Después de dos años de suspensión, parecía que no iba a llegar el momento de volver al Azkena. Nuestro festival favorito ha aguantado este largo tiempo de incertidumbre y nos ha devuelto la mejor música, y esos momentos únicos de amistad y camaradería. Un cartel equilibrado, al que quizás le faltaba algún reclamo grande como cabeza de cartel, pero que ha quedado bastante apañado y disfrutable. Esta edición ha sido también la que ha contado con más talento femenino, en una decisión muy acertada, aunque el talento no entiende de sexos hay que visibilizar más el trabajo de las mujeres en el mundo musical.
El Jueves entramos al recinto de Mendizabala con los guitarrazos de Dirty Honey de fondo. Una joven y buena banda que bebe de los primeros Aerosmith y que todavía debe encontrar su propio camino, pero que tiene todo el futuro por delante. Tocaron temas como Gypsy, Tied down, Down the road, California dreamin´ y una sorprendente versión del Let´s go crazy de Prince.
A Morgan Wade le tocó sufrir el escenario que estaba al Sol, y su suave propuesta acabó sofocada por el intenso calor. Tiene algunas buenas canciones, una voz personal y una banda tan sosa como solvente, pero le faltan tablas y un repertorio un poco más variado. Me quedo con su versión de Suspicious minds y temas como Don´t cry y Wilder days.
Hiss Golden Messenger ofrecieron uno de los mejores conciertos del festival. M.C. Taylor saltó al escenario relajado, sonriente y con muchas ganas de pasarlo bien en compañía de su renovada banda. El concierto transitó más por el camino de unos Grateful Dead o Allman Brothers Band que por el de una banda más directa que quisiera hacer un greatest hits live. La música fluyó de un modo natural, sin estridencias, con un teclista y un guitarrista excepcionales. En el repertorio me faltaron muchos de mis temas preferidos, pero solo con escuchar Biloxi, con ese poderío y ese groove me doy por satisfecho.
Morgan volvían al festival después del buen sabor de boca que dejaron hace tres años, ya definitivamente asentados como una de las bandas más importantes a nivel nacional. Han cambiado de bajista y les acompaña un solvente multiinstrumentista, pero su propuesta no ha cambiado demasiado, es cierto que se han arriesgado un poco con su último disco, pero en directo siguen ofreciendo su faceta más emocional. Nina está muy a gusto y eso se nota, incluso se atrevió a salir del parapeto de su teclado para cantar algunos temas en el centro del escenario. Hopeless prayer, River, Goodbye, Sargento de hierro, una gran versión del Bad little doggie de Gov´t Mule, una preciosa Home y un bonito final con Marry you destacaron entre su repertorio.
Del concierto de The Offspring no tengo mucho que decir, nunca me han hecho gracia. Por lo que pude ver ofrecieron justo lo que el público quería, un concierto de grandes éxitos como Come out and play, Pretty fly (for a white guy) o Self steem con buen sonido y mucha aceptación.
Uno de los atractivos del festival es esa carpa mágica donde las propuestas más garageras encandilan al personal. El Jueves pude ver un ratito a toda una leyenda en el Trashville, Micky y los colosos del ritmo. Buena actitud y mucha presencia escénica de un veterano que disfruta tocando Rock n´ Roll, lástima de la poca visibilidad en la carpa, no hubiera costado nada levantar un poco el escenario.
Fu Manchu dieron un concierto potente y monolítico. Doom y pinceladas Stoner, con muy buen sonido y mucha aceptación entre el público. Hell on wheels, Evil eye, una gran versión de Godzilla de Blue Öyster Cult o Mongoose hicieron disfrutar al personal y nos dejaron muy cansados, así que optamos por saltarnos a los insufribles Toy Dolls y nos fuimos a dormir.
La jornada del Viernes comenzó con un sol de justicia y casi 40º, por lo que los que aguantaron delante del escenario de la Virgen Blanca pueden ser considerados como héroes. Alexis Evans interpretó su pulcro repertorio Rockabilly con aires Soul, y sonó muy bien, pero ante el terrible calor y un sol de justicia se hace difícil hacer cualquier tipo de valoración.
Surfbort nos recibieron con su Punk inofensivo y ramplón, eso sí, estuvieron simpáticos y comunicativos con el público, pero no son para mí.
Se nos presentaba una difícil dicotomía, ir a ver a una leyenda, guitarrista y compositor de una de nuestras bandas favoritas, o ir a ver a una debutante en nuestros escenarios con un gran disco bajo el brazo. Decidimos optar por la segunda opción, y después de ver su concierto creo que acertamos plenamente. Adia Victoria nos regaló un gran concierto, y demostró que tiene carisma y personalidad, además acompañada de una banda muy solvente en la que destacó especialmente el guitarrista Mason Hickman. Lo suyo es Blues, es Rock, es Pop, con una gran personalidad y una puesta en escena muy teatral y expresiva. Comenzó con Far from Dixie y Magnolia blues, continuó con Head rot, My oh my, Whole world knows, Troubled mind, Different kind of love, y siguió con una versión de You was born to die de Blind Willie McTell y otra de Parchman farm de Mose Allison. Con todo el público rendido a su talento acabó a lo grande con Take it easy, Dead eyes y ese temazo llamado Ain´t killed me yet. Uno de los mejores conciertos del festival y la sensación de que esta mujer puede llegar muy lejos.
Lo poco que pude ver de Jerry Cantrell sonó muy bien, buena banda, vocalista solvente, sólo pude escuchar Would?, y Rooster, y me pareció terriblemente injusto que un artista de su calibre no pueda con la sombra alargada de su pasado.
Tenía muchas ganas de volver a ver a Drive by Truckers. Es una banda que me encanta y en la que conviven diferentes compositores, en el pasado Jason Isbell, en la actualidad Mike Cooley y Patterson Hood. Después de una época un poco confusa en la que sus discos habían bajado un poco el nivel, han vuelto a enlazar buenos trabajos discográficos, que defienden en directo con algunas incursiones en su glorioso pasado. Además, teniendo en cuenta que tocaban en un festival a plena tarde y con el sol de cara, otra vez, como en 2005; me pareció bien que buscasen un repertorio rockero y directo, creo que el repertorio sería diferente si pudiéramos verlos en una sala con su propio show. Lo peor de su concierto fue que los primeros 20 o 25 minutos sonaron mal, embarullados y con un sonido muy bajo, hasta que de repente se quedaron totalmente sin sonido y fue a partir de que se lo arreglaran cuando pudimos disfrutar de verdad, con el sonido que ellos y nosotros merecíamos. De su repertorio más clásico tocaron Self destructive zones, 3 Dimes down, Dead, drunk and naked, Let there be rock, Marry me o Angels and fuselage. Los temas de su último disco Welcome to club XIII encajaron bien en el repertorio y nos dan esperanzas de cara al futuro de la banda.
Soy un fan incondicional de los Afghan Whigs, y de todo lo que hace Greg Dulli, así que me hizo mucha ilusión verles en el escenario principal en horario de cabezas de cartel. Pude colocarme en las primeras filas, y allí, rodeado de gente que se conocía los temas tanto como yo, disfruté como un crío. Acompañado por John Curley al bajo, todo presencia, y con la incorporación del gran Christopher Thorn, el que fuera guitarrista de Blind Melon, Dulli se mostró en modo jefazo, controlando a la banda con la mirada y ofreciendo un concierto que fue todo un muro de sonido, la intensidad estuvo altísima todo el rato, quizás solo se calmó un poco cuando tocaron Algiers. En el escenario principal tenían la imagen de Mark Lanegan a su izquierda, y parecía que les estaba vigilando en todo momento, por supuesto se acordaron de su amigo y le rindieron homenaje tocando Metamphetamine blues. Matamoros, Demon in profile, Oriole, My enemy, Debonair, un repertorio poderoso con incursiones en su próximo disco, que se publica en Septiembre, How do you burn?, como I,ll make you see God. Uno de los grandes conciertos del festival que nos dejó con muchas ganas de verles en una sala, esperemos poder hacerlo en Noviembre.
No pudimos entrar al Trashville para ver a La Perra Blanco, estaba todo abarrotado, pero me contaron que estuvo espectacular, nos desquitaremos en el Sintonizza de Santa Coloma de Gramenet.
Social Distortion saltaron al escenario principal con esa actitud chulesca que Mike Ness y los suyos llevan por bandera. Sonaron muy bien y nos descargaron casi todos sus clásicos en un concierto sólido como una roca. Bye bye baby, Sick boys, Prison bound, Don´t drag me down, Dear lover, Story of my life, un repertorio matador con versiones como Wicked game de Chris Isaak o el Ring of fire de Johnny Cash que utilizaron para acabar.
A estas alturas de la noche estábamos bastante cansados, pero no podíamos irnos sin ver el concierto de los incombustibles Ilegales. La banda está en muy buena forma y por Jorge parece que no pasen los años. El repertorio incluyó todos sus clásicos, jugando con la incorrección de lo políticamente correcto, como siempre. El único punto negativo estuvo en el sonido, que estuvo un poco bajo. Que placer poder verles en 2022.
El Sábado entramos al recinto a tiempo para ver a Dewolff, los holandeses siempre ofrecen buenos shows con ese retro Rock setentero resultón y con una simpatía desbordante, se enfrentaron al sol y al calor con buenas canciones y siempre buscando la interacción con el público. Live like you, Sugar Moon, Made it to 27, Tired of loving you, Treasure city moonchild y el final con Deceit & Woo y las bromas sobre los solos de batería. Buena forma de empezar la jornada.
Israel Nash volvía al festival unos años después de su primera visita, en esta ocasión en el escenario principal, y con un estatus diferente, su reputación, su carrera, y sus discos han alcanzado un punto de madurez que lo sitúan como un artista referencial en la escena del Rock americano. Su concierto fluyó con naturalidad, sin poses forzadas, un poco como en el concierto de Hiss Golden Messenger. Su mezcla de americana con sus devaneos psicodélicos es única y su concierto estuvo a la altura de lo esperado. Sonaron temas antiguos como Goodbye ghost o Baltimore, otros más nuevos como Dividing lines o Down in the country, y acabaron a lo grande con Rain plans.
Escuchar en 2022 a Emmylou Harris es como escuchar la voz de un ángel, su voz suena tan bien como hace 50 años y nos ofreció un concierto precioso. Para los más fiesteros demasiado Country y suave, pero para la gente con sensibilidad un auténtico regalo. Acompañada de una banda solvente repasó su pasado al lado de Gram Parsons con Ooh Las Vegas, The Flying Burrito Brothers con Wheels o Mark Knopfler con All the roadrunning en un concierto para recordar.
Patti Smith venía como gran cabeza de cartel de esta edición, y como ya hace unos años de la última vez que la vi, no las tenía todas conmigo sobre como iba a estar de forma. Las dudas se disiparon rápido, su presencia escénica sigue siendo magnética, su banda es magnífica con su hijo Jackson y Lenny Kaye comandando la nave, y el repertorio matador. Redondo beach, Grateful, The Wicked Messenger y una sublime One too many mornings de Dylan, Dancing barefoot, le dedicó a Allen Ginsberg su poema Footnote to howl, Don´t say nothing, Free money, Beneath the Southern cross, Helter skelter e I wanna be your dog para el lucimiento de la banda, Nine dedicada a Jack Sparrow/Johnny Depp y una parte final de infarto con la emoción a flor de piel, Because the night, Pissing in a river, un Gloria coreado por todo el público y el mejor de los finales con People have the power con Emmylou Harris en los coros y la sensación de haber asistido a uno de los grandes conciertos de la historia del festival.
Black Mountain volvieron a defraudarme en Azkena, me gustan sus discos, pero en directo son mortalmente aburridos y un sonido aberrante y excesivamente alto acabó echándome de allí.
Casi no pude ver a Robyn Hitchcock, pero por lo poco que pude disfrutar debió de estar muy bien, hasta Lenny Kaye se subió al escenario con él.
Suzi Quatro ocupó todo el escenario principal con su gran grupo, sus coristas y su sección de vientos, pero no consiguió hacerme entrar en su nostálgica propuesta.
Con cierto escepticismo me enfrentaba al concierto de Daniel Romano´s Outfit. El canadiense es tan ecléctico que puede hacer conciertos diametralmente opuestos, sonar Country, sonar a Dylan o sonar como una banda de Power Pop, y en esta última faceta es como lo disfrutamos en Azkena. Pero no estaba preparado para el vendaval que nos iba a ofrecer Daniel, el concierto fue un auténtico Tour de force en el que una banda engrasadísima enlazaba los temas sin descanso, a la manera ramoniana, sin darnos un respiro y tocándolos a una velocidad endiablada. Actitud y ganas de atraparte en su propuesta, así nos rindió una banda que estuvo colosal en uno de los highlights del festival. No sé que decir del repertorio, todo fue tan uniforme que no resaltaría nada por encima, quizás si acaso esa mezcla espectacular de Strange faces con el Loving cup stoniano. Mención especial para una Julianna Riolino que estuvo espectacular a la voz, con la guitarra y con sus contagiosos bailes.
Me supo mal perderme los primeros minutos de Michael Monroe, pero el espectáculo de Daniel Romano me atrapó hasta el final. Aún así, pude disfrutar de casi todo el concierto del finlandés, y volver a constatar que es un frontman increíble y que lleva una pedazo de banda a la altura de su leyenda, liderada por los incombustibles Sami Yaffa al bajo y Steve Conte a la guitarra. El repertorio fue una exaltación del Rock n´ Roll, One man gang, Last train to Tokio, Nothin´s allright y Hammersmith palais de Demolition 23, Murder the summer of love, Trick of the wrist, Soul surrender, Man with no eyes, Ballad of the Lower east side, Not fakin´it, Dead, jail or Rock n´ Roll, la versión de Up around the bend de la Creedence y tres temas de Hanoi Rocks, Motorvatin´, Malibu beach nihgtmare y Oriental beat. La mejor manera posible de cerrar una gran edición del Azkena.
En esta edición han mejorado mucho ciertos aspectos del festival, como accesos, servicios, lavabos, pero otros aspectos no me han gustado tanto, el aumento de precios en las barras, y el sistema de pago con pulsera que ha sido confuso y turbio, con muchos problemas para poder recuperar el dinero metido en las pulseras, y muchas quejas de la gente que se había sentido estafada. A mí mismo me dijeron cuando fui a las casetas para que me devolvieran el dinero sobrante, que una parte la tenía que pedir por internet a través de la plataforma Howler, y después de hacer la petición me la denegaron aduciendo que cuando se cargaba la tarjeta parte del dinero eran "créditos virtuales", ¿ Dónde coño ponía eso?. Yo no he visto ninguna alusión a esos supuestos créditos virtuales antes de hacer mi reclamación. En fin una pena tener que resignarme a perder mi dinero. Espero que el Azkena no vuelva a trabajar con los estafadores de Howler.
Mr. Sheep
Más info en la web del festival
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