Ponerle el nombre de Hollis
Brown a una banda ya supone toda una declaración de
intenciones. Que usen un título de Bob Dylan
ya nos indica por donde va la música de estos neoyorkinos. Pero no
sólo viven del maestro de Duluth,
ya que en sus canciones encontramos también aromas que
recuerdan a los Jayhawks, por ejemplo. Y
encima, su segundo disco era una relectura del Loaded, de la
Velvet Underground.
Ahí es nada, el álbum que contiene clásicos imperecederos como
Sweet Jane, Rock'n'Roll o ese mágico Oh! sweet
nuthin'.
¿La verdad? Me encantó el directo del
cantante Mike
Montali y los suyos, si bien es cierto que se
encontraban demasiado apretados en el escenario y que el carisma
escénico no es el fuerte de alguno de los músicos. Pero la noche
tuvo clase, fuerza, intensidad y ganas, aparte de una excelente
colección de temas, como ese soberbio Wait for me Virginia;
ese Train round the bend de la Velvet;
ese trepidante Ride on the train o ese gran bis compuesto por
John Wayne y Sweet Jane, éste último con unos cuantos
espectadores sobre las tablas, a los que la banda hizo subir
para los coros, en un momento para el recuerdo. Por cierto, un bis de
los de verdad, reclamado encarecidamente por los asistentes,
como debe ser.
Con su pinta de intelectual despistado,
Montali me
ganó completamente, tanto en escena, mientras prometía un próximo
retorno, como fuera de ella, donde se mostró de lo más
amable con todo aquel que se le acercara. También el guitarrista Jonathan
Bonilla tuvo sus buenos momentos, así como Adam
Bock y sus teclados omnipresentes, que sonaron de maravilla.
Con tres discos ya, contando el Loaded,
los amantes del buen Rock'n'Roll americano esperamos muchas
alegrías con esta banda, que si en estudio ya sabíamos lo bien que
sonaba, en directo nos dejó a todos más que felices. Atentos a
ellos.
No podemos olvidar que al mismo tiempo
que nosotros vivíamos una fantástica noche de música con Hollis
Brown, en París otras personas vivían un drama cuando
sólo querían disfrutar de un concierto de nuestros queridos Eagles
of Death Metal. Afortunadamente, Jesse
Hughes y los suyos se encuentran bien,
pero desde aquí debemos recordar tanto a los supervivientes como a
los que no tuvieron esa suerte. Puto fanatismo.
Mr. Wolf
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