Todo el papel vendido para ver en su primera visita a Barcelona a una de las figuras más importantes de la música actual. Pese a su juventud, Marcus King ya lleva años brillando con luz propia y con un más que interesante bagaje discográfico a sus espaldas. Cuenta ya con seis discos, el último de ellos el polémico Mood swings, del que he oído opiniones para todos los gustos, la mayoría de ellas negativas. Que cada uno lo escuche y saque sus propias conclusiones.
Como decíamos antes las entradas estaban agotadas, hecho meritorio si tenemos en cuenta que en la misma noche actuaba también St. Vincent en Razzmatazz, y aunque musicalmente no tengan nada que ver, los parroquianos habituales seguro que habríamos acudido a la sala del Poblenou de no ser porque nuestro interés se encontraba en Apolo. También es cierto que entre el público había mucho guiri, que había venido para la ocasión o que estaba de paso.
Marcus y su pletórica banda aparecieron puntuales para ofrecernos una exhibición de hora tres cuartos aproximadamente, que no duró más imagino que por imperativo de la sala. Lo de siempre, nos escamotean tiempo de concierto pero el precio de la entrada es el mismo. Si a eso le unimos el cachondeo de la semana, con la promesa de una actuación acústica previa al concierto para después desdecirse, pues cabrea bastante, la verdad. Maltrato al aficionado, una vez más.
A lo que íbamos, con introducción de Ennio Morricone salían los músicos para acometer un concierto de Rock sureño con aire Soul, incluso jazzístico en ocasiones. Unas cuantas canciones de Mood swings (que en directo sonaron muy bien, la verdad), como This far gone. Y temas del resto de su discografía, como el bello Beautiful stranger, 8 A.M., Wildflowers & wine o ese fantástico Goodbye Carolina, que remató el breve set acústico que hubo en mitad del concierto. Como era de esperar hubo versiones, con Workin' man Blues, de Merle Haggard, y sobre todo ese espectacular final con el Ramblin' man, de los Allman Brothers. Inmejorable.
La banda sonó como un tiro, y si ya sabíamos de la potente voz y de la pericia de Marcus a las seis cuerdas también pudimos comprobar que el otro guitarrista, Drew Smithers, no lo hace nada mal tampoco, dejándole su jefe muchos momentos de lucimiento y entablando entre los dos auténticas orgías guitarreras.
Espléndidos músicos, grandes canciones... Sin ninguna duda uno de los conciertos de este año que enfila su recta final.
Mr. Wolf
Más info en la web de Marcus King
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