A The Cult ya se les puede considerar una de las mejores bandas aparecidas en las tres últimas décadas. Poseen una discografía impecable, y como muestra su reciente Choice of weapon, un gran disco. ¿Y en directo? Capaces de lo mejor y lo peor, especialmente por parte de Ian Astbury, que depende de como tenga la noche puede ofrecer un directo matador...o no. En 2006, y en la misma sala, lo vimos arrasador junto a Riders On The Storm en aquel bonito homenaje a The Doors. Mes y medio más tarde, con The Cult, actuación espectacular de nuevo. En cambio, el año pasado en Azkena ofreció un extraño concierto con una actitud más que censurable. O aquel lejano concierto en Zeleste con su banda Holy Barbarians, en una noche vergonzosa por parte del cantante. Por su parte, Billy Duffy nunca falla. Un profesional que tiene claro que debe darle al público lo mejor. En esta ocasión, más de lo mismo. Un Astbury irregular (aunque ni una cuarta parte de lo visto en Vitoria un año atrás), abrigado hasta las cejas (definitivamente este tío está chalado) y en ocasiones más pendiente de jugar con su pandereta. Un Duffy enchufado, cabreándose con los técnicos por el mal sonido y obsequiándonos una vez más con la icónica imagen portada de Sonic temple, con el puño levantado. El resto de la banda, impecable. John Tempesta y Chris Wyse ya llevan años formando la base rítmica, y con el segundo guitarra el directo gana enteros.
Un inicio con Lil' Devil, seguido de uno de los mejores temas del nuevo disco, Honey from a knife ya deja las cosas claras y muestra lo que será la noche. Clásicos junto a temas nuevos que encajan perfectamente: Rain, Fire woman, Lucifer, Phoenix, Embers (¡qué bien suenan las guitarras en esta canción!), Nirvana, The wolf, Wild flower, Rise, For the animals y She sells sanctuary. En el bis, Life>Death, Spiritwalker y el inmortal Love removal machine. Un repertorio espectacular para dejar al personal sin aliento. Razzmatazz lleno (con más de un niño junto a sus padres) y la gente feliz. Incluso con Gun, los teloneros. Un grupo que no me gustaba en 1990 cuando vinieron con los Stones, y que siguen sin gustarme en 2012. Aunque, por lo visto en la sala, muchos tenían una opinión diferente. Para gustos...
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