Fue como un huracán, un ciclón arrasó el pasado Sábado el
escenario de la sala Apolo de Barcelona. Greg Dulli volvía a los escenarios con
la nueva y sorprendente reencarnación de su grupo madre, The Afghan Whigs; y
la verdad es que Dulli nunca defrauda en vivo, pero es que está en estado de
gracia, defiende con orgullo el legado de una banda imprescindible para
entender el Rock actual, y además lo hace mostrando unos temas nuevos, los de
su último disco Do to the beast, que pueden mirar de igual a igual a los temas
de su gran trilogía con los Afghan Whigs, Gentlemen, Black love y 1965.
El
repertorio vertebrado en torno a los temas de su último disco incluyó sus
mejores temas antiguos, alguna versión, y algunos guiños a su música favorita.
Sabe combinar con maestría el Rock más intenso, en ocasiones suena tan abrasivo
como los Bad Seeds, con el Soul; su garganta está en una forma excelente y su
manejo del tempo y del escenario le convierten en un frontman único. Le he
visto otras veces en directo y en cuanto a intensidad y entrega me recordó al
concierto que ofreció en Razzmatazz 3 al frente de The Twillight singers. El
sonido fue perfecto y la banda sonó compacta y llena de matices, John Curley
estuvo perfecto con su bajo, el multiinstrumentista Rick Nelson brilló tanto
con los teclados como con el chelo y el violín, y el trabajo de las tres
guitarras sonó a gloria, bravo por David Catching.
El repertorio con el que nos hicieron disfrutar durante una
hora y tres cuartos de entrega total comenzó con la fuerza de Parked outside,
seguida de una acelerada Matamoros, el primer viaje al pasado llegó con
Fountain and Fairfax, después The lottery y una relectura del tema de Andrew Lloyd Webber Heaven on their minds, Somethin’ hot, Step into the light, Turn on
the water y la versión del tema Coffee de Sylvan Esso nos calentaron para un
momento álgido de la noche con la inmortal Debonair, seguida de un tema enorme
de su último disco, Algiers; siguieron con Royal cream para a continuación
ensamblar I am fire con el Tusk de Fleetwood Mac, Gentlemen precedió a una
bella versión de Morning theft de Jeff Buckley; las nuevas It kills y Can Rova
nos llevaron hasta John the baptist y la punki My enemy; prosiguieron con Son
of the South, jugueteando con el Roadhouse blues de The Doors, después también
jugaron con Lost in the Woods, salpicándolo con el Getting better de The
Beatles. Para los bises Summer’s Kiss, el tema de The Twillight singers Teenage
wristband y la apoteosis final en un crescendo mágico con la versión de Across
110th Street de Bobby Womack mezclada con Faded.
Extraordinario concierto, demostración de talento, tablas,
comunión con el público y un buen gusto insuperable con las versiones, en fin,
que quizás me precipito, pero es posible que haya visto el mejor concierto de
2015, ¡¡¡en Febrero!!!.
Mr. Sheep
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