De manera íntima, solo en el escenario
y en acústico. Así hemos tenido oportunidad de ver a Rich
Robinson en esta gira. Mientras Rick
Astley agotaba entradas en la sala grande de Apolo
(para gustos...), en la pequeña unos cuantos afortunados teníamos
ante nosotros, y en las distancias cortas, a un músico de verdad; el
alma, junto a su hermano Chris, de los
Black Crowes. Garantía de calidad.
Estando él solo a la voz y guitarra,
el concierto corría peligro de convertirse en monótono o aburrido.
Tampoco su discografía en solitario, pese a ser destacable, no
alcanza el nivel conseguido con la banda de su vida. Pero la verdad
es que la noche pasó en un suspiro y no creo que nadie saliera
decepcionado de la sala. La relectura acústica de sus
canciones resultó sobresaliente, y Rich,
mostrándose comedido y poco locuaz, tampoco es un personaje huraño
como Bob Dylan o Van
Morrison, que apenas miran a su público.
Hubo alguna broma por su parte, y al marcharse del escenario nos
emplazó para una futura gira el año próximo.
Evidentemente, hizo un repaso a su
trabajo en solitario, con Down the road, I have a feeling,
It's not easy, Bye bye baby, Lost and found
(que mencionó como una de sus favoritas) o Trial and
faith, entre otras. Tampoco podía faltar algún recuerdo a los
Crowes, como esa preciosidad llamada Oh
Josephine. Y tratándose del señor Robinson,
gran aficionado a la música que tanto nos gusta, todos esperábamos
alguna versión. Y las hubo, claro, empezando por Dylan
y When I paint my masterpiece, enlazada con Girl
from the north country. O el Glad and sorry de los Faces.
O el guiño a Zeppelin con Blackwater
side. Como siempre, derrochando clase en cada nota.
Un placer haber podido disfrutar de
esta gira de un músico excepcional. Sin banda pero llenando
por sí solo el escenario.
Mr. Wolf
Más info en la web del músico
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