El concierto del pasado Martes fue de los históricos de verdad, John Fogerty es uno de los interpretes y compositores más importantes de la historia del rock; los discos que grabó con la Creedence clearwater revival son perfectos en la fusión de melodías y rock con una naturalidad que te hacía pasar de temas country a blues sin apenas darte cuenta; y con casi cuarenta años de retraso John Fogerty debutó en directo en Barcelona, con más de sesenta años pero con la energía de un veinteañero en un concierto vigoroso y efectivo donde se escucharon muchos de los clásicos de la Creedence mezclados con temas de su carrera en solitario. Estuvo arropado por una banda de seis músicos que tocaban guitarras, bajo, batería, teclados y violín, en la que destacó la sólida presencia de Kenny Aronoff tras los parches. Casi dos horas de potencia rockera que sorprendieron a los que esperábamos el sonido más simple y directo de sus tiempos con la Creedence, pero que le mostraron muy sólido en su función de líder absoluto de la banda.
El repertorio de ensueño: Up around the bend, Green river, Sweet hitc-hiker, Who'll stop the rain, Lookin' out my backdoor, Run through the jungle, Born on the Bayou, Big train from Memphis, Don't you wish it was true, Joy of my life, Workin' on a building, Have you ever seen the rain, Keep on chooglin', Jambalaya, Hot rod heart, I put a spell on you, Cotton fields, I heard it thru the grapevine, Rock and roll girls, Down on the corner, Old man down the road, Fortunate son y en los bises Rockin' all over the world y Proud Mary. Brutal repertorio, aunque algunos echamos de menos Travellin' band, Suzie Q y Midnight special. Esperemos que no tarde otros cuarenta años en volver.
Mr. Sheep
Sobre el concierto en sí no tengo apenas objeciones, ya que me gustaron el repertorio y sobre todo la actitud, las tablas y esa aparente facilidad para engranar algunos de los más grandes temas de la historia del Rock sin caer en altibajos, bueno un altibajo sí que hubo cuando nos contó lo enamorado que estaba en la soporífera Joy of my life, pero se lo podemos perdonar. Entre lo más criticable del bolo el excesivo precio de las entradas, casi sesenta euros por un concierto en una sala tan sosa y simple son demasiados; y el ridículo papel del personal de seguridad durante el concierto, persiguiendo, molestando, asustando y en algún caso expulsando de la sala a la gente que hacía fotos; aunque a mí me pueden llegar a agobiar los que se tiran todo un concierto grabando o fotografiando no hay que exagerar, yo creo que si alguien lleva más de treinta años esperando ver a uno de sus héroes musicales se le puede perdonar que quiera guardar parte de sus emociones en formato digital.
Mr. Wolf
Más info en la web del músico
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