Hace poco más de un año ya recibimos la visita de esta joven banda procedente de Suecia. Como dijimos en su momento nos encandiló con su Rock'n'Roll festivo de aires Soul, y ahora ha vuelto de nuevo presentando su disco Come out and play, recién editado hace tan solo unos días.
Si hablamos maravillas de su anterior visita, ahora se nos agotan los comentarios elogiosos. La maquinaria luce bien engrasdada, y la comunión banda-audiencia así lo demostró en Rocksound en un concierto mayúsculo. ¿Alguien puede estarse quieto ante un tema como C'mon? ¿O ante ese himno que es ya Everybody needs somebody to love? El propio Come out and play diría que ya se va a convertir también en un fijo para el directo. Y qué decir de Woman. Lynyrd Skynyrd tienen Free bird, Blackfoot tienen Highway song y Jetbone tienen Woman. Y que nadie se eche las manos a la cabeza, no estoy comparando bandas ni canciones; hay que salvar las distancias, obviamente.
Menuda noche, viendo a un grupo lanzado sobre el escenario, al público desatado, recuerdos a AC/DC o Status Quo e imágenes para el recuerdo, como la del bajista Gustav
Sjödin llevado en volandas en las primeras filas, o el mismo Gustav, junto al dúo de guitarristas Alin Riabouchkin y Sebastian Bisse
Engberg acabando de rodillas tocando sus instrumentos. De locura, y candidato desde ya a concierto del 2018.
Tras acabar su actuación se les veía exhaustos pero felices, y el propio Alin me sorprendió al alabar el festival de Azkena cuando vio mi camiseta azkenita. Lo que no se me ocurrió decirle fue lo caros que tenían los discos en el puesto de merchandising. ¿20 euros? ¡¡Que esto no es Suecia, chicos!!
Mr. Wolf
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viernes, 27 de abril de 2018
JETBONE. ROCKSOUND. 26/04/18
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JETBONE
lunes, 23 de abril de 2018
LIBROS: PASIÓN NO ES PALABRA CUALQUIERA
Pasión no es palabra cualquiera es el sugerente título de una canción de Graham Parker, y también el título de un libro milagroso. Joserra Rodrigo vuelca en sus casi trescientas páginas buena parte de los artículos que durante años fue publicando en su blog Rockandrodri Land y en el Exile Magazine, entre ellos intercala unos preciosos versos dedicados a algunos de los mejores músicos que nos han abandonado en los últimos tiempos. Y para darle color y hacernos soñar con nuestros héroes musicales, Cayetana Álvarez nos regala unas ilustraciones preciosas.
Tengo el honor de haber formado parte de un nutrido grupo de amantes de la música y lectores de los textos de Joserra, que hemos colaborado en forma de crowdfunding para ver publicado el libro. Después de unos meses desde su publicación, ya podemos decir que el libro es todo un éxito, con casi la totalidad de la primera edición vendida. Las magníficas presentaciones que se han ido haciendo por toda España han contribuido a ello, pero creo que el factor fundamental es el de haber creado una sensación de pertenencia a un grupo de amigos enamorados de la música. Y con la música como nexo de unión a través del blog, las redes sociales, los conciertos mágicos en Frías y como colofón el libro, nos sentimos de alguna forma vinculados. Nos reconocemos en las sensaciones comunes que nos ofrece la música, y el sentimiento de camaradería es tan fuerte que somos muchos los que hemos vivido la publicación del libro no sólo como un acontecimiento extraordinario y feliz, sino casi como algo personal.
Para que el libro esté resultando todo un éxito el factor principal es su calidad, sin eso todo lo expuesto anteriormente no tendría sentido. Pero creo que su magia y lo que hace que funcione tan bien en su lectura, es que no es un sesudo e impersonal tratado sobre los músicos que le gustan a su autor, su mayor virtud reside en la mezcla entre la música y la vida. Partiendo de una anécdota musical como un concierto o la publicación de un disco, Joserra nos lleva de paseo por Bilbao, nos describe a sus vecinos, nos presenta a sus amigos, a su familia, y lo llena todo de una pasión muy contagiosa que te hace penetrar y reconocerte en muchas de las historias que cuenta. Asistimos a nacimientos y pérdidas de seres queridos, a reencuentros, a paseos y ensoñaciones. Y todo ello acompañado además de la música que Joserra ha seleccionado y nos regala para la ocasión.
Aretha Franklin, Van Morrison, Joni Mitchell, The Beatles, The Waterboys, Vainica doble, Nacha Pop, Tom Waits, Lucinda Williams, por supuesto Dylan y muchos más aparecen en las páginas de Pasión no es palabra cualquiera. Entre mis capítulos favoritos estarían la llegada a Madrid de unos Fakeband en estado de gracia, la crítica rebosante de cariño hacia el disco Welcome to desert town de los Bantastic Fand, el que dedica a Randy Newman, la brillante simbiosis entre el Darkness on the edge of town y el Bilbao obrero de la época, el del nacimiento de su hijo a través de los acordes del Blue de los Jayhawks, o ese precioso capítulo en el que de niño se enamora del disco más caro de la tienda de discos y lo consigue el día de reyes, nada menos que el Decade de Neil Young. En fin, este libro es un disfrute total, y os hago una recomendación, si antes y durante la lectura de cada capítulo os sumergís en la música de la que se trata, la satisfacción será doble.
Como Joserra me dijo una vez, algunos vivimos la vida con banda sonora, yo añadiría que con este libro podemos escuchar música con los ojos.
Me alegra profundamente publicar esta reseña el día de una de las fiestas más bonitas que existen. El día de Sant Jordi, la fiesta de las rosas y los libros. Si alguien me pide consejo este año la recomendación literaria va para el libro de mi compañero Joserra Rodrigo. Esperamos ya la segunda edición.
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Mr. Sheep
domingo, 22 de abril de 2018
CALA VENTO. PARC DE LA REMUNTA (L'HOSPITALET DE LLOBREGAT). 20/04/18
¿Ha de estar Cala Vento en este blog? Aquí hablamos de rock, señores. Algunos miembros del equipo de bcnenconcierto abominan del rollo-indie. Y estos 2 jovenzuelos ampurdaneses tienen a priori toda la pinta de moverse en esas coordenadas. O al menos eso yo creía. Las cercanas fiestas de L'Hospitalet de Llobregat y un viernes sin mucho que hacer me acercan al Parc de la Remunta donde, a pesar del cansancio laboral, me propongo tomar algo con mi pareja en un ambiente festivo y para casa. Un triple cartel con los susodichos, Dinero y los aclamados Viva Suecia no parece mal plan.
De Cala Vento conozco la más o menos conocida "Isla Desierta" (o "La Puta Isla" como la presentaron ellos), una pegadiza canción de pop acelerado que a veces tarareamos en casa. Y ya está. Sé que tienen algún premio revelación y que se han apuntado a la moda de cargarse al bajista, algo que a priori me disgusta. Dueto batería-guitarra y a correr.
La sorpresa es cuando, con el concierto comenzado vemos que la propuesta es mucho más de lo esperado. ¿Pop? Si, en lo desenfadado de las letras (aunque certeras) y en al tono festivo con estribillos muy definidos para cantar a todo trapo, fáciles de seguir por sus parroquianos, pero tambien por los que los conocemos menos. ¿Y Rock? Pues sí amigos. Guitarrazos y batería contundentes. Y sudor y actitud. Para mí es impagable cuando un grupo se cree lo que hace y disfruta en el escenario. Es como si nos hubieran invitado a un ensayo. Y cantan fatal a veces, imperfectos, pero eso los hace más simpáticos si cabe. "Si nosotros podemos cantar tan mal, vosotros podeis hacerlo también: no os corteis" parecen decirnos. Así que descubro más estupendas canciones de sus tres únicos discos que a partir de ahora voy a tararear: Abril, Historias de Bufanda, Estoy Enamorado de Tí y otras muchas que escupen al público una tras otra casi sin pausas. Público que, claro, al final acaban conquistando.
Un soplo de aire fresco. Que sigan. Yo al menos les voy a echar un ojo y os recomiendo que hagais lo mismo si pasan por las fiestas de vuestra ciudad.
Mr.Bull
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CALA VENTO
domingo, 15 de abril de 2018
ROGER WATERS. PALAU SANT JORDI. 13/04/18
Cuando uno tiene que hacer la crítica de un concierto de Roger Waters hay que cambiar los parámetros habituales. No estamos ante un directo al uso, si no ante un espectáculo multimedia con algo de teatro y, por supuesto, unas canciones apabullantes. Eso que algunos llaman una performance.
Porque si hacemos la crítica al uso, corremos el riesgo de quedarnos en aspectos supérfluos que no siempre son positivos. Por ejemplo podemos considerar que pinchó en su visita a Barcelona. Algo más de mitad de entrada el viernes y sin llegar a llenar para el sábado. Es obvio que hubiese bastado con una fecha, pero el Sr.Waters ya se sabe que piensa a lo grande, incluso a riesgo de que le salga mal. No es la primera gira ruinosa de su carrera.
También podríamos considerar si no es algo hipócrita ese discurso contra el poderoso caballero Don Dinero y luego entrar en el habitual juego de parcelar el Sant Jordi y cobrar barbaridades por estar cerca. Igual ahí hay algo que rascar en lo del pinchazo.
E incluso podríamos pensar que en qué se parece a un concierto de rock en vivo todo este tinglado, con bases pregrabadas a gogó (hasta los famosos coros de los niños de Another Brick on the Wall) y la sensación de estar asistiendo a un videoclip de imágenes impactantes en el cual le vemos muy poquito la cara al maestro de ceremonias hasta los últimas canciones. Y que interactua más bien poco con el público.
Pero...¡qué demonios!, todo esto no significa gran cosa comparado con un espectáculo que convence por aplastamiento.
Veamos:
Una gran pantalla, algo que ya no sorprende, nos recibe con la imagen de una chica mirando al mar en este concierto de la gira Us + Them donde el ex-Pink Floyd nos presentará su último disco Is this the Life We Really Want?. Poca cosa para amenizar la espera, que sumado al mucho espacio vacío da una sensación de frialdad en el ambiente. Por fin, después de unos minutos de sosa música étnica, casi religiosa y al son de las bellísimas Speak to me / Breathe da comienzo el espectáculo. La pantalla reproduce imágenes hipnóticas, psicodélicas, mezcladas con otras reivindicativas, algo que se repetirá a lo largo del concierto. No es un secreto que Waters es un activista que con los años se va radicalizando. Sonido impecable, algo que ya se presuponía viniendo de la banda precursora del sonido cuadrafónico. La potente One of These Days calienta el ambiente de un recinto algo más lleno con el paso de los minutos, sin llegar a los 3 cuartos. Relojes y más relojes para Time. Y así hirvanando clásicos como Welcome to the Machine y otros hasta llegar al momento de presentación de su nuevo material: Déjà Vu, la hermosísima The Last Refugeé (que bien podrían formar parte del repertorio del difunto Leonard Cohen) y la extraña Picture That. Y como colofón de esta primera parte los clásicos entre los clásicos Wish You Were Here y, claro, Another Brick in the Wall con ese playback algo censurable.
En el largo descanso (no olvidemos que el público tiene una edad) es inevitable hacer una valoración parcial y, la verdad es que de momento, no he soltado lagrimilla. Nada me ha emocionado especialmente, nada me ha sorprendido (tan sólo quizás el uso de la realidad virtual con alguna imagen de la banda proyectada sobre el vídeo de turno). Incluso ha habido algún momento un pelo soporífero a cargo de las esforzadas coristas. Todo correcto sin más, en definitiva.
La segunda parte comienza con la larguísima Dogs, una canción que a priori poco me dice, cantada en parte por el guitarrista David Wilson. Pero...un momento, ¿qué está pasando? Como de la nada aparece...¡una fábrica!. No un globo en forma de fábrica, no. Una fábrica enorme suspendida en medio del Palau Sant Jordi. ¡¡¡WTF!!!! Con sus chimeneas humeantes. ¡Increible! Y sobre esa fábrica se van sucediendo las imágenes de las fauces de un can al que oimos (mejor: sentimos) bramar mezclándose con el punteo del otro guitarrista Dave Kilminster. Esto ya me empieza a justificar el precio de la entrada...
Y la colosal fábrica ahí se queda otra canción más, vomitando imágenes impactantes. Ahora acompañada del famoso cerdo volador en la muy política Pigs (Three Different Ones) donde Waters aprovecha para machacar sin piedad al actual presidente de los Estados Unidos. Raro será que no se meta en un lío porque el escarnio es de aupa. Caricaturas de cerdo, de payaso, de bebé y un (en castellano) TRUMP ERES GILIPOLLAS para finalizar y enlazar con la grandiosa Money. Ahora la fábrica desaparece pero sus paredes se convierten en pantallas móviles pareciendo por momentos las columnas de un gigantesco ecualizador. Un efecto también muy potente ciertamente.
El concierto baja un peldaño con algunas canciones más del nuevo álbum, demostrando que Waters sigue facturando buena música pero que palidece al lado de los clásicos. Muy inteligentemente las engancha con el siguiente gran efecto de la noche: una pirámide de rayos láser que situa a la banda en el centro (y que obviamente recuerda a la portada del mítico Dark Side of the Moon) al son de Eclipse. Y no sé si se me ha metido algo en el ojo o es que me estoy haciendo mayor y me he emocionado.
Con Mother salgo de esa duda: estoy emocionado. Es curioso que después de tanto efecto sorprendente, una de las cosas que más me ha gustado es que, por fin, la pantalla se deja de psicodelias varias y enfoca toda la canción a Waters en este final de concierto. Y es un gustazo verle, tan mayor y tan creible. Respira honestidad en lo que hace y sólo puedo quitarme el sombrero que no tengo.
Para el final, cómo no, ese Comfortably Numb con todos los rayos láser y focos descargando luz sobre el feliz respetable para acabar de nuevo con la imagen de la chica en la playa.
Y así salimos todos con la sensación de que tras más de dos horas largas y 22 canciones, Roger Waters nos ha brindado un concierto de gama extra. Y sí: esto también es rock (y hasta ya no me parece tan caro...)
Mr.Bull
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ROGER WATERS
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