Triple cartel que veinticinco años atrás habría llenado estadios. Tres bandas que han vendido millones de discos. Tres bandas que, no nos engañemos, sus tiempos de gloria quedan ya un poco lejanos. Pero, ciertamente, supone un gustazo verlos aún sobre el escenario.
Tras haber cambiado el lugar del concierto, de Badalona al Poble Espanyol, a nuestra llegada la primera en la frente, al encontrarnos una cola que llegaba más allá de la avenida Maria Cristina. Tocó tener paciencia, y para más de uno, lo que tocó fue perderse un rato de concierto.
Para empezar, Europe tomaron el escenario durante una hora, y demostraron estar en buena forma, principalmente su cantante Joey Tempest. Con buena voz, activo e intenso, fue quien atrajo la atención, pese al hándicap que supone salir aún de día. Arrancaron con Riches to rags, y con éste y otros temas como Rock the night me convencieron plenamente, pese a no ser un gran seguidor del grupo. Eso sí, el final con su celebérrimo The final countdown me cargó bastante, pese a la locura que generó entre el público. Como momento mágico, la imagen de tipos curtidos con camisetas de Kreator o Judas Priest coreando con toda su alma el estribillo de Carrie. Inolvidable.
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Los siguientes en aparecer eran Whitesnake. ¿Qué os puedo decir? Desde que era un crío, mi cantante favorito siempre ha sido David Coverdale. Y sí, lógicamente está mayor, y además parece ser que la primera etapa de su banda no le interesa demasiado, pese a que muchos la consideramos la mejor, pero ver a este hombre girando en 2013 es para sentirse feliz. Tras su clásica frase It's a song for ya!!, comienzo como un tiro con Give me all your love y Ready an' willing. Luego, temas nuevos de Forevermore, como el que le da título o Love will set you free, junto a antiguos como los fantásticos Fool for your loving, Here I go again o Still of the night, que cerraron el set. David moviéndose habitualmente por la pasarela central del escenario, con un bonito recuerdo al citar a sus compañeros caídos: Mel Galley, Cozy Powell y Jon Lord. Y la banda, perfecta con el guitarrista Doug Aldrich a la cabeza, que se ha convertido en mano derecha del jefe en estos momentos. Lástima que su solo junto a Reb Beach a cuatro manos fuera tan pesado, igual que el del bestia de Tommy Aldridge a la batería, pero con estos grupos ya se sabe que esto siempre ocurre. Pese a ello, gran concierto de Coverdale y los suyos, que literalmente pusieron patas arriba la plaza del Poble Espanyol.
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Para cerrar la velada, Def Leppard muchos años después de su última visita. La banda británica aparecía en escena cerca de las 11 de la noche. Y es que el tema de los horarios en este país es incomprensible. Encima, resulta que en Barcelona todo iba media hora más tarde que en el resto de las ciudades españolas incluidas en la gira. ¿Alguna razón lógica? Debe ser que aquí no madrugamos.
Es cierto que la banda de Sheffield tiene un poker inicial de álbumes imbatible, así como también es cierto que desde Hysteria el nivel nunca ha sido igualado. Quizá la inspiración se la llevó Steve Clark a la tumba en 1991. Eso sí, en directo tienen un repertorio impresionante. Tras arrancar al son del Won't get fooled again de los Who que sonaba por megafonía (y que acabaron ellos mismos a partir del grito mágico de esa canción), lo que vivimos fue un sueño de casi dos horas. Let's get rocked, Mirror mirror (look into my eyes), Women, Foolin', Love bites, Wasted, Hysteria, Animal, Poor some sugar on me, Rock of ages o Photograph. Juzgad vosotros mismos. Nunca había podido ver a esta banda, y lo que recibí fue exactamente lo que quería. Joe Elliott como maestro de ceremonias; gran trabajo de las guitarras a cargo de Phil Collen (como siempre luciendo torso) y Vivian Campbell (con el pelo cortísimo); el trabajo en la sombra del siempre joven Rick Savage al bajo, y Rick Allen, el increíble batería de un solo brazo. Hubo también recuerdo para Steve Clark y un buen puñado de imágenes antiguas en la pantalla. Impagable, que gran noche. Ahora a esperar que no tarden tanto tiempo en volver, como dijeron ellos mismos.
Podríamos pensar en el precio excesivo de la entrada, en las pocas horas de descanso nocturno o en las largas colas, pero después del concierto no se escuchaba ni una sola queja. Por algo será.
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Mr. Wolf
Madre mía, me quité del hair metal hace tiempo, pero creo que hubiese disfrutado como un enano.
ResponderEliminarMr. Wolf disfrutó como un enano y yo todavía me estoy arrepintiendo de no habérmelo podido montar. Un saludo Alf.
ResponderEliminarMr. Sheep