Todavía estoy en una
nube, me ha costado mucho salir de esa especie de ensoñación en la que he
estado sumergido este primer fin de semana de Julio, la vuelta a la realidad ha
sido dura, como lo es a veces despertar después de un buen sueño.
Hace apenas unos meses
recuerdo esbozar una sonrisa al leer que una especie de colega algo friky, al
que nunca había conocido en persona, pero al que seguía por estos mundos
paralelos de internet, estaba montando un concierto de homenaje a The Band en
un pueblo de Burgos llamado Frías.
Recuerdo que pensé que menos mal que todavía
hay gente que se esfuerza en poner en marcha iniciativas tan románticas y fuera
de cualquier circuito comercial como montar un festival en un entorno rural y
alejado de las grandes ciudades. En un primer momento no se me ocurrió que
pudiera organizarme y liar a alguien para que me acompañara en esta aventura,
pero poco a poco las cosas se fueron alineando y cuando vi que Joserra Rodrigo
involucraba a Danny and the champions of the world y sobre todo a Bantastic
fand, supe que debía asistir.
Adoro a The Band, sus
discos, su historia y su influencia en la música posterior. Pensar en poder
escuchar sus canciones en directo y a un montón de músicos ofreciéndonos sus
propias creaciones imbuidas del espíritu de la Big Pink de Woodstock era algo
irresistible.
El entorno en el que se
iba a celebrar el concierto parecía de cuento, un pueblo medieval, su precioso
castillo, sus calles empedradas, sus casas colgantes. Además el precio del
abono era un regalo, así que una vez solucionado el tema del alojamiento en
algún pueblo cercano y la logística organizativa, fue pasando el tiempo
mientras crecía mi alegría al ver involucrada en esta historia a gente a la que
aprecio musicalmente y de los que me siento cercano en lo que a música se
refiere, como es el caso de Nacho Para con sus Bantastic fand y el madrileño
Daniel Insa; amigos virtuales a los que quería conocer en persona.
Al final todo ha superado
mis expectativas, he podido asistir con parte de mi familia, hemos podido
conocer la comarca con pueblos tan bonitos como Oña, Orbaneja del Castillo o
Poza de la Sal e incluso ellos que no están tan imbuidos de la fiebre musical
que me domina desde que tengo uso de razón, han disfrutado mucho la
experiencia.
La llegada a Frías el
Viernes no pudo ser mejor, el impacto de su belleza, el nerviosismo previo a la
recogida de los abonos, la recogida de un par de cajas del delicioso vino
conmemorativo, y sobre todo encontrar al artífice de todo esto con una sonrisa
en la cara y con la sensación de reencontrar a un amigo al que hace tiempo que
no ves.
El primer concierto
programado era el de los cántabros Copernicus dreams, que afrontaron con
valentía el hecho de abrir el fuego, todavía bajo la luz del Sol y con poco
público, nos regalaron un montón de buenos temas de su disco Sunrise como Shock
the monkey to live, la festiva You say, Just call o Leave for live, además
ofrecieron las primeras versiones de The Band, clásicos como The weight, It
makes no difference o el I shall be released de Dylan. Derrocharon simpatía y
calentaron al personal para lo que quedaba de noche.
Los donostiarras Frank
fueron mi gran descubrimiento del festival, sólo había escuchado un par de
temas y la verdad es que estuvieron pletóricos. La voz de Sara Comerón es
espectacular, como una mezcla entre la ingravidez de Joana Serrat y la fuerza
de Maria McKee; Andoni Etxebeste y Christian Rodríguez forman una gran base
rítmica por la que la guitarra solista de Íñigo Bailador serpentea arrastrando
solos de la escuela Crazy horse. Los temas de The Mud and the thirst tienen una
gran traslación al directo, ahora que ya he podido escuchar el disco puedo dar
fe de ello, y Memory of the tree y Fire de su primer mini lp sonaron a gloria. También versionaron a The Band con
This wheel’s on fire, a Fleetwood Mac con Landslide y a Neil Young con Like a
hurricane. Deseando verles en una
sala.
El grupo estrella de la
primera jornada eran Danny & The champions of the world, y comenzaron un
poco torcidos por algún fallo de sonido, pero se recuperaron rápidamente y con
su simpatía y entrega se ganaron al personal, que acabó rendido a sus festivas
canciones llenas de Soul, de Rock y de alegría, son el grupo perfecto para
levantarte el ánimo. Every
beat of my heart, Cold cold world, Stay true, It’ll be alright in the end, Clear
water, This is not a love song, thinking about my friend, en fin, un gran
repertorio con algún guiño a Joserra como el Street people de Bobby Charles; el
patio del castillo estuvo on fire y bailó y saltó con la descarga de los
Champs.
Después de la exhibición
de Danny y los suyos no era fácil salir al escenario, pero Still river salieron
dispuestos a todo, comandados por el vocalista Dan Cabanela fueron de menos a
más y continuaron con la fiesta hasta pasadas las dos de la madrugada. Sonaron
temas de su último trabajo Wood & wire y su guitarrista Juan Gumuzio
derrochó talento y me dejó con la boca abierta. Muy bien.
El Sábado les tocaba
abrir el concierto a unos jóvenes bilbaínos, The Walnut Co.; les había visto
tocando en internet y sabía de su respeto y admiración hacia The Band, pero
cuando les vi atacar sus canciones y versionar a los maestros se me encogió el
corazón. No se puede tocar de forma más sincera. Ver a su cantante a la batería
con el cuello girado cantando y sufriendo con la interpretación de Stage fright
fue uno de mis momentos favoritos del festival. Sonaron sinceros y reales, sus
fallos sonaron como aciertos y se ganaron al público desde el principio. A ver
si publican disco, me tendrán el primero haciendo cola.
Lamentablemente casi no pude ver a La Gran esperanza blanca, pero por lo que pude escuchar estuvieron muy bien. Había que organizarse para cenar algo y no se puede llegar a todo, prometo intentar enmendar mi error en el futuro, una banda de Rock en castellano con 30 años de trayectoria lo merece.
Lamentablemente casi no pude ver a La Gran esperanza blanca, pero por lo que pude escuchar estuvieron muy bien. Había que organizarse para cenar algo y no se puede llegar a todo, prometo intentar enmendar mi error en el futuro, una banda de Rock en castellano con 30 años de trayectoria lo merece.
Sabía que la banda de
Getxo The Fakeband iban a destacar entre el cartel, pero la verdad es que no
estaba preparado para su maestría y desparpajo. Comenzaron con algunos temas
propios que sonaron a gloria, Rock, Country Rock, Power Pop y tablas para una
banda que lo tiene todo, fuerza y grandes melodías, varios registros vocales y
grandes músicos. Don’t save my life y Way up north sonaron a gloria y la parte que
dedicaron a recrear temas de El último vals fue una maravilla. Don’t do it, un
soberbio Who do you love con Dan Cabanela de Still river haciendo de Ronnie
Hawkins, Helpless de Neil Young con Miguel Guzmán a las voces, The Weight y
Such a night con la colaboración de Joserra Rodrigo, una preciosa The night
they drove Old Dixie Down con Bosco de los Walnut a las voces, Sara Comerón de
Frank y Juan Gumuzio de Still river
brillaron en la bonita versión de Evangeline y unas portentosas Ophelia y
Caravan al estilo Van Morrison con sus patadas al aire y todo. En fin, toda una
fiesta con el público entregado y mis sentimientos a flor de piel.
Parecía que después del
espectáculo con The Fakeband los siguientes lo tenían crudo, pero es que los
siguientes eran Bantastic fand. Aparte del sueño de Joserra, ellos eran mi
razón para viajar desde Barcelona a Frías. Sus dos discos son muy buenos,
especialmente Welcome to desert town, y en un mundo justo sus canciones
sonarían sin cesar en las emisoras de radio y en los mejores recintos de
conciertos del país; pero mientras eso sucede lo único que podemos hacer es
propagar sus buenas nuevas en forma de canciones para ganar adeptos a la causa.
Nacho Para de cerca parece un poco tímido, pero tras una máscara de cierta
preocupación se esconde un tipo afectuoso que aprecia de verdad a los
interesados en sus canciones y su banda, pude charlar brevemente con él, pero me pareció que
éste tipo es uno de los míos, y sólo espero que no pase mucho tiempo para que
pueda volver a ver a su banda en directo. Contaron con la sobria presencia de
Carlos Ashworth en los dos primeros temas I’m ready y Can’t you see? Y su sitar
puso la nota exótica a la primera parte del concierto. Nacho parecía preocupado
al principio por el sonido, que aunque no fue perfecto al inicio fue mejorando
poco a poco hasta acabar sonando bastante bien. No todo el mundo les conocía
entre el público, pero para cuando acabaron se los habían ganado a todos, y es
que con temazos como My morning, Far from home, Givin’ up the battle, when she
came to the city, Muses, Find the door o Calling eso es fácil. Emocionante ver
a Joserra atacar con la harmónica en Calling, y soberbias versiones dylanianas
como Love sick o Hazel. Hubo tiempo para que Paco del Cerro y Fernando Rubio
cantaran algún tema, y la sensación que me dejaron fue la de haber visto a una
banda grande de verdad.
El cierre del festival lo
puso un grupo local, Zimmerband, que revisa el repertorio de Dylan, adaptándolo
al castellano; muy libremente, por cierto; y de una forma divertida y también
reivindicativa, a ésas altas horas ya quedaba poco público, pero eso no les
hizo cortarse y se entregaron a fondo. Buena guinda para el pastel.
Sabía que Joserra Rodrigo
iba a hacer algo especial de su celebración del último vals de The Band, pero
todo superó mis expectativas. Fue mágico y lo recordaré siempre con una sonrisa,
sólo siento haberme perdido los pequeños escenarios por el pueblo, esos micros
abiertos donde gente tan válida como Jon Urrutia, Carlos Ashworth y Daniel Insa
dieron color al día de Frías, pero al no estar alojado en el pueblo no pudo
ser. Que sepas Joserra que me tendrás pendiente de tus pasos, sean con Crazy
Chester, con tus colaboraciones en los medios y con tu próximo libro.
SOUL IS THE ANSWER. VALSEROS FOREVER.