Tercera edición de este interesante
festival de Calella. Estuvimos en la primera, que nos dejó un
gran sabor de boca, pese a las dudas de continuidad creadas debido al
escaso público asistente. Dudas que se acrecentaron en la segunda
edición, ante un cartel que, pese a Y & T
y Bernie Marsden,
no acabó de convencer. Ahora hemos vuelto a asistir con un magnífico
cartel y con una afluencia de público que hace pensar que, este
tercer año, puede haber sido el de la consolidación del
festival. Eso deseamos.
Viernes 10. La jornada se abría
con la actuación de los británicos Albany
Down, practicantes de un Hard Rock Blues clásico.
Pusieron ganas y hubo lucimiento especial para su guitarrista en unas
canciones más que correctas. Lástima de su imagen, bastante
anodina. Un grupo cumplidor para dar inicio al festival y calentar
motores.
Los siguientes en pisar el escenario
fueron House Of X. Veteranos de
la escena londinense y ex de grupos reconocidos, especialmente de los
maravillosos UFO. Al frente, un tipo
como Danny Peyronel,
un tipo que también ha colaborado con nuestro Salvador
Domínguez en aquel proyecto llamado Tarzen,
mediados los 80. Actualmente ha dejado los teclados para
dedicarse a cantar, con unas limitaciones evidentes que suple con una
gran simpatía. Sus temas propios sonaron bien, pero cuando tocaron
los de UFO, ay
amigo, eso son palabras mayores: Let
it roll, Shoot
shoot, Mother
Mary,
Lights out,
Rock bottom
o el final con Doctor doctor.
Todos temas imbatibles perfectamente llevados al directo por unos
músicos dignos,
que no se convierten en ningún momento en una banda tributo. Se
ganaron a la gente.
Para seguir, Dan
Baird & Homemade Sin. Ya hemos
hablado más de una vez de ellos. Rock'n'Roll
festivo interpretado con pasión y ganas de pasarlo bien. Mucho tema
nuevo de su reciente trabajo, Get
loud!, como el que le da título o
el divertido Don't be wastin' my
time. Y por supuesto, esos temas que
levantan a un muerto, como I love you
period o un atómico Railroad
steel, mezclado con el It's
only Rock'n'Roll, de quien todos
sabemos. Como siempre, Dan
bromeando y dejándose la piel, Warner
E. Hodges brillantísimo con la
guitarra, Mauro Magellan
machacando sin piedad los parches, y Micke
Nilsson cumpliendo perfectamente con la
papeleta de sustituir a Keith
Christopher al bajo, quien parece ser
que ya no volverá a la banda por sus problemas de salud. En
definitiva, hay que decirlo aunque fuera previsible, apabullantes.
El final de la
jornada correspondía a Junkyard,
una de las bandas más especiales (probablemente junto a Rock
City Angels) surgidas de la etapa Sleazy
de los 80 en
Los Angeles.
Les tocaba la difícil papeleta de cerrar la primera noche. Difícil
por el escaso público que ya quedaba en el recinto y por la
exhibición anterior de los de Dan
Baird. Pero nada de eso les amilanó, y
en mi opinión, ofrecieron la mejor actuación del fin de semana. Y
la más salvaje
también. Impagable ver la sensación de pánico entre los de
seguridad cuando David Roach
volvió locas a las primeras filas en el bis. O cuando dijo que no le
gustaba la zona vallada para fotógrafos, que quería estar cerca de
su gente. Gran actitud Punk
la del señor Roach.
La banda salió como un cohete escupiendo uno tras otro todos esos
grandes temas: Shot in the dark,
Blooze,
Misery loves company,
Simple man,
o la versión final en el bis que antes comentábamos, de Nice
boys (don't play Rock'n'Roll), de
mis queridos Rose Tattoo.
Antológico cierre
de la primera jornada, con una actuación que nos tumbó desde la
primera a la última nota.
Cansados pero
felices, tocaba descanso, que al día siguiente seguía el festival.
Sábado 11.
Llegamos a la Fàbrica Llobet
con la actuación ya empezada de La
Banda del Yuyu, que resultó ser toda
una sorpresa para los que no les conocíamos. Rock'n'Roll
clásico, sureño, cantado en catalán. Hecho extraño si tenemos en
cuenta que bajo aquella famosa etiqueta de Rock
català la mayor parte de grupos
eran medianías alejadas del Rock
que si hubieran cantado en otro idioma habrían sido olvidados mucho
tiempo atrás. Pero este grupo era otra cosa y sonaba realmente bien.
Buen inicio para la segunda jornada.
El siguiente
turno era para el guitarrista norteamericano Jared
James Nichols. Blues
Rock de alto voltaje en formato
power trio.
Muy jóvenes los tres, por cierto. Sudor y entrega desde el primer
tema y brillantez a la guitarra. Y si encima se lucen con versiones
como Rock'n'Roll hoochie koo,
de Rick Derringer,
o de Mississippi Queen
, de Mountain,
el triunfo queda asegurado, como se vio por la reacción de la gente.
Un músico a seguir, sin ninguna duda.
A continuación,
nada más y nada menos que el señor Glenn
Hughes, uno de los músicos de su
generación que más respeto
me merece y que mejor lleva su carrera a estas alturas. Parece ser
que era la actuación más esperada del festival, siendo la más
larga y viendo el llenazo
que consiguió, algo que no ocurrió en ninguna otra. En esta
ocasión, también venía en formato de trío, y además, con un
guitarrista muy destacable,
como es Doug Aldrich,
lugarteniente de David Coverdale
estos últimos años en Whitesnake.
El historial de Glenn Hughes tira
de espaldas, con multitud de proyectos: Trapeze,
Deep Purple,
Black Sabbath,
Hughes-Thrall,
Black Country Communion...,
y en sus directos, muchos de ellos tienen cabida, además de su
carrera en solitario. Así, sonaron temas como First
step of love, Black
country, Soul
mover, esa maravilla llamada
Mistreated,
y un Burn
final que lamentablemente se vio afectado por un sonido horrible,
único punto negro de su actuación junto al aburrido
solo de batería. Por lo demás, espléndido. Por cierto, nos emplazó
para una gira el año próximo.
Y llegamos al
final con los Quireboys,
grupo ideal para cerrar el festival. Y es que no se me ocurre mejor
manera que vibrando
con todos esos himnos rockeros que nos ofrecen Spike
y los suyos cada vez que se acercan por aquí. Misled,
Hey you,
Roses & rings,
There she goes again,
son temas que he oído cientos de veces y que probablemente siempre
han tocado cuando los he visto en directo. Pero ese buen rollo, esa
diversión, en definitiva esa fiesta, vale la pena. Y si las dos
últimas canciones que suenan en el Calella
Rockfest 2015 son la bellísima I
don't love you anymore y la
electrizante Sex
party significa
que la vuelta a casa se realiza con una satisfacción enorme. La vida
puede dar muchas vueltas, pero Quireboys
siempre estarán ahí para alegrárnosla.
El festival ya
terminó, pero esta vez estamos seguros de una cosa, y es que en 2016
volverá a haber una nueva edición, con nuevos nombres para darle
lustre. Perfecto.
Mr. Wolf
Más info en el
Facebook del festival
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