beatles, ramalazos Punk, querencia hacia las melodías contundentes de grupos como Kiss, unas armonías vocales notables, y una puesta en escena colorida y optimista. Una imagen que les alejaba de la tendencia hacia lo oscuro y triste que predominaba en un mundo musical dominado por el Grunge.
Foto de Mario Olmos
Han cumplido cuarenta y cinco años en activo. Y lo han hecho en plena forma. Con un disco doble que está entre lo mejor del año, y con unos conciertos que son toda una fiesta, además de la presentación de sus nuevas canciones y un repaso a lo mejor de su extenso repertorio.
Foto de Mario Olmos
Lleno absoluto en la sala 2 de Apolo de un público muy fan y conocedor de sus canciones. Y una banda con muchas ganas de pasarlo bien. Con todos estos mimbres estaba claro que el concierto no iba a defraudar a nadie. Más de hora y media de entrega total ante un público satisfecho. El sonido es posible que no fuera perfecto, pero no fue ningún obstáculo para que disfrutáramos de uno de los mejores conciertos del año en Barcelona. Les había visto en Junio en el Azkena de Vitoria, y el Jueves pasado en el Funtastic Dracula Carnival de Benidorm. En dos conciertos estupendos, pero creo que el show de Barcelona fue mejor. Dale Crover empujó a la banda con solvencia a la batería, Jason Shapiro tocó maravillosamente la guitarra, y Jeff y Steven McDonald comandaron la nave y se alternaron en el protagonismo vocal. El repertorio fue muy parecido al de los conciertos de Vitoria y Benidorm, pero nos añadieron alguna sorpresa realmente estimulante.
Foto de Mario Olmos
Foto de Mario Olmos
Empezaron con Switchblade Sister, Stay away from downtown, Stunt Queen, Uglier, Huge Wonder, y ya con el público bien caldeado la estupenda Annie's Gone, la psicodelia de Emmanuelle Insane y un tramo arrebatador de concierto con Pretty please me, I`ll take your word for it, Mess around, Candy colouredcatastrophe. La gente coreó a voz en grito Jimmy's Fantasy, Lady in the front row, Neurotica, BornInnocent, Linda Blair y Peach Kelli Pop. Para los bises nos tenían preparada toda una sorpresa. Tocaron temas de su primer Ep publicado en 1980, Red Cross. Annette's got the hits y Clorox girls. Y ya con el público entusiasmado acabaron con una gran versión de The Osmonds, Crazy Horses, y su particular homenaje a Kiss con el inmortal Deuce. Bolazo apabullante de una banda muy querida a la que ya estamos echando de menos.
Grupo de culto donde los haya, los norteamericanos Big Star no tuvieron éxito ni reconocimiento en su momento. Debutaron con #Record 1 en 1972, un magnífico disco lleno de melodías Pop Rock compuestas por el dúo de guitarristas Alex Chilton y Chris Bell, acompañados por Jody Stephens a la batería y Andy Hummel al bajo. Dos años después editaban Radio city, y en ese mismo 1974, Chilton y Stephens grababan su tercer trabajo, Third, publicado finalmente en 1978, cuando ya la banda no existía. Curiosamente, años más tarde empezaron a ser reconocidos como influencia por muchas bandas, y a día de hoy se les considera en parte los padres del Power Pop. Quizá por ello en los 90 se reunieron unos remozados Big Star, con Jon Auer y Ken Stringfellow, de The Posies ocupando los puestos de Bell (fallecido demasiado joven en un accidente) y Hummel. Incluso pudimos verles en Azkena 2006, unos años antes de que Alex Chilton dejara también este mundo.
Jody Stephens ha reactivado de nuevo a la banda, pero con una formación de auténtico lujo, con Jon Auer, Pat Sansone (Wilco), Chris Stamey (The Db's) y todo un Mike Mills (R.E.M.). Un verdadero all star que ya nos visitó el año pasado, si no recuerdo mal repasando su primer disco, y ahora, bajo el nombre de BigStar's Radio City están recordando su segundo trabajo. Y si un año atrás me los perdí, en esta ocasión no iba a fallar.
En un concierto dividido en dos partes, el primer set empezó con Feel, The ballad of El Goodo, la tremenda Don't lie to me y The India song, todas de #Record 1 (de hecho, también fue repasado entero). Luego ya sonaron todos los temas de Radio city en el mismo orden que se encuentran en el disco. La verdad es que no me gusta tanto como el primero, pero ciertamente también estamos hablando de un espléndido trabajo, con grandes temas como O my soul, What's going Ahn, She's a mover o September gurls, que en directo ganan enteros, con esas melodías y esos coros marca de la casa. Tras el final I'm in live with a girl, descanso que sirvió para reponer fuerzas y comprobar como iba, también en el descanso, el Madrid-Barça.
Nuevamente los músicos en escena, para rematar un soberbio segundo set con el resto de canciones de #Record 1, algunas de Third, como ese emocionante final con Thank you, friends, y el bonito recuerdo a ChrisBell con I got kinda lost, I am the cosmos y You and your sister, canciones suyas en solitario.
Lujazo de concierto, con unos formidables músicos. Todos cantaron alguna canción, y menos Stephens, que fue el único que tocó la batería, el resto se fueron intercambiando instrumentos toda la noche. Habrá quien considere este grupo como una banda tributo, pero de eso nada. Es evidente que les une el amor y el respeto por la música de Big Star, no hay más que ver cómo disfrutan en directo. Y además, algunos de ellos pueden vivir claramente de rentas y no tienen ninguna necesidad de estar ahí rescatando ese material... a no ser que les guste hacerlo. Y les gusta, como a todos los afortunados que estábamos allí frente a ellos.
Lo han vuelto a hacer. Estos irreductibles canadienses no se amilanan ante nada y han regresado a lo grande. Después de alegrarnos la vida a principios de siglo con cuatro discos cargados de himnos punkrockeros y de espectaculares conciertos por estas tierras, The Black Halos se separaron para volver hace pocos años sin dejarse la fiereza de antaño por el camino. Siempre con su cantante Billy Hopeless al frente, y ahora además con los dos guitarristas originales: Jay Millette y Rich Jones, este último pieza básica de la banda de Michael Monroe desde hace unos años, no lo olvidemos. Les acompañan en esta nueva aventura el vacilón bajista John Kerns y el batería Danni Action, y ya publicaron en 2022 su quinto trabajo, ...How the darkness doubled, tan recomendable como los anteriores. Por supuesto, les deseamos una larga vida a estos resurgidos Halos.
En esta gira, que ya pudimos ver en el festival Azkena este verano, se dedican a repasar su segundo disco, The violent years, además de incluir más referencias de su discografía, y el resultado es claramente satisfactorio. La banda está en plena forma y en directo no ha perdido la actitud. Billy Hopeless sigue siendo un espectáculo, mantiene intacto su carisma y su entrega sobre las tablas es innegociable. RichJones es todo clase y John Kerns es para verlo, con su bajo Rickenbacker y el micro elevado con lo que tiene que forzar el cuello para hacer los coros (mmm... Rickenbacker y micro elevado, ¿no os rescuerda a alguien?).
Pese a la dura competencia que supone un importante partido de fútbol, la sala presentaba un gran aspecto, con un público entregado desde la primera nota y que acabó berreando esos himnos de la banda, con Billy poniendo el micro a las primeras filas. También corrió el whisky entre ellas, cortesía del frontman, como en los viejos tiempos.
Como inicio, el tema que abría su homónimo primer álbum, Shooting stars, seguido del que abre el último, A history of violence, continuando con Retro world, Better days y Darkest corners, para ya iniciar el repaso a The violent years, en el mismo orden salvo el clásico Some things never fall, que lo dejaron para el final, antes del bis, logrando el éxtasis total entre la gente. ¡Y qué bien siguen sonando todas estas canciones! No tomorrow girls, Sell-out love, No class reunion... como digo nadie quedó indiferente. Y si luego abren el bis con Three sheets to the wind la locura en las primeras filas ya es absoluta. Puedo dar fe de ello.
Gran noche. Como comentábamos, ojalá el recorrido de la banda sea largo y nos obsequien con más discos del nivel de siempre y más directos como el de Razzmatazz 3.
Descubrí a Radioactivas en el concierto del 30 aniversario
de Motosierras, en 2019. Desde entonces me confieso fan incondicional. He
podido disfrutar de sus directos muchas veces, y siempre me pregunto lo mismo.
¿Cómo puede ser que una propuesta musical tan atractiva y potente no tenga la
repercusión que merece?. Está claro que los condicionantes vitales y
profesionales son muy importantes, pero a veces alucino con la repercusión que
obtienen grupos de fuera que se mueven en parámetros similares, y que no les
llegan a Radioactivas ni a la suela de sus zapatos.
El origen de la banda se remonta a 2014, y después de un
periodo de formación publicaron sus primeras canciones en 2018. Sus entregas
discográficas aparecen cada tres años. Desde que publicaran en 2018 “La
Résistance” y en 2021 “Pesimea o revienta”, en el que hacían alusión al nombre
que tenían en sus primeros tiempos como banda, Las Pésimas. En este 2024 acaban
de publicar “Rebelión”. Un trabajo de ocho temas muy variado estilísticamente,
aunque siempre dentro de los parámetros del RockN’ Roll con influencias
garajeras.
Annabel Lee toca la batería, Mohnny Cash el bajo, a las
guitarras Belén y Maribel, y Eri es la cantante, aunque en algunos temas Mohnny
Cash se encarga de la voz principal. El disco se ha grabado en el estudio LaBedoble de
Terrassa con un excelente trabajo de Marc Bória a la producción y mezclas. Además esta grabación tiene el honor de ser la primera
referencia del nuevo sello Con cariñorecords. Un sello comandado por el gran
Charly del Psycho barcelonés. No podían iniciar su andadura de mejor manera,
nada menos que con un vinilazo de una de las bandas fetiche del mítico local
barcelonés.
If you die es el tema ideal para abrir el disco. Un tema muy
cañero que es una invitación a ponerse en valor como individuos y buscar la
evasión le pese a quien le pese. Put Down es un tema elaborado sobre un riff
muy nirvanero en el que Eri está espléndida con esa voz potente y expresiva,
mientras las guitarras de Maribel y Belén echan humo.En Ladrándole al Sol utilizan el castellano
para un tema divertido con referencias a la ciencia ficción y a su amor por los
perros. Qué bien ladran estas chicas. En La nuit se pasan al francés con
un tema que es un pequeño clásico en sus directos desde hace tiempo, y en el
que colabora a la voz la que fuera primera cantante de la banda, Lola. Rockearrockearrockear ha sido el single de adelanto del disco. Es una canción de estribillo
irresistible en la que Mohnny se encarga de la voz principal. El vértigo de la
rutina laboral como contrapunto a la vida divertida y feliz del Rock N’ Roll.
¿Quién dice que Radioactivas no pueden hacer la perfecta canción del verano?.
Bravas es un tema divertido sobre los conciertos en chiringuitos a pleno Sol,
con el mar, la arena, los cuerpos tostándose al Sol, los tatuajes y los
refrigerios del típico local de playa. Ideal para escucharla acompañado de una
cerveza bien fría o un buen vermut. Lisa Mahoney es otro trallazo con una base
rítmica poderosa y la lucha de clases como telón de fondo de una letra
intimidante y agresiva. El disco se cierra con el tema que más me ha
sorprendido, y gustado, de esta excelente colección de canciones. Traitors es
una de las mejores canciones que se van a publicar en 2024, y además, es un
tema valiente en el que Radioactivas se alejan un poco de su sonido más sucio y
garajero, y sin perder en absoluto su agresividad nos regalan un clásico
instantáneo para su repertorio. La producción en este tema se acerca al sonido
de bandas como los mejores The Cult, y en directo berrear el estribillo debe
ser la leche.
Si después de leer toda esta parrafada no sales corriendo a
escuchar el disco es que no tienes sangre en las venas.
Todo el papel vendido para ver en su primera visita a Barcelona a una de las figuras más importantes de la música actual. Pese a su juventud, Marcus King ya lleva años brillando con luz propia y con un más que interesante bagaje discográfico a sus espaldas. Cuenta ya con seis discos, el último de ellos el polémico Mood swings, del que he oído opiniones para todos los gustos, la mayoría de ellas negativas. Que cada uno lo escuche y saque sus propias conclusiones.
Como decíamos antes las entradas estaban agotadas, hecho meritorio si tenemos en cuenta que en la misma noche actuaba también St. Vincent en Razzmatazz, y aunque musicalmente no tengan nada que ver, los parroquianos habituales seguro que habríamos acudido a la sala del Poblenou de no ser porque nuestro interés se encontraba en Apolo. También es cierto que entre el público había mucho guiri, que había venido para la ocasión o que estaba de paso.
Marcus y su pletórica banda aparecieron puntuales para ofrecernos una exhibición de hora tres cuartos aproximadamente, que no duró más imagino que por imperativo de la sala. Lo de siempre, nos escamotean tiempo de concierto pero el precio de la entrada es el mismo. Si a eso le unimos el cachondeo de la semana, con la promesa de una actuación acústica previa al concierto para después desdecirse, pues cabrea bastante, la verdad. Maltrato al aficionado, una vez más.
A lo que íbamos, con introducción de Ennio Morricone salían los músicos para acometer un concierto de Rock sureño con aire Soul, incluso jazzístico en ocasiones. Unas cuantas canciones de Mood swings (que en directo sonaron muy bien, la verdad), como This far gone. Y temas del resto de su discografía, como el bello Beautiful stranger, 8 A.M., Wildflowers & wine o ese fantástico Goodbye Carolina, que remató el breve set acústico que hubo en mitad del concierto. Como era de esperar hubo versiones, con Workin' man Blues, de Merle Haggard, y sobre todo ese espectacular final con el Ramblin' man, de los Allman Brothers. Inmejorable.
La banda sonó como un tiro, y si ya sabíamos de la potente voz y de la pericia de Marcus a las seis cuerdas también pudimos comprobar que el otro guitarrista, Drew Smithers, no lo hace nada mal tampoco, dejándole su jefe muchos momentos de lucimiento y entablando entre los dos auténticas orgías guitarreras.
Espléndidos músicos, grandes canciones... Sin ninguna duda uno de los conciertos de este año que enfila su recta final.
Los amantes del Blues y de la fotografía tienen una cita en la Biblioteca Bon Pastor, Josefina Castellví.
Del 9 al 31 de Octubre se expondrán fotografías realizadas dentro del marco del Festival de Blues deSanta Coloma De Gramenet. Los primeros 10 años del festival han dado para mucho, y con unas fotografías tan espectaculares te sientes como si estuvieras otra vez delante del escenario.
Más que recomendable. En Bcnenconcierto no nos lo vamos a perder.
Han pasado ya unos cuantos años desde que pudimos disfrutar
por primera vez de Luke Winslow-King. Desde el año 2015 le hemos visto con todo
tipo de formaciones desde aquella primera vez en Rocksound con un sonido más
New Orleans, le hemos visto solo, a dúo con su inseparable compañero Roberto
Luti, y también acompañado por unos músicos italianos que le arropan muy bien.
La excusa para su nueva gira es la presentación de su nuevo disco, Flash-a-Magic,
un disco optimista y muy dinámico que está repleto de buenas canciones que se
disfrutan mucho más en directo. Sus conciertos son siempre garantía de calidad,
y su simpatía es contagiosa. En esta ocasión venía acompañado de Nicola
Venturini a la batería, Simone Luti al bajo y el gran guitarrista Roberto Luti,
que como siempre estuvo soberbio a las seis cuerdas y estrujó su Fender hasta
el límite, consiguiendo un extraordinario sonido, especialmente con el slide.
En poco más de hora y media, el de Michigan, ahora afincado en Calatayud,
repasó los mejores temas de su discografía. El sonido, como casi siempre en la
sala Upload, fue muy bueno, y los duelos guitarreros entre Luke y Roberto
lucieron especialmente.
Abrieron con Slow Sunday y On my way, siguieron con esa
delicia llamada Leaves turn Brown, Leghornwomen, Swing that thing, No more
crying today, Flash-a-magic, la cachonda Peaches, Everywhere yougo there you
are, How could i forget, Ave (Steel rail angel), Black eyed gypsy y Jitterbug
swing a dúo, What me change, la emotiva Lissa’s song, Jessie’s love song, If i
were you, Have a ball, en fin, un repertorio estupendo que hizo las delicias de
los asistentes. Una pena que un artista de este calibre no consiguiera llenar
la sala a reventar. Tuvo que conformarse con una justita media entrada. Se
merece mucho más.
Hay músicos que, aunque probablemente ya hayan vivido las mejores épocas de su carrera, siempre ilusiona poder ver en concierto. Uno de ellos es el guitarrista neerlandés Adrian Vandenberg, con un gran bagaje musical con la banda que lleva su apellido y con la etapa de mayor éxito comercial de Whitesnake. Aquel guitarrista guapo y rubio de la década de los peinados crepados cuenta ahora ya 70 años, pero la verdad es que físicamente se mantiene muy bien. Y desde luego no se ha olvidado de tocar su instrumento.
Tenía mis dudas sobre la cantidad de gente que desafiaría a la lluvia para acercarse a Razzmatazz 2, teniendo en cuenta el fin de semana de puente en Barcelona. Además, en La Nau actuaba Ronnie Romero y en Upload había el doble cartel formado por The Mothercrow y White Coven, pero a la hora del concierto vi la sala muy llena. Creo que no se agotaron las entradas pero poco faltaría. Y es que el catalogado como heavy es el público más fiel que existe, y ya sabemos lo que hay en estos casos: karaokes masivos y personajes sesentones anclados en 1985. Claro que sí, si eres heavy lo eres hasta el fin.
Hora y cuarto clavada con el repertorio habitual de esta gira. Alguna referencia a los dos últimos discos de Vandenberg, con la potente Hit the ground running, Freight train y Shadows of the night. Tres cortes también de su homónimo debut de 1982, que son Your love is in van, Wait y Burning heart. Luego la mayoría del set es para Whitesnake, con clásicos como Give me all your love, Crying in the rain, Still ofthe night o el final con Here I go again. En estos temas el cantante sueco Mats Levén sale airoso al calzarse las botas de todo un David Coverdale (mi cantante favorito de toda la vida, compartiendo podio con Robert Plant y Paul Rodgers), además alguien que en un concierto de este tipo luce una camiseta de Dolly Parton a mí me cae bien. Adrian por supuesto demostró su elegancia y saber hacer a las seis cuerdas, y también hubo el inevitable solo de batería, aunque afortunadamente fue muy corto.
¿Fue un buen concierto? Por supuesto, gran repertorio perfectamente ejecutado. Pero, en mi opinión, Adrian debería basarse más en Vandenberg con algún que otro tema de Whitesnake. Adoro a la banda de Coverdale (sobre todo su primera etapa), pero no me parece muy lógico que más de la mitad del repertorio sea de sus discos 1987 y Slip of the tongue. De hecho no sonó nada de Heading for a storm ni de Alibi, dos espléndidos discos de Vandenberg que parece ser han quedado olvidados para el rubio guitarrista. ¿Si hiciera esto tendría menos éxito en sus giras? Probablemente.
Pero claro, yo no soy nadie para decirle cómo debe llevar su carrera. Es Adrian Vandenberg y puede hacer lo que le dé la gana. Faltaría más.
Poca gente, muy poca, apenas unas decenas de personas se acercaron a la sala del Poble Sec para ver a Caitlin Krisko & The Broadcast. Una verdadera lástima, porque sin ser la gran esperanza del Rock'n'Roll, sí que se trata de una buena banda que nos hizo pasar volando la hora y cuarto que duró el concierto.
Antes se llamaban únicamente The Broadcast, nos habían visitado en alguna ocasión y habían publicado varios discos hasta pasar a poner el nombre de su soberbia cantante por delante. Ahora acaban de publicar un EP titulado Blueprints, que a mí me parece un tanto irregular, aunque contiene alguna canción bastante destacable como la soulera Haunted byyou, que en directo sonó fantástica.
La noche empezó con puntualidad propia de otros países, quizá al ver los responsables del evento que los irreductibles de siempre ya nos encontrábamos dentro de la sala. Para qué esperar más. Steamroller, de su disco From the horizon, marcó el pistoletazo de salida para una noche mezcla de Rhythm & Blues, Soul, Rock'n'Roll, Blues y Funk, en la que, aparte de la poderosa garganta de Caitlin destacó también con sus punteos el guitarrista y principal compositor, Aaron Austin, espectacular en algunos momentos. Por cierto, una curiosidad, el hombre es zurdo pese a tocar como un diestro, detalle que le destaqué al acabar el concierto. También sonaron muy bien Piece of you, otro tema reciente, o Battle cry, por ejemplo. Hubo temas ajenos, como Today I sing the Blues, de Aretha Franklin, o el Can't find my way home de Blind Faith. Aunque sin duda lo mejor fue el explosivo bis, con ese trepidante cásico de Zeppelin llamado Rock'n'Roll, que todos coreamos como si no hubiera un mañana, en un final que fue un auténtico regalo. Un gran epílogo para un buen concierto en el que nos dejaron claro que suenan mejor en vivo que en estudio.
Tras el concierto, los miembros de la banda se mostraron agradecidos con la gente haciéndose fotos, charlando y firmando. Esperemos que en su próxima visita tengan más suerte y se encuentren con más público.
En La Cinc, nuevo y bonito espacio del complejo Apolo, se llevó a cabo la presentación de la sexta edición del Rootsound Fest. Primero hubo parlamentos a cargo de Edu Izquierdo y Manel Celeiro, de Rocksound-Acaraperro, que nos hablaron de las bandas que nos visitarían en el festival de este año (todas ellas interesantes, desde luego), y más tarde tendría lugar el concierto que nos ocupa, para terminar finalmente con unos Dj's amenizando la velada. Sábado noche completo.
Evil Mr. Sod es el alter ego de Pablo Ramón Rodríguez, músico de Tenerife afincado en Alemania (dos lugares de clima parecido, sin duda) y miembro de Fuckin' Family Faces, con los que aún sigue girando actualmente. Después de trece años sin pisar Barcelona, gracias a este evento hemos tenido la oportunidad de reencontrarnos con él, y la verdad es que ha valido la pena. Según él, su música es un compendio de Folk, Country y Blues, claramente rockerizado añadiría yo.
Ataviado con una camiseta de Rollins Band, Pablo se presentaba armado únicamente con su guitarra y su potente voz, y nos fue brindando sus canciones mientras nos contaba un buen puñado de hilarantes historias, haciéndonos reír durante toda la noche. Sólo comenzar ya nos ganó con Man that all forgot, y siguió triunfando con I sold my soul to Rock'n'Roll (gran título) o Goodbye cruel world. Además de todo un Woke up this morning, de un nuevo género creado por él, como es el Satanic Gospel. También tocó Girl with a gun y nos contó su curiosa historia, ya que fue un éxito en la versión que hizo la banda alemana Northern Lite, pero la gente a menudo cree que es Evil Mr. Sod quien hace una versión de la canción. Aunque para versión la que se guardó para el bis, nada menos que el Hammersmith Palais de Demolition 23, que hizo enloquecer a más de uno de los asistentes.
Al terminar, pude charlar brevemente con Pablo, y le comenté que había visto a Rollins Band en concierto treinta años atrás. Su respuesta fue: ¡Joder, qué suerte!
No se suele prodigar mucho el PIR en programar conciertos,
pero siempre que le es posible se trae a AlberSolo para disfrutar y hacernos
disfrutar de su peculiar forma de entender el Blues, el Soul, el Reggae y el
Rock. Fue un concierto especial, con aroma de vacaciones de Verano y muchas
sonrisas. El local se llenó para ver el concierto del guitarrista de
Hospitalet, aunque desde hace unos años afincado en Madrid. No tenemos tantas
oportunidades como antes para verlo, y cuando se anuncia un bolo suyo, aunque
sea como en este caso con muy poca antelación, es una cita ineludible. La
última vez que le vi fue con su banda al completo en el Festival de Blues de
Cerdanyola. En esta ocasión tocaba en solitario en el coqueto jardín del local
colomense. Fue un concierto muy distendido con Alber muy comunicativo y un
público entregado desde el primer momento. Mezcló temas propios como Mar Azul o
Haciendo mi propio estilo, con acertadas versiones de Leadbelly, In the evening
(When the Sun goes down), Jimmy Reed, Baby whatyou want me to do, Bill
Whiters, Ain’t no sunshine, B. B. King, Roll, Roll, Roll, Rock me Baby, BobMarley, Three Little birds y I shot the Sheriff, Stevie Ray Vaughan, Pride and
joy, Freddie King, I’m toredown o el Hard to handle de Otis Redding. Un muy
buen concierto que nos dejó con ganas de más, y también con ganas de volver a
disfrutarle con su banda en directo. Vuelve pronto Alber Solo.
Opiniones encontradas ante la primera visita a nuestra ciudad de la banda australiana de Josh y SamTeskey. Para algunos una noche emocionante y memorable, para otros un concierto mal estructurado y que podía haber dado más de sí. Mmmm, como podéis ver, para gustos colores.
Abría la noche la banda también australiana Hussy Hicks, formada principalmente por la simpatiquísima cantante y percusionista Leesa Gentz y la guitarrista Julz Parker, acompañadas de bajo y batería. Desconocía a este grupo y no puedo opinar demasiado, pero sí puedo decir que su música y entrega en escena me gustaron mucho y tendré que seguirles la pista. Ya tienen un buen puñado de grabaciones y en su web se puede leer que hacen una mezcla de Americana, Blues, Country, Folk y Rock... Pues así será, no seré yo quien les lleve la contraria. Recomendables.
Los Teskey Brothers también cuentan ya con tres interesantes trabajos en estudio y dos directos, y poco a poco se han ido haciendo hueco en la escena con su mezcla de Soul y Rock. Había expectación por verlos y casi llenaron la sala Razzmatazz. Pero el que piense que Barcelona ha abierto los ojos a algo más que conciertos masivos en estadios se equivoca. Creo que en el local de Poblenou había más extranjeros que gente autóctona. Gente de paso o seguidores acérrimos del combo australiano, no lo sé exactamente, aunque sí noté un elevado grado de fanatismo.
Ahora vayamos a lo que fue el concierto. Tras la fantástica intro con Nina Simone y su I wish I knew howit would feel to be free, aparece la numerosa banda (siete músicos) sobre las tablas y da inicio con una bella Man of theuniverse. Y después una primera parte en mi opinión muy lineal, con una serie de temas souleros demasiado parecidos. Todos ellos destacables y perfectamente ejecutados, con una interpretación espectacular por parte de la voz de Josh (el gran protagonista de la velada), pero que habría mejorado con algún cambio de ritmo, que no llegó hasta el momento acústico, que fue cuando creo que el concierto levantó el vuelo. Y son todo grandes canciones: Crying shame, Let me let you down o Forever you and me son buenos ejemplos, pero pienso que a la noche le faltó algo especial, y como podéis ver, mi opinión está más cerca de la corriente negativa que de la positiva. Eso sí, ese final con toda la sala coreando Hold me ya vale por el precio de la entrada. De los mejores cierres de concierto que he visto.
Una buena banda, por supuesto, y creo que si encarase sus actuaciones de otra manera ganaría en directo. Pero le daremos más oportunidades, claro que sí.
Chan Marshall, más conocida como Cat Power, ya lleva muchos años en el negocio de la música, y su carrera siempre ha sido de lo más ecléctico y sin ceñirse a moda alguna. Por mi parte, reconozco que nunca he sido un seguidor acérrimo de ella, aunque sí me parece una cantante y compositora de lo más respetable. De hecho, tuve la oportunidad de verla en directo ya hace unos cuantos años y me pareció un excelente concierto. Ahora se ha descolgado con un homenaje a Bob Dylan, concretamente recordando la etapa en la que el genio de Minnesota se enfrentó a todos los puristas folkies y electrificó su sonido.
Dylan ya publicó en su día el disco The "Royal Albert Hall" concert-Live 1966 (aunque curiosamente la grabación es de otro concierto en Manchester), y el año pasado Cat Power nos sorprendió editando CatPower sings Dylan: The 1966 Royal Albert Hall concert, en el que hacía su propia recreación de ese directo. Ahora, la norteamericana se ha lanzado a la carretera con ese mismo repertorio, afortunadamente recalando en Barcelona.
Primero pudimos disfrutar en el espacio Village de la actuación de Riders Of The Canyon, la soberbia banda catalana con músicos de categoría como Joana Serrat o Roger Usart. Pese a los problemas que tuvieron, al no poder contar con Víctor Partido y los fallos de sonido que permitieron a Matthew McDaid usar la guitarra eléctrica sólo al inicio, ofrecieron una buena tarde de su Country Rock, con temas como ese Dirty water que tanto me gusta. Esperemos que la próxima vez les salgan mejor las cosas, que se lo merecen.
Cat Power siguió el guion previsto y tocó el disco entero en orden. La bellísima primera parte acústica, con únicamente dos músicos acompañándola, y la tremenda segunda parte, eléctrica con toda la banda en escena. Con poco juego de luces, ella en semi penumbra toda la noche (de hecho no se permitió la presencia de fotógrafos), y un Poble Espanyol acotado por las sillas y sin llenarse. Pero el concierto, pues qué voy a decir. ¿Conocéis a Dylan? Uno de los más grandes de todos los tiempos,, así que ya os podéis imaginar. En la parte acústica con gemas tales como It's all over now, baby blue, una casi irreconocible Just like a woman o Mr. tambourine man. En la electrificada maravillas como Baby, letme follow you down, esa poderosa Leopard-skin-pill-box hat o la final y coreada Like a rolling stone. Y es que estamos hablando de la música de Bob Dylan, poca broma.
Fue una hora cuarenta con canciones que nos sabemos de memoria perfectamente interpretadas, con una cantante de gran voz que les dio otro aire. Y sí, fue también una gran noche.
Alice Cooper es uno de esos músicos veteranos que se mantiene en una excelente forma. Pese a haber tenido algún altibajo en su carrera ya lleva muchos años grabando discos excelentes y ofreciendo unos conciertos a la altura de su leyenda, aunque creo que en este último aspecto no ha fallado nunca. Además tiene una gran capacidad para rodearse de músicos excelentes que le hacen aún mejor a él mismo. Porque lo que vimos en el Poble Espanyol fue a una banda que sonaba como un cañón y no únicamente a un artista en solitario.
Con una puntualidad exquisita empezaba esta nueva función del Alma Festival. Quien haya asistido alguna vez a un concierto de Alice Cooper ya sabe que no sólo es un concierto, sino un espectáculo total. Esta ocasión no fue diferente y vimos todo tipo de números escénicos, con escaleras por las que subían y bajaban los músicos, la clásica guillotina, globos, monstruos y otros personajes pasando por escena. Y por supuesto, música, la misma con las que nos ha obsequiado Alice a lo largo de más de medio siglo. Porque el concierto repasó su amplia discografía a través de todas las épocas, con Welcome to theshow como única referencia a su último trabajo, Road. Y si entre las primeras cinco canciones ya ha soltado No more Mr.Nice Guy, I`m eighteen y el glorioso Under my wheels tiene a todo el respetable rendido a sus pies. Pero claro, no paró el ritmo y fueron cayendo más reconocibles pepinazos hardrockeros como Lost inAmerica, Hey Stoopid, el más que famoso Poison, Feed my Frankenstein, Elected o el final School's out con una parte del Another brick in the wall intercalado.
Con un espectáculo y un repertorio así no se puede decir mucho más. Gran protagonismo a las guitarras de Ryan Roxie, Tommy Henriksen y una Nita Strauss felizmente de vuelta tras su paso por la banda de una diva popera. Tampoco olvidaremos el eficaz trabajo de la base rítmica, con el batería GlenSobel y el imponente bajista Chuck Garric, veterano ya en la banda de Alice.
Uno de los sueños imposibles de mi vida sería una charla con el señor Vincent Furnier y que me explicara sus vivencias, no sólo musicales. Porque este hombre se ha codeado con gente como SalvadorDalí, Vincent Price o Groucho Marx, casi nada, sería una charla interesante, ¿eh? Como digo, es un imposible, así que me conformaré con haberle visto en directo unas cuantas veces y con sus discos. Y ahora que ya cuenta con 76 años me parece un premio suficiente.