NASHVILLE PUSSY + SUPERSUCKERS. RAZZMATAZZ 3. 02/04/09

Lo que debería haber sido una gran noche rockera (que afortunadamente lo fue) empezó siendo un auténtico calvario para los asistentes debido al desastre organizativo. En primer lugar la sala no era la adecuada. Razzmatazz 3 está bien para conciertos de escaso público, pero para ocasiones como esta se convierte en una auténtica sauna con nefasta visibilidad (el escenario bajo, las columnas...). A ello hay que añadir la falta de puntualidad a la hora de abrir (más de media hora siendo una noche fría y lluviosa), la falta de información en el tema de las entradas (gente que no sabía si comprar la suya en la taquilla o en la puerta, gente en una cola que no le correspondía...), y lo que ya fue el colmo, que después de abrir tarde los Pussy salieran pronto a escena cuando muchos estaban aún en la calle. Increíble. Que falta de respeto por la gente. No sé si la culpa es de los organizadores, de los responsables de la sala o de ambos, pero realmente hacía tiempo que no veía tanta ineptitud. Que se lo hagan mirar.

Pasemos a la música. Nashville Pussy son ya unos habituales de nuestros escenarios y esta vez nos ofrecieron un furioso set de una hora escasa que nos dejó con ganas de más. Blaine Cartwright apareció ataviado con una camiseta de Judas Priest y tan malcarado como siempre (aunque según tengo entendido en realidad es una persona muy afable) y Ruyter Suys no nos falló y fue un vendaval sobre el escenario, como en ella es habitual. Sonaron muy bien los temas de su nuevo trabajo From hell to Texas como Speed machine o I'm so high, así como los demás, caso de The bitch just kicked me out, la versión de Nutbush city limits o Go motherfucker go, que no falta nunca. Fue una potente y sudorosa hora.

Y después "The greatest Rock'N'Roll band in the world": Supersuckers, otros habituales que también acaban de editar disco, su nuevo Get it together. ¿Qué nos ofrecieron? Os lo podéis imaginar, canciones irresistibles como Rock'N'Roll records (ain't selling this year), Bad bad bad, o esas que en directo nunca fallan: Pretty fucked up o Born with a tail. Afortunadamente no dejaron de lado tampoco su faceta más country y nos regalaron un bonito set con temas más relajados, entre otros Dead in the water y esa verdadera joya de su discografía llamada Roadworn and weary. En las últimas canciones Eddie Spaguetti y los suyos pudieron ver unas primeras filas realmente enloquecidas y empapadas en sudor que acabaron la noche felizmente pese a haberla iniciado con mal pie.

Para finalizar podemos decir que está muy bien tener conciertos así con dos espléndidas bandas, pero esperemos que la próxima vez los que se encarguen del evento no sean una panda de inútiles como ha ocurrido en esta ocasión.

Mr. Wolf

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