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lunes, 12 de octubre de 2015

CALELLA ROCKFEST 2015. FÀBRICA LLOBET (CALELLA). 10,11/10/15

Tercera edición de este interesante festival de Calella. Estuvimos en la primera, que nos dejó un gran sabor de boca, pese a las dudas de continuidad creadas debido al escaso público asistente. Dudas que se acrecentaron en la segunda edición, ante un cartel que, pese a Y & T y Bernie Marsden, no acabó de convencer. Ahora hemos vuelto a asistir con un magnífico cartel y con una afluencia de público que hace pensar que, este tercer año, puede haber sido el de la consolidación del festival. Eso deseamos.

Viernes 10. La jornada se abría con la actuación de los británicos Albany Down, practicantes de un Hard Rock Blues clásico. Pusieron ganas y hubo lucimiento especial para su guitarrista en unas canciones más que correctas. Lástima de su imagen, bastante anodina. Un grupo cumplidor para dar inicio al festival y calentar motores.
Los siguientes en pisar el escenario fueron House Of X. Veteranos de la escena londinense y ex de grupos reconocidos, especialmente de los maravillosos UFO. Al frente, un tipo como Danny Peyronel, un tipo que también ha colaborado con nuestro Salvador Domínguez en aquel proyecto llamado Tarzen, mediados los 80. Actualmente ha dejado los teclados para dedicarse a cantar, con unas limitaciones evidentes que suple con una gran simpatía. Sus temas propios sonaron bien, pero cuando tocaron los de UFO, ay amigo, eso son palabras mayores: Let it roll, Shoot shoot, Mother Mary, Lights out, Rock bottom o el final con Doctor doctor. Todos temas imbatibles perfectamente llevados al directo por unos músicos dignos, que no se convierten en ningún momento en una banda tributo. Se ganaron a la gente.
Para seguir, Dan Baird & Homemade Sin. Ya hemos hablado más de una vez de ellos. Rock'n'Roll festivo interpretado con pasión y ganas de pasarlo bien. Mucho tema nuevo de su reciente trabajo, Get loud!, como el que le da título o el divertido Don't be wastin' my time. Y por supuesto, esos temas que levantan a un muerto, como I love you period o un atómico Railroad steel, mezclado con el It's only Rock'n'Roll, de quien todos sabemos. Como siempre, Dan bromeando y dejándose la piel, Warner E. Hodges brillantísimo con la guitarra, Mauro Magellan machacando sin piedad los parches, y Micke Nilsson cumpliendo perfectamente con la papeleta de sustituir a Keith Christopher al bajo, quien parece ser que ya no volverá a la banda por sus problemas de salud. En definitiva, hay que decirlo aunque fuera previsible, apabullantes.
El final de la jornada correspondía a Junkyard, una de las bandas más especiales (probablemente junto a Rock City Angels) surgidas de la etapa Sleazy de los 80 en Los Angeles. Les tocaba la difícil papeleta de cerrar la primera noche. Difícil por el escaso público que ya quedaba en el recinto y por la exhibición anterior de los de Dan Baird. Pero nada de eso les amilanó, y en mi opinión, ofrecieron la mejor actuación del fin de semana. Y la más salvaje también. Impagable ver la sensación de pánico entre los de seguridad cuando David Roach volvió locas a las primeras filas en el bis. O cuando dijo que no le gustaba la zona vallada para fotógrafos, que quería estar cerca de su gente. Gran actitud Punk la del señor Roach. La banda salió como un cohete escupiendo uno tras otro todos esos grandes temas: Shot in the dark, Blooze, Misery loves company, Simple man, o la versión final en el bis que antes comentábamos, de Nice boys (don't play Rock'n'Roll), de mis queridos Rose Tattoo. Antológico cierre de la primera jornada, con una actuación que nos tumbó desde la primera a la última nota.
Cansados pero felices, tocaba descanso, que al día siguiente seguía el festival.

Sábado 11. Llegamos a la Fàbrica Llobet con la actuación ya empezada de La Banda del Yuyu, que resultó ser toda una sorpresa para los que no les conocíamos. Rock'n'Roll clásico, sureño, cantado en catalán. Hecho extraño si tenemos en cuenta que bajo aquella famosa etiqueta de Rock català la mayor parte de grupos eran medianías alejadas del Rock que si hubieran cantado en otro idioma habrían sido olvidados mucho tiempo atrás. Pero este grupo era otra cosa y sonaba realmente bien. Buen inicio para la segunda jornada.
El siguiente turno era para el guitarrista norteamericano Jared James Nichols. Blues Rock de alto voltaje en formato power trio. Muy jóvenes los tres, por cierto. Sudor y entrega desde el primer tema y brillantez a la guitarra. Y si encima se lucen con versiones como Rock'n'Roll hoochie koo, de Rick Derringer, o de Mississippi Queen , de Mountain, el triunfo queda asegurado, como se vio por la reacción de la gente. Un músico a seguir, sin ninguna duda.
A continuación, nada más y nada menos que el señor Glenn Hughes, uno de los músicos de su generación que más respeto me merece y que mejor lleva su carrera a estas alturas. Parece ser que era la actuación más esperada del festival, siendo la más larga y viendo el llenazo que consiguió, algo que no ocurrió en ninguna otra. En esta ocasión, también venía en formato de trío, y además, con un guitarrista muy destacable, como es Doug Aldrich, lugarteniente de David Coverdale estos últimos años en Whitesnake. El historial de Glenn Hughes tira de espaldas, con multitud de proyectos: Trapeze, Deep Purple, Black Sabbath, Hughes-Thrall, Black Country Communion..., y en sus directos, muchos de ellos tienen cabida, además de su carrera en solitario. Así, sonaron temas como First step of love, Black country, Soul mover, esa maravilla llamada Mistreated, y un Burn final que lamentablemente se vio afectado por un sonido horrible, único punto negro de su actuación junto al aburrido solo de batería. Por lo demás, espléndido. Por cierto, nos emplazó para una gira el año próximo.
Y llegamos al final con los Quireboys, grupo ideal para cerrar el festival. Y es que no se me ocurre mejor manera que vibrando con todos esos himnos rockeros que nos ofrecen Spike y los suyos cada vez que se acercan por aquí. Misled, Hey you, Roses & rings, There she goes again, son temas que he oído cientos de veces y que probablemente siempre han tocado cuando los he visto en directo. Pero ese buen rollo, esa diversión, en definitiva esa fiesta, vale la pena. Y si las dos últimas canciones que suenan en el Calella Rockfest 2015 son la bellísima I don't love you anymore y la electrizante Sex party significa que la vuelta a casa se realiza con una satisfacción enorme. La vida puede dar muchas vueltas, pero Quireboys siempre estarán ahí para alegrárnosla.

El festival ya terminó, pero esta vez estamos seguros de una cosa, y es que en 2016 volverá a haber una nueva edición, con nuevos nombres para darle lustre. Perfecto.

Mr. Wolf




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