El cuarto disco de los cántabros Copernicus Dreams, ha
supuesto un paso adelante en la carrera del grupo. Es un trabajo que surge de
una temporada de cambios en la banda, que los ha llevado a replantearse su
carrera y cómo llevarla hacia adelante. El disco se llama El Viaje. Un viaje
como metáfora del cambio y de las decisiones que escogemos en la vida. El más
evidente en su caso es el del cambio de idioma. Han pasado del inglés de sus
tres primeros discos al castellano, y la verdad es que a Chus se le ve muy
cómodo. Cambios que tienen que ver con los propios miembros de una banda que
sigue comandada por Chus González, que compone y produce los temas. Además de
cantar y tocar guitarras y Steel Guitar. Pablo Gil Prada se ocupa de los
teclados, y de hacer coros. José Ochoa está a cargo de la batería y también
hace coros. Joseba Vinatea a la guitarra y Kike Ibáñez al bajo y coros
completan la formación. Suenan compactos y perfectamente acoplados a las
canciones de Chus. La inclusión de una sección de vientos ha llevado los temas
de sabor americano de la banda, hacia un sonido influenciado por Nueva Orleans.
Los acercamientos hacia sonidos más psicodélicos e incluso levemente
progresivos incluidos en su disco anterior no aparecen en El Viaje.
El disco ha sido grabado por Asier Zubelzu en Gaua Estudio.
Mezclado por Toni Brunet y masterizado por Mario García Alberni en los Estudios
Kadifornia en ElPuerto de Santa María.
La ilustración de la portada y el art work del disco ha
corrido a cargo de Ismael Vicedo, y es realmente espectacular.
El disco se abre con Cruce de Caminos. Un tema festivo
ayudado por unos arreglos de vientos que le dan un toque muy de Nueva Orleans.
Una canción sobre un viaje en USA y la pérdida del amor. RuletaVudú es otro
tema muy de Nueva Orleans que nos cuenta mediante una ensoñación, un desengaño
amoroso en un medio tiempo resultón. Flotando en el espacio es una adaptación al
castellano de la canción que daba título a su anterior disco, Goals &
Illusions. Le dan otro aire al cambiar los arreglos al tema y salen más que
airosos. En Silencio aparece el amor por el mar y el Surf de Chus, en una
canción con un cierto regusto agridulce, al acordarse de momentos de felicidad
perdida. Tracy es otra canción sobre una pérdida, en una historia de amor a
distancia que se desvanece al hacerse corpórea. Con los Stones de fondo y una
guitarra matadora. Tocando fondo fue el single de presentación del disco y
tiene un videoclip muy cachondo. Es la historia de un simpático perdedor, y una
canción que, como el resto del disco, gana en cada escucha. Llámame es un grito
desesperado para volar en compañía de tu amor. Un medio tiempo en el que brilla
especialmente Pablo Gil Prada con el teclado. Luna de miel es otra adaptación
al castellano de su canción en inglés The Honeymoon Song. Explica en forma de
Road Movie el viaje a través de los Estados Unidos de una pareja. Desde Cero
Otra Vez nos habla de cómo reinventarsee intentar perseguir la vida que se anhela. Vuelve a utilizar el Surf
como metáfora más o menos clara de la libertad. Puede que tenga los mejores
arreglos de viento de todo el disco. El disco se acaba con una de las mejores
canciones, Polos Opuestos, que nos devuelve al sonido de Nueva Orleans, y es
una canción que resume el espíritu del disco. Es una historia de amor
imposible, una historia de pérdida, y también una canción sobre cómo ser fiel a
uno mismo.
Copernicus Dreams avanzan por el buen camino en un viaje al
que ojalá le queden muchas paradas. Espero tener la oportunidad de poder
disfrutar de estas canciones en directo.
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